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Alauitas en Siria: El doble discurso de Ahmed el Sharaa

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Mientras Ahmed el Sharaa lanza un llamado a la unidad y la reconciliación nacional, informes sobre violencia en regiones alauitas han generado interrogantes sobre la verdadera dirección de su gobierno. Las fuerzas armadas han intensificado operaciones en zonas consideradas leales al depuesto Bashar al Assad, lo que ha desatado una serie de enfrentamientos y represalias. Sin embargo, algunos medios occidentales han presentado estos hechos como culpa directa de las protestas «pro Assad», sin profundizar en la dimensión sectaria y política de la crisis.

Este contexto plantea dudas sobre si el mensaje de Sharaa es un paso genuino hacia la pacificación del país o una estrategia para reconfigurar el equilibrio de poder. La situación de los alauitas, históricamente ligados al régimen, se vuelve cada vez más incierta en este nuevo escenario. En este análisis, exploraremos el papel de esta comunidad en la política siria, las razones detrás de la reciente violencia y el impacto que podría tener la narrativa del nuevo presidente en la estabilidad del país.

Contexto Político en Siria tras la caída de Bashar Al Assad

La historia política contemporánea de Siria ha estado profundamente influenciada por la familia al-Assad. En 1970, Hafez al-Assad asumió el poder tras un golpe de Estado dentro del Partido Baaz, estableciendo un régimen autoritario con un fuerte control militar y de inteligencia y contrainteligencia. Su gobierno se caracterizó por una ideología panarabista y secular, promoviendo la identidad árabe y manteniendo al Estado alejado de influencias religiosas en la política. A su fallecimiento en el año 2000, su hijo, Bashar al Assad, asumió la presidencia, prometiendo reformas y modernización, aunque mantuvo gran parte del aparato represivo heredado.​

Durante el mandato de Bashar al-Assad, Siria experimentó una relativa estabilidad hasta 2011, cuando las protestas de la «Primavera Árabe» desembocaron en una guerra civil. El gobierno de Assad, que heredó los ideales del partido Baaz, se enfrentó a diversas facciones rebeldes que buscaban cambios políticos y, en algunos casos, la implementación de un sistema basado en interpretaciones más estrictas del Islam. A pesar de los esfuerzos por mantener la unidad nacional, el conflicto se intensificó, involucrando a potencias extranjeras y exacerbando las divisiones sectarias y políticas en el país.​

Entre los grupos rebeldes destacados surgieron el Ejército Libre Sirio (ELS) y Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), donde Ahmed el Sharaa sería militante. Lo curioso es que muchas naciones occidentales clasificaron a HTS como una organización terrorista debido a sus conexiones. Sin embargo, tras la caída de Assad y la toma de control por parte de los rebeldes, algunos países han reconsiderado esta designación. Por ejemplo, el enviado especial de la ONU para Siria sugirió que las potencias internacionales deberían reevaluar la etiqueta de «terrorista» aplicada a HTS, considerando su rol en el nuevo escenario político sirio. Este cambio ha generado debates sobre la legitimidad de HTS y su posible implicación en actos de violencia recientes que detallaremos.

Las fuerzas opositoras a Bashar al Assad rompen un cartel de su rostro y la bandera antigua de Siria (Fuente: BBC)

¿Quiénes son los Alauitas y cuál es su Rol en el Conflicto Sirio?

El conflicto en Siria no puede entenderse sin considerar las profundas divisiones entre el chiismo y el sunismo, una fractura que ha moldeado la geopolítica de Medio Oriente durante siglos. Estas diferencias han definido alianzas internas en Siria y han influenciado el respaldo de actores externos. Mientras que Irán, una nación chiita, ha sido el principal aliado del régimen de Assad-con ayuda de la Guardia Revolucionaria Iraní-; las potencias suníes, como Arabia Saudita y Turquía, han apoyado a los grupos rebeldes. Incluso, en los últimos años, se ha observado una creciente tendencia entre sectores suníes a alinearse estratégicamente con Israel, un fenómeno impensable en décadas anteriores pero que ha surgido en oposición al eje de la resistencia.

Los alauitas, una rama del chiismo con influencias sincréticas, representan aproximadamente entre el 10% y el 15% de la población siria. Su ascenso político comenzó en 1970 con la llegada al poder de Hafez al-Assad -como vimos en la parte del contexto político-, quien consolidó un gobierno dominado por la élite alauita, especialmente en el aparato militar y de inteligencia. Esta estructura de poder generó resentimiento entre los sectores mayoritarios suníes, quienes veían con recelo la hegemonía de una minoría en las instituciones clave del Estado. A pesar de los intentos de proyectar un gobierno secular y panarabista, el trasfondo sectario siempre fue un factor latente en la estabilidad del país.

Con el estallido de la guerra civil siria en 2011, la cuestión sectaria se convirtió en un factor determinante del conflicto. Los alauitas fueron señalados como el pilar del régimen, lo que los convirtió en blanco de ataques y represalias. Los propios militantes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el Ejército Libre Sirio (ELS) -de los cuales ya hablamos-, han llevado a cabo ofensivas en áreas alauitas, justificando sus acciones como parte de la lucha contra el gobierno de Assad. Sin embargo, estos ataques también han exacerbado la percepción de la guerra como un conflicto sectario, donde la caída de Assad no solo significaría un cambio político, sino también una amenaza existencial para la comunidad alauita.

Alauitas
Mapa de la presencia Alaulita en Medio Oriente (Fuente: De NordNordWest and Supreme Deliciousness, CC BY-SA 1.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=20747738)

¿Por qué los Alauitas han sido Blanco de Ataques Recientes?

