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China: ¿Comunismo Capitalista? | IDEOLOGÍAS EN LA LUCHA GEOPOLÍTICA | La fusión entre Control Estatal y Apertura Económica

En el capítulo anterior, exploramos cómo el asesor de Hugo Chávez, acusado de ser parte de círculos fascistas, jugó un papel crucial en la revolución bolivariana, aunque su vínculo con el gobierno terminó abruptamente con su expulsión. En esta ocasión, nos trasladamos a un escenario distinto pero igualmente polémico: China, donde las tensiones entre ideología y pragmatismo han dado forma a una singular fusión entre control estatal y apertura económica, una combinación que también ha suscitado acusaciones similares.

Cuando la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin en 1945, China quedó envuelta en una feroz guerra civil. El Partido Comunista Chino (PCCh) y el gobierno liderado por el Partido Kuomintang se disputaban el control del país. Tras años de lucha, la victoria de los comunistas en 1949 marcó el nacimiento de la República Popular China. «La fuerza-núcleo que guía nuestra causa es el Partido Comunista. La base teórica que guía nuestro pensamiento es el marxismo-leninismo” es la frase de apertura del Libro Rojo de Mao Zedong que definió a su nación en su lucha contra los “elementos capitalistas” de los próximos años.

El Maoísmo: Ideología, Revolución y Consolidación del Partido Comunista Chino

Mao no solo adoptó el marxismo; lo moldeó según las necesidades de China, creando lo que más tarde sería conocido como «Marxismo-Leninismo-Maoísmo». Su visión promovía a los campesinos como la fuerza revolucionaria que transformaría a China en una potencia industrial a través de iniciativas como El Gran Salto Adelante. Sin embargo, el costo en vidas humanas y muchos de sus resultados no fueron los esperados por lo demás funcionarios del Estado, por lo que Mao empezó a ser apartado del poder.

Pese a estos sucesos, el PCCh consolidó completamente su control sobre el país. Mao se convirtió en un referente simbólico fundamental para la política China. Tras su muerte, empezaría un momento de incertidumbre por quien asumiría el mando. Sucesos como la aparición de La Banda de los Cuatro, un grupo de altos dirigentes del PCCh, reclamaron su posición como los herederos del poder, pero fueron condenados. Al final, el vacío sería ocupado por Deng Xiaoping en 1978, quien traería consigo una visión radicalmente distinta para el futuro del país.

Deng Xiaoping y Mao Zedong (Licencia Wikimedia Commons)

La evolución política y económica de China

Deng enfrentó un país agitado, donde las demandas de mayor libertad política resonaban con fuerza. Figuras como Hu Yaobang, un exsecretario del Partido Comunista, o Fang Lizhi, profesor universitario, inspiraron movimientos estudiantiles que desafiaron al régimen. Aunque el partido respondió con represión, también adoptó medidas de «Liberalización Antiburguesa», buscando modernizar el sistema sin abandonar el modelo de partido hegemónico.

La verdadera revolución llegó en el ámbito económico. Deng introdujo reformas que rompieron con la ortodoxia marxista, inspirándose en la filosofía proteccionista de Friedrich List: «proteger la industria nacional hasta que estuviera lista para competir en el mercado global». Bajo su liderazgo, China se abrió al comercio internacional fabricando todo tipo de productos, creó Zonas Económicas Especiales y fomentó una intensa estrategia de espionaje industrial. Estas medidas posicionaron a China como un gigante manufacturero, con un modelo que combinaba el dinamismo privado con la supervisión estatal.

A medida que la economía florecía, el Partido Comunista encontró nuevas formas de integrar a los empresarios en su estructura, una de ellas fue que el partido sea accionista de las empresas y fomente una cooperación privado-estatal. En un artículo publicado en la página openDemocracy, John Weeks planteó una pregunta provocadora: «Is China a fascist state?». Su argumento gira en torno al concepto de «corporativismo fascista», en el cual el estado controla la economía mediante corporaciones, permitiendo un sector privado altamente capacitado que opera bajo estricta vigilancia del gobierno.

El pensamiento Xi Jinping

Desde 2012, Xi Jinping ha liderado un cambio significativo en la política china. Bajo su dirección, el «Socialismo con Características Chinas» se consolidó como el núcleo de la ideología oficial, mientras que el «Sueño Chino» promete transformar al país en una superpotencia global.

Otro de los pilares de su estrategia es el plan “China 2050”, que busca modernizar las fuerzas armadas y expandir la influencia china en el escenario global. En este contexto, destaca el libro Guerra Irrestricta, escrito por dos coroneles del Ejército Popular de Liberación Chino, que redefine el concepto de guerra como un fenómeno omnipresente: desde la economía hasta la tecnología, cualquier aspecto puede convertirse en un campo de batalla. Este enfoque ha guiado megaproyectos en África y América Latina, donde China desafía la hegemonía estadounidense.

Ubicar a China en una ideología política tradicional es un desafío. Su modelo combina elementos de justicia social impulsados por el Partido Comunista con principios de derecha, como el conservadurismo y la apertura al mercado global. En muchos aspectos, se asemeja a la «Cuarta Teoría Política» que mencionamos en el primer capítulo: un sistema que rechaza las categorías tradicionales y forja un camino propio.

En el siguiente capítulo, nos trasladamos a la región de Medio Oriente, aquí analizaremos un fenómeno que relaciona al desarrollo de la energía atómica como método de supervivencia de los regímenes que habitan en esta zona.

Redacción Goberna

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