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Medio Oriente: ¿Autocracias Nucleares? | IDEOLOGÍAS EN LA LUCHA GEOPOLÍTICA | La Energía Nuclear como herramienta de independencia

En el capítulo anterior, exploramos la evolución ideológica de China y reflexionamos sobre su posición en el espectro político actual. Ahora, cambiamos de escenario para adentrarnos en el Medio Oriente, una región marcada por tensiones políticas y estrategias de supervivencia particulares. Bajo la filosofía de “La energía atómica es la única forma de mantener un país autónomo”, varios gobiernos han buscado fortalecer su posición frente a las amenazas externas, ya sea asegurando la autonomía energética o avanzando hacia la construcción de armas nucleares.

En este capítulo, examinaremos cómo esta idea se materializó en tres contextos emblemáticos: la carrera nuclear de Irak bajo Saddam Hussein, el desarrollo nuclear clandestino de Pakistán y el complejo camino de Irán hacia la energía atómica.

El caso de Irak de Hussein

Todo comenzó en la década de 1960, cuando Irak emprendió su programa nuclear con la ayuda de Francia, que construyó el reactor Osirak, inicialmente destinado a la investigación científica y la producción de isótopos. Sin embargo, tras el golpe de Estado en 1968 por el Partido Baaz Árabe Socialista y la llegada al poder de Saddam Hussein en 1979, el enfoque cambiaría hacia la producción de armas.

El reactor Osirak fue bombardeado en 1981 por Israel, en un ataque preventivo que buscaba neutralizar cualquier avance iraquí en la carrera armamentista nuclear. Este golpe obligó al régimen de Hussein a explorar métodos alternativos para desarrollar armas nucleares, especialmente porque ya había estallado la guerra contra Irán en 1980 que duraría hasta 1988.

En 1990, Hussein empezaría la Guerra del Golfo tras la invasión a Kuwait, poniéndolo en la mira de las potencias occidentales. Bajo presión internacional, el país se vio obligado a someterse a inspecciones de la ONU para analizar su programa nuclear. Aunque en 2003 Estados Unidos justificó su invasión alegando la existencia de armas de destrucción masiva, nunca se encontraron pruebas concluyentes. Este vacío generó debates sobre la legitimidad de la intervención, pero dejó en claro que las ambiciones nucleares de Hussein estuvieron vigentes en un momento.

El Primer Ministro de Kuwait Alaa Hussein Ali y Saddam Hussein (Licencia Wikimedia Commons)

El caso de Pakistán

En Pakistán, el desarrollo nuclear estuvo profundamente vinculado a la rivalidad histórica con la India. Desde la independencia en 1947 del Reino Unido, las tensiones entre ambos países han definido gran parte de la política en Asia del Sur. La creación de Pakistán como república islámica respondió al deseo de la población musulmana de separarse del dominio hindú, pero la fragmentación territorial no trajo consigo estabilidad.

Pakistán dio un giro decisivo hacia la energía nuclear en los años 70, gracias a Abdul Qadeer Khan, un ingeniero nuclear pakistaní que obtuvo acceso a tecnología avanzada sobre enriquecimiento de uranio, paso previo para desarrollar armamento nuclear, mientras trabajaba en Europa. A su regreso, Khan fundó el laboratorio Khan Research Laboratories para el desarrollo del armamento clandestino con ayuda del Estado. En una década, Pakistán realizó su primera prueba nuclear en 1999 como respuesta a los ensayos de la India, consolidando su posición en la región y demostrando que el equilibrio de poder podía mantenerse a través de la capacidad nuclear.

El Irán de los Ayatolas

El programa nuclear de Irán tiene una historia compleja que se remonta a los años 50, cuando el país aún era gobernado por el Sha, un monarca aliado de Occidente. Tras la Revolución Islámica de 1979 planeado por el Ayatollah Ruhollah Khomeini, el programa fue suspendido temporalmente, pero la guerra contra Irak en los 80 reavivó el interés por las capacidades nucleares como medio de defensa.

Revolución Islámica en Irán (Fuente: IRNA)

Irán desarrolló instalaciones nucleares en secreto, lo que generó preocupación internacional. Las acusaciones de que había adquirido tecnología de Abdul Qadeer Khan y de que estaba enriqueciendo uranio a niveles críticos llevaron a sanciones económicas que golpearon fuertemente su industria petrolera. Sin embargo, el país logró negociar el levantamiento de algunas sanciones con el Plan de Acción Integral Conjunto, un acuerdo firmado con las potencias occidentales en 2015 donde Irán debía frenar su capacidad nuclear y ser supervisado bajo la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Este pacto, sin embargo, tuvo vida corta. Estados Unidos se retiró del acuerdo en 2018, argumentando que no limitaba la creciente influencia de Irán en la región. En respuesta, Teherán reanudó su programa nuclear, viéndolo como una herramienta para asegurar la supervivencia de su gobierno y reforzar su autonomía frente a la presión internacional.

En el siguiente capítulo, siguiendo por la misma región, nos movemos hacia Arabia Saudita. Analizaremos como se mantiene vigente una teocracia ante los retos geopolíticos del mundo contemporáneo.

Redacción Goberna

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