En el capítulo anterior, exploramos un servicio de inteligencia que, aunque raramente se menciona en los medios, posee una letalidad formidable: el Servicio de Inteligencia Canadiense, conocido como CSIS. Este organismo opera en las sombras, en gran parte gracias a su pertenencia a la alianza de los Cinco Ojos, lo que permite a agencias más reconocidas como la CIA asumir la responsabilidad cuando surgen acciones cuestionables. Sin embargo, otro servicio de inteligencia occidental que también merece atención es la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), el cual no pasa desapercibido en el contexto global.
Cuando se habla de la DGSE, uno podría imaginar a un personaje salido de una novela de espías: movimientos calculados, mensajes codificados y operaciones encubiertas que cruzan fronteras. Pero, lejos de la ficción, el DGSE representa una herramienta estratégica clave para Francia, actuando en el intrincado mundo del espionaje económico, las operaciones cibernéticas y la preservación de su influencia geopolítica en el mundo.
Espionaje Económico: Un as bajo la manga
Para la DGSE, el verdadero campo de batalla no siempre se encuentra en bases militares o sedes gubernamentales. Muchas veces, la acción ocurre en oficinas corporativas, donde el flujo de información puede definir el éxito de toda una nación. El espionaje económico es una especialidad de esta agencia, que no solo recopila datos estratégicos de empresas extranjeras, sino que los canaliza hacia industrias francesas para asegurarles una ventaja competitiva en el mercado global.
Un ejemplo que resalta la efectividad de estas operaciones fue el espionaje a empresas tecnológicas estadounidenses en la década de 1980. Según el ensayo El estado francés y la inteligencia económica de Javier Rodríguez, el DGSE captó informantes entre los empleados de las delegaciones en Francia de empresas estadounidenses, las que incluye: IBM, Texas Instruments y Corning, obteniendo información crucial para fortalecer la industria nacional. Este movimiento, aunque controvertido, reflejó la determinación de Francia para proteger su posición en un mundo donde la economía y la tecnología son armas tan poderosas como los misiles.
Ellen Nakashima, periodista del Washington Post, llegó a catalogar al DGSE como la segunda agencia de espionaje económico más efectiva, solo por detrás de China, el cual tuvimos la oportunidad de analizar en el capítulo 4. En la práctica, este enfoque ha permitido a Francia mantenerse a la vanguardia en sectores clave, desde la aeronáutica hasta la inteligencia artificial, consolidando su relevancia en el mercado global.
El ciberespacio como campo de batalla
En el ámbito de la ciberguerra, la DGSE ha demostrado que las operaciones virtuales pueden ser tan disruptivas como las físicas. Una de sus acciones más destacadas ocurrió en 2011, cuando el gigante automovilístico Renault fue blanco de un ataque informático que comprometió información sobre sus avances en vehículos eléctricos. Aunque en un principio se sospechó de una acción aislada, las investigaciones revelaron que el ataque estaba vinculado a toda una red de ciberdelincuentes.
Aquí entra el DGSE, que colaboró estrechamente con los equipos de seguridad de Renault para proteger a la empresa de nuevos ciberataques, como también buscó identificar y neutralizar a los responsables. Esta operación no solo protegió un sector clave de la economía francesa, sino que también envió un mensaje contundente: Francia no tolerará injerencias en su soberanía tecnológica.
Operaciones encubiertas: El caso Farewell
No todas las acciones del DGSE tienen lugar en el ciberespacio. Durante la Guerra Fría, esta agencia fue protagonista de una de las operaciones de espionaje más emblemáticas: El caso Farewell. Vladimir Vetrov, un ingeniero soviético y doble agente, se infiltró en los círculos más cercanos de la KGB, proporcionando a Francia información de incalculable valor.
Gracias a su valentía, la DGSE logró identificar a numerosos espías soviéticos que operaban en Occidente, fortaleciendo las defensas de los países aliados contra la influencia del bloque comunista. Vetrov pagó un alto precio por su traición, pero su sacrificio consolidó al DGSE como un actor clave en la lucha contra la Unión Soviética.
Las ’Neocolonias’ Francesas
Aunque Francia dejó atrás su época imperial, su relación con las antiguas colonias sigue siendo un tema de debate. Tras la Segunda Guerra Mundial, las tensiones por mantener el control en regiones como Indochina y el norte de África resultaron en fracasos militares y pérdida de territorios. Sin embargo, la DGSE adoptó una nueva estrategia: influir en estas naciones desde dentro.
En el contexto actual, esta influencia se manifiesta en los partidos políticos alineados con intereses franceses y en el uso de la moneda franco CFA, que sigue vigente en varios países africanos. A pesar de que Francia utiliza el euro en su territorio, el franco CFA permite mantener una influencia económica directa sobre las finanzas africanas, lo que le ha costado distintas acusaciones, entre ellas por parte de diplomáticos italianos, de mantener prácticas coloniales en África como menciona el artículo para la BBC News: Qué es el franco CFA, la moneda africana por la que acusan a Francia de seguir «colonizando» África.
Una muestra reciente del rechazo a estás prácticas se dio tras los golpes de Estado en el Sahel desde 2021, donde líderes locales acusaron a los gobiernos anteriores de mantener acuerdos secretos con Francia, incluyendo la explotación de recursos estratégicos, como el plutonio, a precios ridículos. Estas revelaciones no solo sacaron a la luz las tensiones entre Francia y sus antiguas colonias, sino que también evidenciaron el alcance de las operaciones del DGSE en la región.
En el siguiente capítulo, nos trasladamos a India, donde analizaremos al RAW, la agencia agencia de inteligencia exterior. Este servicio de inteligencia se destaca por su influencia para asegurar los intereses de la india a nivel regional, inclusive, llegando a quitarle miles de kilómetros de territorio a su rival histórico.