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Recursos en el Ártico: ¿La Última Frontera Energética?

Tabla de contenidos

En el capítulo anterior, exploramos cómo el avance tecnológico ha redefinido el escenario geopolítico en torno a la búsqueda de los recursos naturales que lo alimenten. Sin embargo, hay otro contexto que está aumentando su relevancia geopolítica: el Ártico. Esta zona representa uno de los últimos grandes territorios inexplorados con vastas reservas de recursos como petróleo, gas natural, entre otros que abordaremos más adelante. Una de las razones de ello es por el cambio climático, el cuál ha acelerado el deshielo en esta región, exponiendo sus riquezas energéticas disputadas por distintos países, lo que también genera consecuencias económicas, ambientales y políticas.

¿Qué es el Ártico?

El Ártico es la región más septentrional, es decir, que está lo más al norte del planeta. Dado que bordea el Polo Norte, esta zona se caracteriza por su clima extremo, sus vastos casquetes polares y su ecosistema único, hogar de especies como osos polares, focas y ballenas. El Ártico desempeña un papel crucial en la regulación climática global debido a su capacidad para reflejar la radiación solar y mantener el equilibrio térmico del planeta.

Zonas del ártico (Fuente: Arctic.svg: Sanaoderivative work: Rowanwindwhistler (discusión) – Arctic.svg, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46002818)

Historia del control del Ártico

El Ártico involucra directamente a ocho países conocidos como los «Estados del Ártico»: Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca (a través de Groenlandia), Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia. La historia de cómo estas naciones llegaron a tener control sobre partes del Ártico está profundamente ligada a la exploración, la expansión territorial y acuerdos internacionales. Durante el siglo XIX, Rusia y los Estados Unidos empezaron a consolidar su presencia en la región, con Rusia explorando Siberia y los mares árticos, y Estados Unidos adquiriendo Alaska en 1867 tras una compraventa con Rusia. Canadá, a su vez, extendió su soberanía hacia el norte mediante expediciones que reforzaron su control sobre el Archipiélago Ártico Canadiense.

Dinamarca aseguró su posición gracias a Groenlandia, cuyo estatus como territorio autónomo se consolidó en el siglo XX, mientras Noruega fortaleció su control sobre las islas Svalbard a través del Tratado de Svalbard en 1920, que le otorgó soberanía sobre el archipiélago. Islandia, Suecia y Finlandia, aunque geográficamente menos prominentes, obtuvieron influencia en la región a través de su cercanía y participación en el Consejo Ártico, un foro intergubernamental para la cooperación en estos temas. Esta historia de reclamaciones, exploraciones y acuerdos formó las bases de la presencia actual de estos países en el Ártico, una región que hoy es objeto de tensiones y disputas geopolíticas debido a su riqueza en recursos naturales y su importancia estratégica.

Los Recursos del Ártico

El cambio climático ha transformado el Ártico en un área geopolíticamente estratégica. Con las temperaturas aumentando a nivel global, el hielo ártico se derrite a un ritmo alarmante, abriendo nuevas rutas marítimas y exponiendo vastas reservas de recursos energéticos que se están volviendo más accesibles. A continuación, se presenta una tabla con los principales recursos del Ártico:

RecursosReservas EstimadasImportancia Económica
Petróleo13% del petróleo no descubierto del mundoEnergía global; crucial para la industria y transporte
Gas Natural30% de las reservas no descubiertas de gas naturalFuente energética clave para la generación eléctrica y calefacción
Minerales rarosAbundancia de níquel, cobalto, cobre y tierras rarasVital para tecnologías avanzadas como baterías y semiconductores
Agua dulceGrandes reservas en forma de glaciares y casquetes polaresCrítico para futuras necesidades de agua potable y agricultura
Pescados y mariscosPesquerías ricas en bacalao, salmón y crustáceosIndustria alimentaria y económica para países del Ártico.
Fuente: Ministerio para Europa y de Asuntos Exteriores y Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA)

Ante esto, los países que poseen zonas del ártico han buscado darle distintos usos en su política interna. Rusia, por ejemplo, ha liderado la exploración y explotación en Siberia. Canadá, por su parte, ha defendido su soberanía sobre el Archipiélago Ártico, promoviendo iniciativas para desarrollar rutas marítimas y explorar recursos energéticos en sus territorios. Estados Unidos ha centrado sus esfuerzos en Alaska, posicionándose estratégicamente tanto en la extracción de recursos como en la seguridad de rutas marítimas clave.

Dinamarca, a través de Groenlandia, ha explorado minerales raros y buscado fortalecer su papel en las disputas territoriales del Ártico. Noruega ha destacado por sus proyectos de petróleo y gas en el Mar de Barents, mientras que Islandia ha utilizado su posición estratégica para influir en las negociaciones internacionales sobre pesca y sostenibilidad. Suecia y Finlandia han participado en investigaciones científicas y en promover acuerdos ambientales.

