En un giro inesperado en la política internacional, el control del Canal de Panamá ha vuelto a ser motivo de tensiones entre Estados Unidos y Panamá, a raíz de las declaraciones del presidente electo estadounidense, Donald Trump. Durante un discurso en Florida, Trump expresó su descontento con las tarifas impuestas por Panamá para el uso del canal y sugirió que Estados Unidos debería considerar retomar el control de esta estratégica vía. “Nunca debimos entregarlo. El Canal de Panamá es esencial para nuestros intereses y lo están manejando de manera inadecuada”, afirmó Trump, calificando las tarifas como “ridículas” y criticando el impacto en los costos de transporte global.
La reacción de Panamá no se hizo esperar. El presidente José Raúl Mulino respondió enérgicamente, rechazando cualquier posibilidad de negociar la soberanía sobre el canal. “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá y lo seguirá siendo”, declaró Mulino en un comunicado oficial. “La soberanía panameña no está en juego ni es negociable”, añadió, reafirmando el compromiso de su gobierno con la administración eficiente y neutral del canal.
Un Conflicto con Raíces Históricas
El Canal de Panamá, una de las infraestructuras más importantes para el comercio mundial, fue construido por Estados Unidos a principios del siglo XX y administrado por este país hasta el 31 de diciembre de 1999, cuando fue transferido a Panamá bajo los Tratados Torrijos-Carter. Desde entonces, Panamá ha gestionado el canal con éxito, generando ingresos significativos que representan una parte crucial de su economía. En 2023, los ingresos del canal alcanzaron los 3.900 millones de dólares, un récord histórico para la administración panameña.
Sin embargo, las palabras de Trump han reavivado viejas heridas en la relación entre ambos países. Muchos panameños recuerdan con resentimiento la intervención militar estadounidense de 1989 y ven en estas declaraciones un intento de injerencia que amenaza la independencia y soberanía del país. “El canal no solo es una infraestructura; es un símbolo de nuestra autodeterminación”, señaló el historiador panameño Roberto Fernández en una entrevista reciente.
Implicaciones Internacionales
La controversia ha generado preocupación en la comunidad internacional. Analistas advierten que cualquier intento de Estados Unidos por retomar el control del canal sería percibido como una violación del derecho internacional y podría desatar tensiones diplomáticas con otros países que dependen del canal para el comercio. China, uno de los mayores usuarios del canal, ha expresado su apoyo a la soberanía de Panamá y su interés en mantener una administración neutral de la vía interoceánica.
El profesor de relaciones internacionales Daniel López destacó: “La importancia geopolítica del canal no puede subestimarse. Cualquier conflicto en torno a su control podría tener repercusiones globales”. Además, señaló que la postura de Trump podría estar motivada por consideraciones electorales, buscando proyectar una imagen de fortaleza ante su base política.
La Respuesta de Panamá
El gobierno panameño ha reforzado su posición mediante reuniones con representantes internacionales y declaraciones públicas de apoyo a la soberanía nacional. Mulino ha asegurado que Panamá seguirá garantizando el tránsito pacífico e ininterrumpido de embarcaciones, tal como lo establece el Tratado de Neutralidad. Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha iniciado consultas con aliados estratégicos para reafirmar su compromiso con una gestión eficiente y transparente del canal.
Por su parte, la Asamblea Nacional de Panamá emitió un comunicado de respaldo al presidente Mulino, condenando las declaraciones de Trump y reiterando que el canal es y seguirá siendo patrimonio panameño. “Esto es una afrenta a nuestra soberanía y no lo permitiremos”, afirmó el presidente de la Asamblea, Julio Rodríguez.
Un Futuro Incierto
La controversia sobre el Canal de Panamá pone de manifiesto la complejidad de las relaciones entre Panamá y Estados Unidos en el contexto actual. Aunque las palabras de Trump no representan una política oficial, sí revelan un cambio en el enfoque de su administración hacia las relaciones internacionales. Este conflicto, que mezcla intereses económicos, políticos y nacionales, podría marcar el inicio de una etapa de tensiones entre ambos países.