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¿Qué es Hezbollah, cómo surgió y cuáles son sus ideales?

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En medio del creciente conflicto en Medio Oriente, Hezbollah ha vuelto a ocupar titulares globales. A finales de 2023, tras el estallido de violencia entre Israel y Hamas en Gaza, Hezbollah se posicionó con firmeza desde el sur del Líbano, intensificando su retórica contra Israel y realizando ataques fronterizos. Este protagonismo ha reavivado el debate sobre su papel en la región, pero también ha traído consigo muchas simplificaciones. Es un error común equiparar a Hezbollah con organizaciones como Al Qaeda o ISIS, debido a diferencias fundamentales, especialmente en su doctrina religiosa, pues Hezbollah profesa el chiismo duodeciman frente a ISIS y Al Qaeda que profesan el sunismo wahabista.

Hezbollah ha sido calificado como grupo terrorista por países como Estados Unidos, Israel y miembros de la Unión Europea. Empero, esta etiqueta no captura la complejidad de su naturaleza. Su acción política y militar está estrechamente vinculada con la resistencia armada y una narrativa antiimperialista que encuentra respaldo tanto en Irán como en otros sectores del mundo chií. En el tablero geopolítico, Hezbollah no es simplemente un actor local libanés, pues es una pieza clave en el llamado «Eje de la Resistencia«, que desafía la hegemonía occidental y sionista en Medio Oriente. Entender qué es Hezbollah, cómo surgió y qué ideales defiende es imprescindible para comprender muchas de las tensiones que sacuden hoy a la región.

Bandera de Hezbollah
Bandera oficial de Hezbollah. La imagen principal muestra un brazo levantado que sostiene un fusil AK-47, símbolo de la lucha armada. A la derecha, se representa un globo terráqueo, un libro -el Corán- y ramas de trigo, que simbolizan la dimensión religiosa, global y social del movimiento. El texto superior dice: “En verdad, el partido de Dios es el que prevalecerá” (cita del Corán, Sura 5:56), mientras que el texto inferior identifica al grupo como “La resistencia islámica en el Líbano”.

¿Qué es Hezbollah?

Hezbollah -también llamado como Hezbolá o Hizbullah-, cuyo nombre en árabe significa «Partido de Dios», es una organización político-religiosa chií con base en el Líbano. Aunque sus orígenes se remontan a 1982 cuando grupos armados chiitas resistieron a la invasión israelí al Líbano, Hezbollah fue fundado oficialmente en 1985, año en que publicó su primer manifiesto político con su respectivo nombre. Desde entonces, ha evolucionado en una estructura compleja que abarca funciones militares, políticas y sociales. La complejidad de la organización es que no es un simple grupo armado ni un partido político convencional, sino una entidad híbrida que combina militancia, participación institucional y una red de asistencia social.

Hezbolá está conformado por tres grandes ramas. En primer lugar, su brazo militar, conocido por su entrenamiento sofisticado, capacidad misilística y confrontaciones directas con Israel, demostrándose en el campo de batalla como lo acontecido en la Segunda Guerra del Líbano en 2006. En segundo lugar, el brazo político, que participa activamente en la vida parlamentaria del Líbano y ha ocupado cargos clave en el gobierno. Por último, su brazo social se encarga de brindar servicios médicos, educativos y humanitarios a las comunidades chiíes del país, especialmente en regiones empobrecidas o abandonadas por el Estado.

Propaganda de Hezbollah tras la guerra de 2006. En la imagen se observa un cartel con el lema “Our blood has won” (“Nuestra sangre ha vencido”) colgado sobre postes y edificios destruidos por los bombardeos israelíes en el sur del Líbano. Esta frase sintetiza la narrativa de victoria simbólica que el movimiento promovió tras resistir el conflicto, a pesar de la destrucción masiva. (Fuente: Wikimedia Commons)

En términos estructurales, Hezbollah mantiene una jerarquía interna bien definida con una cadena de mando alineada ideológicamente con el principio del Wilayat al-Faqih, una doctrina iraní que otorga autoridad política y religiosa a los líderes clericales chiíes -cosa que profundizaremos más adelante-. Esta alineación ideológica ha consolidado su estrecha relación con la República Islámica de Irán, principal financiador y aliado estratégico para la ejecución de operaciones de inteligencia y contrainteligencia. Además, Hezbolá ha mantenido lazos sólidos con el anterior régimen sirio de Bashar Al Assad y los militantes del Partido Social Nacionalista Sirio, lo que se tradujo en su participación activa a favor del baazismo.

Su campo de operaciones principal se encuentra en el sur del Líbano, en los suburbios del sur de Beirut (conocidos como Dahiya), y en el valle de la Bekaa. Sin embargo, su influencia se extiende más allá de las fronteras libanesas, participando activamente en conflictos regionales como el de Siria y en apoyo a grupos aliados como Hamas en Palestina. Esta capacidad de proyección regional ha contribuido tanto a su prestigio entre sus simpatizantes como a su clasificación como organización terrorista por parte de varios países como veremos a continuación.

