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¿Qué es el mundo multipolar? Teoría y Geopolítica

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Al término de la Guerra Fría, la escena internacional pareció inclinarse de forma definitiva hacia un modelo único amparado en el sistema occidental. En 1992, el politólogo Francis Fukuyama publicó El fin de la historia, donde sostenía que la democracia liberal y el capitalismo de libre mercado representaban el destino final de la evolución política de la humanidad. En las últimas década, esta tesis, ampliamente difundida en los años noventa e inicios de los 2000, se interpretó como una validación teórica del orden unipolar, en el que Estados Unidos emergía como única superpotencia y árbitro del sistema internacional, eliminando el estatus de Eurasia.

No obstante, el paso del tiempo ha puesto en evidencia las deficiencias de esa teoría dado a la resistencia de múltiples idiosincrasias frente al sistema liberal. Las dinámicas globales actuales reflejan un desplazamiento progresivo hacia una configuración más distribuida del poder. En este contexto, ha ganado protagonismo una teoría alternativa: el mundo multipolar. Lejos de ser una elaboración improvisada, la teoría del mundo multipolar ha atravesado un proceso de desarrollo que se ha intensificado en los últimos años, especialmente en espacios académicos rusos en la actualidad. Esta teoría propone un sistema internacional basado en la existencia de varios polos legítimos de poder, con estructuras políticas, económicas y culturales propias como profundizaremos adelante.

Teoría del Mundo Multipolar
El choque de civilizaciones según Huntington (1996), tal como se presenta en el libro. Cada color representa una de las principales civilizaciones: Occidente (azul), América Latina (violeta), Japón (rojo), mundo chino (granate), mundo indio (naranja), mundo islámico (verde), civilización ortodoxa (celeste), África subsahariana (marrón) y budista (amarillo). Las líneas de falla entre colores indican zonas de posible conflicto civilizacional. Algunos casos particulares: Haití y Etiopía se clasifican como civilizaciones solitarias, Israel se considera una civilización única cercana a Occidente, y el Caribe anglófono aparece como una entidad diferenciada.

¿Qué es el mundo multipolar?

La teoría del mundo multipolar (TMM es adelante) es una propuesta geopolítica que plantea la existencia de un sistema internacional estructurado en torno a varios centros de poder autónomos, en lugar de una sola superpotencia dominante. Según el politólogo ruso Aleksandr Dugin, uno de los principales teóricos contemporáneos que ha sistematizado y desarrollado esta teoría, la multipolaridad surge como una alternativa al orden unipolar instaurado tras la Guerra Fría, y propone un modelo donde múltiples polos —con legitimidad cultural, política, económica y estratégica— coexistan sin subordinación entre sí.

Para Dugin, la multipolaridad no implica una simple distribución del poder entre Estados, ni representa una reedición del mundo bipolar. Es, en esencia, el reconocimiento de la pluralidad ontológica del mundo, en la que no existe un único camino válido hacia el desarrollo ni un modelo universal de sociedad. Cada polo o “gran espacio” está conformado por una civilización con su propia historia, valores, religión, instituciones y visión del orden. En este sentido, la TMM trasciende la geopolítica clásica y se aproxima a una visión filosófica del equilibrio global.

La teoría también implica una transformación del sujeto político tradicional. En lugar del Estado-nación como única unidad de análisis, Dugin propone entender al siglo XXI desde el prisma de las grandes civilizaciones o espacios civilizacionales. Este enfoque da lugar a lo que denomina “geopolítica profunda”, una herramienta que integra elementos culturales, religiosos, históricos y simbólicos para comprender las dinámicas del poder en un mundo verdaderamente multipolar.

La imagen representa el símbolo del euroasianismo, también conocido como la estrella del caos o estrella de ocho puntas, adoptado por corrientes vinculadas a la teoría del mundo multipolar. Cada flecha señala una dirección distinta, simbolizando la existencia de múltiples polos de poder, identidades civilizacionales y caminos geopolíticos.

Diferencia entre mundo unipolar, bipolar y multipolar

El concepto de mundo unipolar se consolidó tras la disolución de la Unión Soviética, cuando Estados Unidos emergió como la única superpotencia global. Este modelo se caracteriza por una hegemonía estructural que abarca lo militar, lo económico y lo ideológico, así como por la promoción de instituciones internacionales alineadas con los principios del liberalismo occidental. En este contexto, la toma de decisiones globales tiende a concentrarse en un eje central, y la legitimidad de los sistemas políticos suele medirse en función de su cercanía al modelo occidental.

El mundo bipolar, por su parte, fue el esquema predominante durante la Guerra Fría. Bajo este modelo, el poder estaba dividido entre dos grandes bloques ideológicos y militares: Estados Unidos y la Unión Soviética. Aunque ofrecía un cierto equilibrio estratégico -especialmente a través de la amenaza nuclear-, era un sistema cerrado, marcado por la competencia sistemática, la desconfianza mutua y la reducción del panorama internacional a solo dos ejes: capitalismo liberal versus comunismo soviético. En términos culturales y geopolíticos, esta estructura limitaba la expresión autónoma de terceros actores, que se veían obligados a alinearse con uno de los dos polos principales.

