Imaginarios sociales y comunicación política
Históricamente el hombre ha evolucionado en sociedad, por lo cual desde su nacimiento hasta su muerte se ve condicionado fuertemente por su entorno natural de vida; es decir las instituciones, valores, creencias, etc. conforman el imaginario social que se presenta como un esquema de interpretación compartido que funciona como unidad de sentido de la percepción que tiene de su realidad latente.
Los imaginarios sociales en política nos ayudan a comprender como es que diferentes grupos sociales que conviven en una misma comunidad en un tiempo y espacio determinado perciben, sienten e interpretan la existencia de su gobierno, instituciones, partidos políticos, candidatos, etc.
Actualmente en la comunicación política se habla de supuestas técnicas argumentativas que ayudaran a un candidato o gobierno a alcanzar la persuasión del ciudadano, para así ganar su confianza y persuadirlo de brindarle el apoyo el día de las elecciones, y nos preguntamos ¿esto es real? La respuesta es un rotundo SÏ, con ciertos límites, pero claro que se puede, el detalle está en el ¿Cómo hacerlo?
Es fácil creer que podemos conocer el mercado electoral porque el candidato, el consultor o el estratega, viven en ese distrito electoral o porque se hizo un análisis superficial del mercado, pero ¿realmente se puede conocer al electorado sin conocer sus imaginarios sociales? Porque al hacer referencia a la realidad social como un esquema de representación que brinda sentido a una sociedad al tiempo que permite la interacción entre diferentes agentes sociales, una coyuntura social y política se presenta como la posibilidad de reafirmar o incentivar el cambio.
Es decir que la implementación adecuada de los imaginarios sociales nos permite cuestionar el status quo o crear significado que refuerce la legitimidad de una idea, con base en la influencia que se pueda tener en los diferentes imaginarios a través de la comunicación y difusión de información que permita influir en los marcos de representación mental que sirven como base de interpretación.
La idea de influir en el imaginario social a través de la comunicación con la intención de legitimar o persuadir para construir significado podemos observarla en la publicidad, los medios de entretenimiento, la política, etc. en donde constantemente se busca la compatibilidad del contenido del mensaje con las significaciones imaginarias sociales de cierto grupo o sociedad, es decir que se busca impactar en el marco de sus creencias, ideas, emociones, valores, etc.
En política enmarcar los contenidos de un mensaje ya sea enfatizando o excluyendo información que permita privilegiar cierta interpretación del mensaje no es algo nuevo, fue abordado en una investigación a cargo de McComb y Shaw (1972) quienes acuñaron el término de agenda setting para señalar la capacidad de los medios masivos de comunicación de sesgar la atención de los individuos hacia los temas que ellos presentan como más relevantes.
No basta sólo con decir que las emociones funcionan como vehículo de comunicación que facilita la transmisión de un mensaje entre el político y el elector o que la estrategia de comunicación se construye con una investigación superficial del mercado electoral, es necesario ir más allá y adaptar metodologías ya existentes en las ciencias sociales a la comunicación política, fortaleciéndolo con bases estadísticas y de probabilidad que permitan una mejor recolección de datos sobre el mercado electoral, obteniendo información de valor para la toma de decisiones permitiendo un mejor conocimiento acerca de nuestros electores y fomenten la participación política.