En el capítulo anterior, nos sumergimos en la filosofía del Software Libre, explorando sus raíces, su evolución y su lucha incansable por democratizar la información. Desde sus primeras manifestaciones en el sistema Linux hasta los impactantes escritos como el Manifiesto por la Guerrilla de Acceso Libre, vimos cómo este movimiento desafía a quienes buscan monopolizar el conocimiento. Sin embargo, las batallas en el mundo digital no se limitan a estas herramientas estructuradas; existe otra vía, menos convencional, que también ha sacudido los cimientos del control corporativo: la piratería informática.
La piratería informática, ese acto que infringe los derechos de autor en el vasto océano digital, es mucho más que una simple actividad ilegal. Para muchos, representa una forma de resistencia, una herramienta para romper las cadenas que empresas e instituciones han impuesto sobre el acceso al conocimiento. En esencia, este fenómeno cuestiona tanto el control de la información como los pilares económicos que lo sustentan. Pero lo más llamativo es que, a diferencia de otras formas de activismo, la piratería no necesita del respaldo estatal para existir. Es el ciudadano común quien, con un clic, puede convertirse en parte de esta cruzada, dejando al Estado en el dilema de ignorarlo o enfrentarlo, por ello decimos que es a nivel privado.
Kim Dotcom y la caída de Megaupload
Uno de los nombres más resonantes en esta lucha es el de Kim Dotcom, un emprendedor alemán que desafió el sistema establecido con su plataforma Megaupload. Desde sus primeros pasos en la informática, Dotcom mostró su capacidad para aprovechar vulnerabilidades tecnológicas, acumulando a los 15 años una fortuna inicial de $195.000. Su táctica fue la compra de una línea telefónica de las islas neerlandesas y la vulneración de las contestadoras automáticas de bancos estadounidenses, con esto, Kim se se autollamó cobrando cada llamada.
Años después, su creación, Megaupload, revolucionaría el internet con el intercambio de archivos pesados en línea, pero también dio la posibilidad de subir contenido protegido por derechos de autor. Mientras aumentaba la popularidad del sitio, Kim partió a Nueva Zelanda, obteniendo la nacionalidad. Sin embargo, las grandes empresas norteamericanas, preocupadas por las pérdidas económicas y el precedente que Megaupload representaba, impulsaron medidas drásticas como la Ley SOPA, diseñada para cerrar portales vinculados a la piratería con la simple denuncia de las grandes empresas. Aunque la ley no se aprobó, Kim acusó a la administración de Obama y al primer ministro neozelandés de ser financiado por el lobby del entretenimiento.
En enero de 2012, un operativo conjunto entre el FBI y la policía neozelandesa allanó los bienes de Kim estimables en más de 175 millones de dólares y culminó en el arresto de Dotcom, acusado de lavado de dinero y violación de derechos de autor. Según el artículo académico Megaupload, the Copyright Lobby, and the Future of Digital Rights,, durante el juicio, surgió una revelación inquietante: el propio FBI habría subido contenido ilegal, además de la piratería, manuales terroristas a la plataforma para justificar la magnitud del operativo. Este hecho, combinado con la magnitud del caso, desató un debate global sobre los límites entre la protección de derechos y la libertad digital.
Internet Archive: el guardián de la memoria digital
No todas las formas de resistencia en línea son tan polémicas. Internet Archive, conocido como la Biblioteca de Alejandría digital, ha dedicado su existencia a preservar y compartir el conocimiento de la humanidad, sobre todo, la memoria de internet. Sin embargo, incluso esta organización sin fines de lucro ha enfrentado conflictos con quienes defienden un modelo restrictivo de propiedad intelectual.
En 2008, el FBI intentó obtener información de los usuarios de Internet Archive, sin éxito dado que la organización no cedió. Más tarde, en 2020, un grupo de editoriales demandó a la organización por su proyecto Open Library creado por Aaron Swartz, el cuál hablamos en el capítulo anterior, que permite el acceso gratuito a libros digitalizados. A pesar de sus esfuerzos por cumplir con las leyes estadounidenses, Internet Archive ha enfrentado bloqueos en varios países, obligándola a retirar cientos de miles de títulos de su colección. Este caso evidencia cómo la preservación del conocimiento sigue siendo una batalla cuesta arriba en el contexto digital.
The Pirate Bay: el bastión sueco del intercambio de torrents
Si Megaupload fue un gigante que cayó, The Pirate Bay es la resistencia que se niega a desaparecer. Fundada en Suecia, esta plataforma popularizó el uso de torrents para compartir contenido, desafiando directamente a grandes corporaciones y gobiernos. Cuando descargas un torrent, este permite que varias personas compartan pedacitos del archivo para generar el programa que se busca obtener, por lo que se comparten los archivos a través de archivos más pequeños. A pesar de las innumerables demandas y operativos en su contra, incluyendo un allanamiento policial en 2006 presionado por Estados Unidos, el sitio siempre encontró la forma de resurgir, adaptándose y mudando sus servidores a otras naciones.
Los fundadores de The Pirate Bay, considerados por muchos como mártires de la libertad en internet, enfrentaron penas de prisión y multas millonarias en 2009. Sin embargo, su legado perdura, y la plataforma sigue siendo accesible, aunque bloqueada en varias regiones del mundo. Peter Sunde, uno de los fundadores, declaró en una entrevista que el control actual del proyecto está en manos de una entidad virtual, una especie de «Hal 9000» de la película Odisea en el Espacio que sostiene a la página a día de hoy.
En el siguiente capítulo, analizaremos un concepto que está relacionado con la temática tratada en este capítulo, el cuál vendría a ser la «socialización del conocimiento» pero adaptado a la era digital.