En contraste, la teoría del mundo multipolar -como ya hemos visto- plantea un modelo abierto y descentralizado, donde existen varios polos de poder legítimos que no buscan hegemonizar al resto ni imponer una visión única del mundo. Cada polo puede representar una civilización, una región o un sistema político propio para definir sus propios intereses estratégicos. Los defensores de esta configuración mencionan que esto constituye la única vía para evitar dos riesgos extremos: la homogeneización forzada de todos los pueblos bajo un solo sistema (propio del unipolarismo o del imperialismo), o el colapso del orden global en un caos sin normas compartidas.

Conferencia de Yalta, 1945. Churchill, Roosevelt y Stalin se reunieron en plena posguerra para redibujar el mapa global. De ese encuentro nació el orden bipolar: dos superpotencias, dos ideologías, un planeta dividido. Lo que allí se pactó marcaría décadas de tensiones, alianzas y confrontaciones en la Guerra Fría.

Historia de la teoría del mundo multipolar

El origen conceptual de la TMM se remonta al pensamiento del jurista y filósofo político Carl Schmitt, quien introdujo la noción del Pluriversum —mundo compuesto por múltiples órdenes políticos soberanos— como una alternativa al Universum -concepción homogeneizadora del orden internacional-. En su visión, el mundo no debía ser comprendido como una unidad homogénea gobernada por una sola racionalidad, sino como un conjunto de órdenes políticos independientes. Schmitt afirmaba que lo político sólo puede existir verdaderamente en la distinción entre amigo y enemigo, lo que requiere una pluralidad real de actores con capacidad de decisión soberana.

Más adelante, esta idea fue recuperada y reformulada en términos culturales por Samuel P. Huntington, a través de su tesis del “choque de civilizaciones”-mapa que adjuntamos al inicio de este artículo-. Aunque su intención no era promover la multipolaridad, Huntington reconocía que el futuro no estaría marcado por ideologías universales, sino por identidades civilizacionales profundas. Su trabajo puso sobre la mesa la noción de que el sistema internacional estaba transitando hacia un orden basado en la diferencia cultural, y que las civilizaciones serían los nuevos actores geopolíticos. Este enfoque abrió el camino para pensar el orden mundial desde una perspectiva de pluralidad identitaria y no sólo material.

La verdadera sistematización de la TMM se debe a Aleksandr Dugin, quien la convierte en una doctrina geopolítica estructurada. En su obra Teoría del mundo multipolar, Dugin desarrolla un marco teórico que fusiona el análisis geopolítico con fundamentos filosóficos -como el Dasein de Heiddeger- y sociológicos. Su propuesta parte de rechazar el universalismo liberal y el paradigma unipolar surgido tras la Guerra Fría, para construir un modelo basado en “grandes espacios” o Politeias, definidos por valores propios y estructuras políticas autónomas. Para Dugin, la multipolaridad -como parte también de su Cuarta Teoría Política- no es solo una tendencia, sino un proyecto político activo para las periferias.

Martin Heidegger (1889–1976), fue un filósofo alemán cuya crítica a la modernidad técnica y al pensamiento universalista ha influido indirectamente en la teoría del mundo multipolar, pero directamente en la propuesta ideológica de Aleksandr Dugin. En esta lectura, cada civilización representaría una relación propia con el ser, reafirmando la pluralidad ontológica que sustenta el proyecto multipolar.

Principales países que impulsan la multipolaridad

El avance de la multipolaridad ha escapado del esquemo teórico para ser una realidad geopolítica impulsada por diversos países que desafían la hegemonía unipolar. Entre ellos, Rusia ocupa un lugar central dado que es el país donde pertenece Dugin. Según él, Rusia no solo resiste el dominio occidental, sino que encarna un polo civilizacional alternativo: el mundo ortodoxo-euroasiático. A través de su política exterior, su fortalecimiento militar y su rol activo en conflictos regionales, Moscú ha buscado reinstalarse como potencia estratégica, no subordinada al eje atlántico.

China, por su parte, representa otro pilar fundamental del nuevo equilibrio. Aunque Pekín mantiene una estrategia más pragmática y menos confrontativa, su ascenso económico, tecnológico y diplomático ha sido imparable. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative) es un ejemplo claro de cómo China proyecta poder a través de la integración económica sin recurrir al paradigma militar occidental. Desde la perspectiva multipolar, China no busca replicar el modelo estadounidense, sino que está creando un entorno internacional donde múltiples modelos de desarrollo puedan coexistir.

