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¿Las Big Techs nos Vigilan? | LA INFORMÁTICA COMO ARMA GEOPOLÍTICA | El Alcance de la Vigilancia Digital en el Control de la Información Personal

Tabla de contenidos

En el capítulo anterior, profundizamos sobre el uso de la censura y la desinformación en las redes sociales. Exploramos cómo estas prácticas se aplican para promover las agendas geopolíticas de distintos países, atacando directa o indirectamente a adversarios en un terreno digital que cada vez es más influyente. Sin embargo, las redes sociales son apenas una pieza del rompecabezas. También son parte de un ecosistema más amplio: las Big Techs. Si bien en el capítulo 7 analizamos cómo los proyectos de vigilancia masiva aprovechan los servidores de estas gigantes tecnológicas, ahora es el momento de investigar si estas empresas actúan de manera independiente en estas prácticas.

La privacidad, ese derecho que alguna vez consideramos inviolable, se ha transformado en un recurso cada vez más escaso. Las plataformas que nos prometen servicios «gratuitos» para facilitar nuestra vida cotidiana esconden un precio que pocos estamos dispuestos a admitir: nosotros mismos somos el producto. Detrás de las herramientas de comunicación y entretenimiento que usamos a diario, se encuentra documentado un modelo de negocio basado en la recopilación masiva de datos personales. Pero lo que realmente inquieta no es sólo su uso comercial, sino también su papel en operaciones geopolíticas y de seguridad nacional.

El precio de la gratuidad en el caso de META

Para millones de usuarios de Facebook (ahora META), la experiencia en redes sociales parece inocente. Subimos fotos, compartimos publicaciones y conectamos con amigos, pero cada clic, cada interacción, cada «Me Gusta» alimenta un sistema que utiliza nuestra información para propósitos mucho más oscuros. El escándalo de Cambridge Analytica en 2018 desnudó esta realidad. Se reveló que la consultora había utilizado datos de millones de usuarios sin su consentimiento, influyendo directamente en campañas políticas como el Brexit en Reino Unido y las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.

La gravedad del asunto llevó a Mark Zuckerberg, el CEO de META, a comparecer ante el Congreso de los Estados Unidos, donde enfrentó duras críticas por las prácticas de vigilancia y manipulación de datos que tienen la finalidad de moldear la opinión pública. «Fue mi error, y lo siento», dijo en un intento de reparar el daño, pero las implicancias de ese caso dejaron claro que las plataformas tecnológicas no sólo buscan beneficios económicos, sino que también se convierten en piezas clave en el ajedrez político global.

Usuario de la aplicación de Cambridge Analytica y Facebook (Fuente: Book Catalog – cambridge analytica facebook, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=87468247)

El intento de saltarse las restricciones en el caso Google

Google, el gigante que domina desde las búsquedas hasta el entretenimiento digital, no está exento de señalamientos. Sus múltiples servicios, desde Gmail y Google Maps hasta YouTube, recopilan vastas cantidades de datos que se utilizan tanto con fines comerciales como en actividades más controvertidas. Diego Naranjo, defensor de derechos digitales, señaló en una entrevista para Equal Time titulado The “normalisation of mass surveillance” could pose a threat to social mobilisation, que herramientas como Google Analytics y Google Fonts no sólo mejoran el rendimiento de los sitios web, sino que también recogen información que puede ser usada para vigilancia masiva.

La magnitud de este tipo de vigilancia salió a la luz con las revelaciones del exagente de la NSA Edward Snowden. Los documentos filtrados evidenciaron cómo las agencias de inteligencia utilizan los datos recolectados por empresas como Google para operaciones de seguridad nacional. En lo personal, no puedo evitar recordar cómo ciertos archivos que tocan temas polémicos desaparecieron de mi propia cuenta de Google Drive, dejándome con más preguntas que respuestas sobre el alcance real de este control.

¿Alexa escuchando a escondidas?

Mientras tanto, Amazon y su popular asistente de voz, Alexa, también han estado en el centro de la polémica. Aunque se promociona como una herramienta para facilitar tareas cotidianas, se ha demostrado que Alexa no sólo responde a nuestras órdenes, sino que también escucha cuando no debería. Informes de CNN que documenta en su artículo Amazon emplea a miles de personas para escuchar lo que le dices a Alexa, según reportes, revelaron en 2019 que Amazon empleaba equipos humanos para analizar grabaciones de sus usuarios, argumentando que es para «mejorar el rendimiento del dispositivo».

Más inquietante aún es el uso de estas grabaciones en investigaciones judiciales. En un caso en Arkansas, las autoridades solicitaron grabaciones de un dispositivo Alexa como evidencia en un juicio criminal, planteando serias dudas sobre dónde termina la privacidad y dónde comienza la vigilancia.

Telegram y la vigilancia estatal

En un mundo dominado por las Big Techs, plataformas como Signal o Telegram han intentado nadar contra la corriente. Pavel Durov, fundador de Telegram, ha defendido con firmeza la privacidad y la libertad de expresión de sus usuarios, convirtiendo su aplicación en un refugio para quienes buscan comunicaciones más seguras. Sin embargo, esta postura también ha tenido su costo. Durante una visita a Francia en 2024, Durov fue arrestado bajo acusaciones de no cooperar con organizaciones contra el tráfico de drogas, fraude, contenido sexual e incluso terroristas, un ejemplo que ilustraría cómo los gobiernos no dudan en presionar cuando ven amenazados sus intereses.

Pavel Durov y su aplicación contra la vigilancia
Fotografía de Pavel Durov (Fuente: TechCrunch – TechCrunch Disrupt Europe: Berlin 2013Uploaded by Schreibvieh, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30487348)

A pesar de las críticas, Telegram se ha mantenido como una alternativa independiente frente a las gigantes tecnológicas. Aunque la aplicación no ofrece cifrado de extremo a extremo por defecto, la personalidad de Durov se muestra como un ente que se enfrenta a las presiones gubernamentales, por lo que posiciona a su aplicativo como una herramienta valiosa en un panorama donde la vigilancia masiva parece ser la norma según los casos ya observados.

A lo largo de esta serie, hemos explorado cómo el universo de la informática, desde el Software Libre hasta las Big Techs , se ha convertido en un campo de batalla para la geopolítica, la seguridad y la libertad individual. Las herramientas que prometían conectar al mundo ahora son utilizadas para controlar narrativas, influir en elecciones y vigilar a millones de personas. Agradecemos profundamente a todos nuestros lectores por acompañarnos en este recorrido. Esperamos que esta serie haya brindado no sólo conocimiento, sino también la inspiración para cuestionar y reflexionar sobre el papel de la tecnología en nuestras vidas.

Un comentario

  1. Es una pena que hayamos llegado a estos niveles de vigilancia masiva, ya no se puede confiar ni en los privados ni en el Estado. Ya que no hay alternativa, el Estado debería por lo menos usar estas prácticas para defender a sus ciudadanos.

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