PaísAño de designaciónRazón principal
Estados Unidos1997Considera que Hezbollah ha perpetrado y sigue perpetrando atentados contra intereses estadounidenses y de sus aliados en el Medio Oriente. Además, al ser aliado de Irán, colabora con la narrativa del «Gran Satán».
Israel1989Lo acusa de ser su principal enemigo y de amenazar su seguridad nacional.
Alemania2020Prohíbe todas las actividades del grupo por considerar que promueve el antisemitismo y la violencia.
Reino Unido2019Designación total por su vinculación con actividades terroristas internacionales.
Arabia Saudita2016Lo acusa de actuar como brazo armado de Irán y de desestabilizar a los países árabes sunitas.
Fuente: Time y France24

Historia de Hezbollah

La historia de Hezbollah está íntimamente ligada a los conflictos que han marcado el Líbano y Medio Oriente en las últimas décadas como ya adelantamos. Su origen se remonta a la invasión israelí del Líbano en 1982, durante la guerra civil libanesa (1975-1990). En ese periodo, Israel ocupó el sur del país con el objetivo de combatir a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), provocando una ola de indignación entre la población chií libanesa, que se sentía abandonada por el Estado y agredida por una fuerza extranjera. En ese contexto, diversos clérigos chiíes formados en Irán comenzaron a organizar la resistencia popular, que se convertiría más tarde en Hezbollah.

El grupo encontró apoyo estratégico, financiero e ideológico en la República Islámica de Irán, especialmente a través de la Guardia Revolucionaria Islámica, que desplegó una unidad especial en el Líbano, las conocidas Fuerzas Al-Quds. Esta conexión determinó la doctrina religiosa del movimiento -chiismo duodecimano y el principio del Wilayat al-Faqih (gobierno del jurista islámico)- y su inserción dentro del Eje de la Resistencia junto a otros movimientos con finalidades similares como es el caso de los hutíes. Durante los años 80 y 90, Hezbollah se consolidó como el principal actor armado del sur del Líbano.

Seguidores de Hezbollah durante una manifestación en el Líbano. Mujeres y jóvenes ondean banderas amarillas del movimiento frente a retratos de Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, y del ayatolá Alí Jameneí, guía supremo de Irán. La imagen refleja la profunda conexión ideológica entre Hezbollah y la República Islámica, así como la dimensión popular del movimiento. (Fuente: Bloomberg)

Uno de sus momentos clave fue en el año 2000, cuando Israel se retiró del Líbano, tras 18 años de ocupación. Hezbollah presentó este acontecimiento como una victoria histórica de la resistencia libanesa aplicándolo también como operación psicológica (PSYOPS). Posteriormente, en la guerra de 2006, el grupo enfrentó nuevamente a Israel durante 34 días, un conflicto que devastó gran parte del sur libanés pero que Hezbollah reivindicó como victoria tras haber resistido a una de las fuerzas militares más poderosas del mundo. En la actualidad, Hezbollah ha reforzado su papel como actor geopolítico con influencia transnacional tras su participación en otros conflictos como la guerra civil siria para apoyar los alauitas y al régimen de Bashar al-Ásad.

Hezbolá también ha sido acusado de operar células en Irak, Yemen y Bahréin, en apoyo a movimientos afines a Irán, lo que ha intensificado las tensiones con países del Golfo como Arabia Saudita. A nivel interno, Hezbollah mantuvo su presencia política en el Parlamento libanés, aunque enfrentó fuertes críticas durante la crisis económica que golpeó al país desde 2019. En el plano internacional, volvió a ser foco de atención tras el conflicto Israel-Hamas de 2023, en el que lanzó ataques desde el sur del Líbano como gesto de solidaridad, sin involucrarse directamente en una guerra total. Su rol actual combina presencia militar, legitimación política y expansión regional, en un equilibrio inestable entre resistencia, pragmatismo y poder.

¿Cuáles son los ideales de Hezbollah?

Los ideales de Hezbollah se articulan a partir de una mezcla de fundamentos religiosos, compromisos políticos y una narrativa de resistencia que ha evolucionado en el tiempo. Desde su fundación, el grupo ha estado fuertemente influido por el chiismo duodecimano que sostiene que la autoridad espiritual y política debe recaer en los descendientes del profeta Mahoma a través del linaje de Alí. En este marco, Hezbollah adopta el principio del velayat-e faqih, la doctrina iraní que sostiene que un jurista islámico (faqih) debe ejercer liderazgo político y religioso. En lo político, Hezbollah se define por tres pilares: la resistencia a Israel, la oposición a la hegemonía occidental y la promoción de la justicia social dentro del Líbano.

El grupo ha construido una imagen de defensor de los oprimidos, tanto en el plano local como internacional, y afirma luchar por la liberación de Palestina, la defensa de los derechos del pueblo libanés y la independencia de los países árabes frente al imperialismo. Esta visión ha quedado plasmada en sus dos manifiestos fundamentales. El primero, publicado en 1985, establecía una posición radical y revolucionaria. Hezbollah se definía como “la vanguardia de un Estado islámico en el Líbano” y declaraba abiertamente su lealtad al líder supremo de Irán, el Ayatolá Jomeini. El documento planteaba la desaparición de Israel como objetivo, rechazaba el sistema político libanés sectario y promovía la yihad como deber religioso.