Otros actores emergentes también están dando forma al mundo multipolar. India, con su enorme peso demográfico y ambiciones estratégicas propias; Irán, como eje del islamismo político chiita con proyección regional; Turquía, en busca de un rol bisagra entre Oriente y Occidente; y Brasil, como líder potencial de América del Sur, contribuyen cada uno desde su propia visión al debilitamiento del orden unipolar. Estas naciones comparten un objetivo común: redefinir el sistema internacional para garantizar un entorno donde ningún poder central imponga sus valores como universales, sino que cada actor pueda afirmar su soberanía sin coerción externa.

Cumbre BRICS 2024: En el centro de la foto, los presidentes Xi Jinping (China), Vladimir Putin (Rusia) y Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), acompañados por altos representantes de los países miembros y nuevos integrantes del bloque. Entre las banderas se destacan las de India y Brasil, miembros fundadores con posturas más pragmáticas, y la de Egipto e Irán, dos de los nuevos países incorporados. (Fuente: Expansión)

Organizaciones y bloques regionales en el mundo multipolar

Además, la construcción de un mundo multipolar no recae únicamente en Estados individuales como ya hemos visto; también se materializa a través de organizaciones regionales y bloques internacionales que promueven la cooperación autónoma frente a los centros tradicionales de poder. Para Dugin, estas entidades son instrumentos geopolíticos esenciales en la configuración de nuevos polos civilizacionales, pues permiten articular intereses comunes sin depender de la hegemonía occidental.

El ejemplo más emblemático es el grupo BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, al que recientemente se han sumado países como Irán, Egipto y Etiopía en su versión ampliada (BRICS+). Este bloque representa un desafío directo al orden económico dominado por el G7, al proponer una reconfiguración de instituciones financieras, comerciales y políticas globales, incluyendo la ejecución de operaciones de inteligencia y contrainteligencia para lograr esos fines. La creación de su propio banco de desarrollo, la discusión sobre una moneda común y el fomento del comercio interregional son manifestaciones prácticas de la multipolaridad en acción.

Además de los BRICS, existen otras organizaciones clave en este proceso. La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), liderada por China y Rusia, fomenta la seguridad regional, el diálogo político y la cooperación energética en Asia Central. La Unión Euroasiática, promovida por Moscú, busca integrar económica y políticamente el espacio postsoviético. En América Latina, organismos como CELAC y UNASUR han buscado en distintos momentos consolidar una voz regional propia, independiente de Washington. Todas estas estructuras apuntan hacia una misma dirección: fortalecer los “grandes espacios” regionales como polos autosuficientes, capaces de resistir la presión de un centro único de poder.

PaísAporte principal al bloque BRICS
BrasilPotencia agroalimentaria, liderazgo en América Latina y recursos naturales estratégicos.
RusiaInfluencia geopolítica, recursos energéticos (gas y petróleo) y desarrollo militar.
IndiaPotencia tecnológica emergente, gran mercado interno y liderazgo regional en Asia del Sur.
ChinaMotor económico del bloque, liderazgo en tecnología, comercio y banca internacional.
SudáfricaConector africano, liderazgo regional y fuerte peso en organismos internacionales.
Emiratos Árabes UnidosCentro financiero y logístico global, aliado estratégico del Golfo Pérsico.
EgiptoControl del canal de Suez, influencia en el mundo árabe y peso geopolítico en África del Norte.
IránReservas energéticas clave, influencia en Asia Occidental y rol de contrapoder frente a EE.UU.
EtiopíaDemografía creciente, recursos naturales e importancia estratégica en África Oriental.
Fuentes: BRICS Policy Center, Council on Foreign Relations y International Energy Agency

Conclusión

En las últimas décadas, el concepto de mundo multipolar ha dejado de ser una hipótesis filosófica para convertirse en una narrativa con peso real en la arena internacional. Su desarrollo, nutrido por fuentes como Schmitt, Huntington, Heidegger y sistematizado por Aleksandr Dugin, propone una relectura profunda del orden global. Frente al modelo unipolar impulsado tras la Guerra Fría, la multipolaridad afirma que el equilibrio del poder no debe concentrarse en un único centro ni responder a una sola racionalidad cultural o ideológica, sino abrirse a la coexistencia estructurada de múltiples polos civilizacionales. Cada uno de estos polos representa una forma legítima de organización política, cultural y estratégica, con derecho a existir sin ser absorbido o estandarizado por una hegemonía global.

Este paradigma ha empezado a cristalizarse en hechos concretos: la ampliación del bloque BRICS, el fortalecimiento de organizaciones regionales y la emergencia de Estados que desafían el modelo liberal como única vía de desarrollo. La teoría del mundo multipolar no sólo interpreta este cambio, sino que lo impulsa. En un contexto marcado por la fragmentación del poder, las tensiones entre bloques y la redefinición de soberanías, la multipolaridad ofrece una alternativa posible, más plural, más flexible y más representativa de las realidades diversas del siglo XXI.

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