Repercusiones geopolíticas en el Ártico

Dado lo visto hasta ahora, no es sorpresa que el ártico se ha vuelto un nuevo frente en las disputas geopolíticas. La militarización del Ártico ha sido uno de los efectos más preocupantes.

El caso de Rusia

Rusia ha intensificado su presencia militar en la región al desplegar submarinos nucleares y modernizar su flota, generando tensiones con otras naciones interesadas en el Ártico como Estados Unidos y Canadá, que también buscan explotar los recursos energéticos de la región.

El país eslavo ha sido es de los actores más agresivos en la búsqueda de recursos en la región. Desde principios de la década del 2000, el Kremlin ha visto el Ártico como un área estratégica para su futuro energético y geopolítico. La empresa estatal Gazprom y la petrolera Rosneft han liderado los esfuerzos para explotar los recursos de esa zona. Incluso, en 2007, Rusia plantó una bandera en el fondo del océano Ártico en el Polo Norte, una acción simbólica que fue criticada por la comunidad internacional. 

Bandera rusa en el fondo del mar (Fuente: El País)

Una de las últimas narrativas que surgió fue la acusación de que Rusia había declarado nula la venta de Alaska a Estados Unidos en 1867. Aunque esta afirmación fue desmentida, la realidad era más compleja. Lo que Rusia estaba buscando era asignar fondos para investigar y registrar propiedades rusas en el extranjero desde la época imperialista, lo que podría ser una forma de recuperar parte del poder e influencia que Rusia había perdido.

Las reclamaciones de Estados Unidos

Por otro lado, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en Alaska y ha aumentado las operaciones navales en aguas árticas. De la misma forma, tras la llegada del segundo mandato de Donald Trump, se ha tenido una política exterior agresiva por los territorios de Groenlandia y Canadá.

Anexión de Groenlandia

En 2019, Donald Trump sorprendió al mundo al proponer la compra de Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca. Según Trump, Groenlandia representaba una «gran operación inmobiliaria» debido a:

  • Su ubicación estratégica en el Ártico, clave para la seguridad y el control de rutas marítimas.
  • Sus recursos naturales, incluyendo petróleo, gas y minerales raros.
  • El impacto del cambio climático, que hace más accesibles los recursos y rutas marítimas.

Dinamarca rechazó la oferta, calificándola como absurda, pero este episodio reflejó el interés de Estados Unidos en expandir su influencia en el Ártico. Actualmente en su segundo mandato, la propuesta sigue en píe intensificado sus esfuerzos para obtener control sobre Groenlandia. Recientemente, sostuvo una tensa conversación telefónica con la primera ministra Frederiksen, en la que, ante la negativa danesa, adoptó una postura agresiva y amenazó con imponer aranceles selectivos a Dinamarca si no accedía a sus demandas.

Anexión de Cánada

Trump también insinuó el deseo de fortalecer el control sobre las aguas y territorios compartidos con Canadá en el Ártico, sugiriendo la posibilidad de anexar al país como el 51.º estado de la Unión. Tras la renuncia de Justin Trudeau el 6 de enero de 2025, Donald Trump intensificó estos comentarios en su plataforma Truth Social. En esta red, Trump argumentó que fusionar a Canadá con Estados Unidos eliminaría los aranceles, reduciría significativamente los impuestos y fortalecería la seguridad ante «la constante amenaza de barcos rusos y chinos».

Mientras tanto, los canadienses, según una encuesta reciente, no respaldan las afirmaciones de Trump: solo un 13% estaría de acuerdo con una fusión entre ambos países. Sin embargo, estos acontecimientos reflejan una estrategia más amplia de Trump de ejercer presión sobre aliados y rivales comerciales, generando inquietudes sobre el futuro de las relaciones bilaterales en América del Norte.

Mapa de Estados Unidos en caso de anexión de Canadá, Groenlandia y la zona perteneciente al canal de Panamá (Fuente: Nagihuin – Trabajo propio, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=157799976)

Conclusión: La batalla por el Ártico

El Ártico es mucho más que un territorio helado; es un campo de batalla estratégico donde convergen intereses económicos, políticos y ambientales. Los vastos recursos y el cambio climático han transformado esta región en una prioridad global, desencadenando tensiones entre las potencias involucradas. La militarización, las disputas territoriales y los intentos de asegurar la soberanía son solo el comienzo de un capítulo crítico en la historia geopolítica del siglo XXI.

En el siguiente capítulo, veremos la geopolítica del hambre en torno al control de los recursos estratégicos para alimentar la población y como los países lo usan a su favor. No te olvides de seguir nuestra serie Batalla por los Recursos Naturales.

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