Empero, en 2009, Hezbollah publicó un segundo manifiesto con un tono más pragmático y adaptado a la realidad política del Líbano y del entorno internacional. Si bien mantiene su identidad islámica y su adhesión al eje de la resistencia, el texto suaviza sus posturas pues ya no propone un Estado islámico, sino un Estado civil fuerte, justo y basado en la voluntad del pueblo. Reafirma su compromiso con la democracia consensuada, el pluralismo religioso y el desarrollo socioeconómico. A nivel geopolítico, el manifiesto no abandona su oposición a Israel y a Estados Unidos. También promueve la unidad entre musulmanes, rechaza la sectarización y llama a fortalecer los lazos con otros países islámicos, especialmente Irán.

Captura del manifiesto político de Hezbollah del 2009. Dicha versión fue publicada en Internet Archive.

Controversias y percepción internacional

Hezbollah es, quizás, uno de los actores más polarizantes del escenario internacional. Su definición varía radicalmente según el lente político o regional desde el que se le observe. Mientras que para sus seguidores es un movimiento de resistencia legítimo contra la ocupación israelí, para gran parte de Occidente es una organización terrorista, acusada de perpetrar atentados y desestabilizar gobiernos en la región. Como ya se detalló, países como Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita han designado a Hezbollah como grupo terrorista. Sin embargo, esta percepción no es unánime: Rusia y China, por ejemplo, no lo consideran un grupo terrorista, y muchos en el mundo árabe ven a Hezbollah como un bastión de resistencia frente a Israel.

Dentro del Líbano, la percepción también está dividida. Una parte importante de la población chií apoya al movimiento, que brinda servicios sociales, salud, educación y seguridad en zonas donde el Estado está ausente. Sin embargo, sectores sunníes, cristianos y drusos lo acusan de tener un “Estado dentro del Estado”, de responder más a los intereses de Irán que a los del Líbano, y de poner en riesgo al país con sus enfrentamientos con Israel. Las protestas de 2019 contra la élite política también tocaron a Hezbollah, al ser considerado parte del sistema de corrupción e inestabilidad.

En el ámbito regional, su participación en la guerra civil siria generó una grieta aún más profunda. No obstante, Hezbollah justificó su presencia alegando la necesidad de proteger los santuarios chiíes y evitar que grupos extremistas como Al Qaeda o ISIS tomaran el control del país.A nivel internacional, Hezbollah ha sido acusado de realizar operaciones de inteligencia y contrainteligencia en América Latina, Europa y África, tanto en términos de financiamiento como de reclutamiento. Israel y Estados Unidos aseguran que mantiene redes de lavado de dinero, tráfico de armas y otras actividades ilegales, aunque muchas de estas acusaciones carecen de pruebas públicas contundentes.

Fotografía de Edward Quiroga Vargas, líder del movimiento Inkarri Islam, junto a Pedro Castillo. Quiroga, conocido por fusionar ideas del islam chií con el nacionalismo andino, ha sido acusado de facilitar viajes de peruanos a Irán para recibir capacitación y adoctrinamiento entre 2011 y 2012. Desde su agrupación en el sur andino peruano, ha promovido un discurso que mezcla elementos del pensamiento ayatolá con reivindicaciones indígenas. Su figura ha sido objeto de polémica por sus conexiones ideológicas con Irán y por su intento de replicar en América Latina modelos de organización inspirados en el chiismo militante.

Conclusión

En pleno contexto de redefiniciones geoestratégicas y crisis del orden mundial, Hezbollah se ha consolidado como un actor híbrido que combina milicia, partido político, aparato de asistencia social y brazo regional de influencia chií. Su evolución -desde una milicia insurgente en los años ochenta hasta convertirse en un actor institucionalizado con impacto más allá del Líbano- evidencia la transformación de las guerras tradicionales hacia conflictos asimétricos donde los grupos no estatales ocupan un lugar central. Ni su brazo político puede desligarse de su brazo armado, ni su acción social puede entenderse sin su agenda ideológica.

Hezbollah no es un apéndice de Irán, pero tampoco es autónomo; no es solo una resistencia local, sino también un engranaje dentro del llamado Eje de la Resistencia. Ha logrado construir un relato que lo posiciona como bastión de dignidad frente a Israel y Estados Unidos, pero también ha sido responsable de decisiones que han agudizado divisiones sectarias y conflictos regionales. Su rol en Siria, sus vínculos con redes internacionales y su legitimidad entre sectores marginalizados lo convierten en un fenómeno geopolítico clave del siglo XXI. Comprender a Hezbollah no es solo entender un grupo armado, sino descifrar una forma contemporánea de poder político, religioso y militar en el corazón del Medio Oriente.

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