Por lo tanto, luego de lo visto, nos podemos dar una idea de porqué que en los últimos días la violencia contra la comunidad alauita ha aumentado significativamente, evidenciando un recrudecimiento del conflicto sectario en Siria, por lo que los recopilaremos a continuación.

  1. Venganza y represalias: Grupos rebeldes y extremistas han intensificado sus ataques contra los alauitas, viéndolos como responsables directos de las acciones del régimen de Assad. Muchos de estos ataques son actos de represalia tras operaciones militares del gobierno en zonas opositoras, donde se han producido ofensivas que han afectado a comunidades suníes.
  2. Debilitamiento del régimen: Con la creciente inestabilidad y las divisiones dentro del propio gobierno sirio, las fuerzas de oposición han identificado vulnerabilidades en los bastiones alauitas. A medida que el control del régimen se debilita, los ataques a esta comunidad buscan desestabilizar aún más la estructura de poder y aumentar la presión contra las fuerzas leales a Assad.
  3. Interferencia de actores extranjeros: La influencia de potencias como Turquía y algunos países del Golfo ha contribuido a alimentar las tensiones sectarias. En muchos casos, los alauitas han sido blanco de ataques como parte de una estrategia geopolítica para reducir el poder del régimen de Assad y fortalecer la influencia de actores suníes en la región. Esta interferencia externa ha permitido la financiación y armamento de grupos rebeldes con posturas radicales contra la comunidad alauita.
  4. Disputas internas dentro de Siria: A pesar de su histórica asociación con el gobierno, no todos los alauitas respaldan incondicionalmente a Bashar al Assad. Dentro de la comunidad hay sectores que han expresado descontento con el rumbo del país y han intentado distanciarse del régimen. En este sentido, algunos ataques también pueden estar dirigidos a alauitas que buscan una vía política alternativa o que son percibidos como traidores por facciones más radicales.

En este contexto, la situación de los alauitas se vuelve cada vez más frágil, obligándolos a reforzar su seguridad y redefinir su rol dentro del nuevo panorama político sirio. La incertidumbre sobre el futuro del país y la persistencia de la violencia sectaria siguen siendo factores clave en el destino de esta comunidad.

Operaciones Psicológicas y el Control de la Narrativa

El discurso de Ahmed al-Sharaa, ahora como presidente interino de Siria, no solo busca proyectarlo como un líder de transición, sino también redefinir la imagen de su organización en la escena internacional. Su llamado a la unidad llega en un contexto de creciente violencia sectaria, donde las fuerzas bajo su mando han sido señaladas en ataques contra comunidades alauitas y otros grupos rivales. Mientras su retórica se enfoca en la reconciliación, la realidad del conflicto sigue marcada por represalias y desplazamientos, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre si su liderazgo representa un verdadero cambio o una reconfiguración estratégica del poder en Siria.

Desde la óptica de las operaciones psicológicas (PSYOPS), el mensaje de Sharaa cumple un doble propósito: consolidar su gobierno en el plano interno y ganar legitimidad ante la comunidad internacional. La eliminación de grupos rebeldes como HTS de las listas de organizaciones terroristas en algunos países occidentales sugiere que su estrategia está teniendo impacto, reestructurando la narrativa en torno a su figura. Sin embargo, la persistencia de la violencia en zonas clave plantea dudas sobre la efectividad de su discurso conciliador. Los medios de comunicación y plataformas digitales han jugado un papel clave en esta transformación, amplificando su mensaje y restando importancia a las acusaciones de crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas.

A nivel geopolítico, la llegada de Sharaa al poder ha generado reacciones diversas. Actores como Rusia, Irán, Turquía y Estados Unidos evalúan su liderazgo en función de sus propios intereses estratégicos en la región. Mientras algunos gobiernos podrían ver en él una oportunidad para estabilizar Siria, otros lo consideran un riesgo debido a los antecedentes extremistas de HTS y su vínculo con Al Qaeda. La comunidad internacional y la diáspora siria también juegan un papel determinante en el futuro de su administración, ya que su reconocimiento o rechazo definirá la viabilidad de su gobierno en el largo plazo. En este escenario, la forma en que Sharaa continúe manejando su discurso será crucial para su consolidación o eventual colapso político.

Conclusión: ¿Es viable la estrategia de Ahmed el Sharaa?

El liderazgo de Ahmed el Sharaa se encuentra en un punto de inflexión. Mientras intenta proyectarse como un líder de transición y conciliación, la realidad en Siria sigue marcada por la violencia sectaria y la inestabilidad política. Su pasado como militante de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), grupo que anteriormente fue designado como organización terrorista en varias jurisdicciones, plantea interrogantes sobre la autenticidad de su discurso y las verdaderas intenciones de su gobierno. Además, la eliminación de HTS de algunas listas de terrorismo y su reciente posicionamiento en el poder han generado un reajuste geopolítico, donde actores internacionales evalúan si su administración representa la estabilidad en Siria o una nueva amenaza regional.

Desde la perspectiva de la inteligencia estratégica y las operaciones psicológicas (PSYOPS), la narrativa de Sharaa busca redefinir el equilibrio de poder en Siria. Sin embargo, su éxito dependerá de múltiples factores: la aceptación de su liderazgo por parte de la población, la postura de las potencias internacionales y la capacidad de su gobierno para distanciarse de las acciones extremistas que marcaron su pasado. La comunidad alauita, históricamente vinculada al régimen de Assad, enfrenta ahora un panorama incierto, mientras que la comunidad internacional sigue observando con cautela la evolución del nuevo gobierno.

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