En el capítulo anterior, exploramos cómo la piratería informática se ha convertido en una herramienta poderosa para alterar el equilibrio geopolítico. Descubrimos cómo los propios ciudadanos, a través de sus iniciativas tecnológicas, pueden desafiar industrias enteras y atraer la atención, e incluso la ira, de los gobiernos que intentan frenar estas prácticas. Pero no todas las iniciativas ciudadanas se limitan a actos disruptivos contra industrias tecnológicas; algunas también han puesto en jaque a gigantes editoriales en el mundo académico, marcando una nueva batalla en la lucha por democratizar el conocimiento.
En el corazón de esta pugna surge el concepto de la «Socialización del Conocimiento» en el ámbito digital, una idea profundamente conectada con la democratización de la información. Popularizado por Lawrence Lessig en su influyente libro Free Culture, a pesar de que no use este término de manera explícita, su texto critica cómo las corporaciones utilizan leyes y tecnología para apropiarse de la cultura, restringir su acceso y sofocar la creatividad. La socialización del conocimiento propone, en cambio, la redistribución equitativa y eficiente del saber en la era digital, donde las fronteras del acceso pueden redefinirse con un solo clic.
Sci-Hub: El Robin Hood de la ciencia
Uno de los ejemplos más notables de este movimiento es Sci-Hub, una plataforma diseñada para ofrecer acceso gratuito a artículos científicos que usualmente están bloqueados tras costosas suscripciones, Sci-Hub opera de manera ingeniosa: recopila artículos mediante credenciales proporcionadas por académicos que apoyan la causa, almacenándolos en su base de datos y poniéndolos al alcance de cualquiera. Aunque, también se ha acusado a Sci-Hub de robar dichas credenciales. Cuando se introduce un DOI (Identificador de Objeto Digital) en su buscador, se genera el PDF del paper requerido.
Este modelo disruptivo ha enfrentado fuertes críticas y acciones legales, especialmente por parte de editoriales como Elsevier y Springer Nature, que ven en Sci-Hub una amenaza directa a su negocio, dado que sus suscripciones están destinadas a centros educativos con gran poder adquisitivo. En 2017, un tribunal de Nueva York falló en favor de Elsevier, ordenando el bloqueo de Sci-Hub en Estados Unidos. Sin embargo, la plataforma sigue operando globalmente a través de dominios alternativos, simbolizando un desafío constante al sistema establecido.
Alexandra Elbakyan: la ideóloga detrás de la plataforma
Detrás de este ambicioso proyecto está Alexandra Elbakyan, una joven que nació en la República Socialista Kazajistán cuya pasión por la tecnología la llevó a estudiar neurociencia informática. Desde sus primeros años, Elbakyan se encontró con los obstáculos que enfrentan los investigadores para acceder a publicaciones científicas esenciales. Inspirada por su creencia en la Socialización del Conocimiento y con una perspectiva influenciada por ideales comunista que comenta en varias entrevistas como la realizada por la Universidad Nacional de la Plata en Ciencia abierta, comunismo y astrología: Entrevista a Alexandra Elbakyan, ella considera que el saber científico no debe ser propiedad de corporaciones, sino un patrimonio de la humanidad.
Pese a enfrentar demandas legales y presiones internacionales que ya comentamos, Elbakyan ha continuado con su misión, siendo reconocida como una figura clave en el movimiento de acceso abierto. Su impacto ha sido tan profundo que fue nombrada una de las personas más influyentes en el ámbito académico, destacando su papel en la democratización del conocimiento científico.
Impacto geopolítico del libre conocimiento
El alcance de iniciativas como Sci-Hub trasciende el ámbito académico, generando tensiones geopolíticas al desafiar a las grandes editoriales dominados por corporaciones occidentales en su mayoría. Esta resistencia ha provocado respuestas como el Plan S, impulsado por financiadoras europeas que exigen que los resultados de investigaciones financiadas con fondos públicos se publiquen en revistas de acceso abierto.
Por otro lado, plataformas como Internet Archive, que discutimos en el capítulo anterior, enfrentan una presión constante no solo por parte de corporaciones, sino también de actores políticos. En un caso reciente, Internet Archive fue blanco de un ciberataque que dejó inoperativa la página. El grupo SN_BlackMeta se atribuyó el ataque acusando a la plataforma de beneficiar a intereses israelíes. Sin embargo, los defensores de Internet Archive respondieron que la biblioteca alberga documentos de todas las ideologías y movimientos políticos. Este incidente subraya cómo la lucha por el acceso al conocimiento no solo implica desafíos legales, sino también conflictos ideológicos y políticos.
En el siguiente capítulo, responderemos a la incógnita: ¿Cómo se obtiene privacidad digital en el activismo político? Analizaremos como los activistas, periodistas y actores políticos usan diversas técnicas para no dejar rastros de sus investigaciones.