En el capítulo anterior, exploramos el funcionamiento del servicio de inteligencia ruso, el SVR. Esta agencia, heredera de las técnicas de espionaje de la KGB soviética, ha evolucionado en un mundo donde ya no persigue la expansión de una ideología, sino la protección de los intereses del Kremlin. Ahora, giramos nuestra mirada hacia el hemisferio occidental, donde un país con una historia tan controvertida como fascinante construyó su sistema de inteligencia sobre un legado sombrío: Alemania y el Bundesnachrichtendienst (BND).
De las ruinas de la guerra: el nacimiento del BND
Tras la Segunda Guerra Mundial, el mapa de Europa fue reconfigurado por las fuerzas aliadas, y Alemania quedó dividida en dos realidades opuestas. En el lado occidental, en plena Guerra Fría, nacería el BND en 1956, la agencia de inteligencia alemana que se convertiría en un actor clave durante décadas. Sin embargo, sus orígenes se remontan a un capítulo mucho más oscuro: la Organización Gehlen, una red de inteligencia Nacionalsocialista liderada por Reinhard Gehlen, antiguo jefe del espionaje militar del Tercer Reich en el Frente Oriental.
En un escenario donde el mundo debía elegir entre el capitalismo, el comunismo o arriesgarse a un camino autónomo, Occidente encontró una oportunidad única al impulsar el plan Paperclip, permitiendo que científicos, militares y oficiales nazis, a cambio de ser perdonados por sus crímenes, trabajaran al servicio de las potencias occidentales. Reinhard Gehlen y su vasta red de espías fueron un recurso invaluable para Alemania Occidental, que colocó al BND en la primera línea de defensa contra el bloque comunista. No obstante, esta decisión tuvo un precio: la agencia quedó marcada por la continuidad de prácticas y personal que llevaban consigo las sombras del nazismo.
Occidente, pragmático, aprovechó el fervor anticomunista de los antiguos oficiales nazis, otorgándoles una misión clara: combatir al enemigo ideológico. Así, el BND consolidó su lealtad al bloque capitalista, mientras los ecos de su origen seguían resonando en las décadas venideras.
Operaciones encubiertas y controversias
A lo largo de su historia, el BND demostró ser capaz de llevar a cabo operaciones de inteligencia eficaces, aunque muchas de ellas estuvieron envueltas en polémica. Un ejemplo fue la Operación Rubikon de 1970, que tenía como objetivo obtener información de gobiernos extranjeros. A través de la adquisición de la empresa suiza Crypto AG, sus maquinas de cifrado utilizadas por más de 100 países para proteger sus comunicaciones diplomáticas y militares serían sutilmente vulneradas. Sin embargo, esta operación saldría a la luz en el año 2020, causando un escándalo en Suiza y tensiones entre los países involucrados.
Si bien, el BND se enfoca en la inteligencia extranjera, también se presumió su colaboración en el frente interno para desarticular grupos radicales de izquierda en Alemania Occidental durante los años de la Guerra Fría. Mediante el uso de agentes dobles y tecnologías de cifrado avanzadas tras la adquisición de Crypto Ag, el BND ayudó a desmantelar redes peligrosas, como el conocido grupo Baader-Meinhof (RAF).
Sin embargo, el éxito de estas misiones no siempre significaba aplausos. Prácticas como la vigilancia extrema y las infiltraciones cuestionables generaran desconfianza y fuertes críticas. Esto lo retrata la Operación Traube, donde el BND colocó micrófonos ocultos para espiar a Klaus Traube, un físico nuclear alemán sospechoso de vínculos con el RAF. Este episodio despertó un intenso debate sobre los límites de la inteligencia estatal y el respeto a los derechos civiles, en especial a la privacidad dado que los detalles de la operación fueron filtrados. La controversia no solo desató la ira de la opinión pública, sino que también puso sobre la mesa la necesidad de supervisar más de cerca las actividades de los servicios secretos.
La reunificación y el choque con la Stasi
La caída del Muro de Berlín en 1989 y la reunificación alemana en 1990 marcaron un punto de inflexión para el BND. El fin de la división significó no solo la reunificación de un país, sino también la integración de dos sistemas de inteligencia opuestos: el BND de Alemania Occidental y la Stasi, la temida policía secreta de Alemania Oriental.
La Stasi poseía una de las redes de vigilancia más extensas y meticulosas del mundo, con información detallada sobre ciudadanos tanto del Este como del Oeste. El proceso de fusión entre ambas agencias estuvo plagado de tensiones y desconfianzas. Los exagentes de la Stasi, formados bajo una ideología comunista, veían con suspicacia a sus homólogos del BND, mientras que los occidentales desconfiaban de la lealtad y los métodos de los agentes orientales.
A pesar de los retos, el BND logró extraer un valor incalculable de los archivos de la Stasi, que le permitieron consolidar su posición en la Alemania reunificada. No obstante, este proceso también planteó dilemas éticos profundos: ¿hasta qué punto debía utilizarse información obtenida mediante la vigilancia masiva de los ciudadanos? En medio de una Europa que comenzaba a redefinirse, el BND encontró en estos archivos una herramienta poderosa para navegar en el nuevo orden mundial.
Un actor en la geopolítica contemporánea
Hoy en día, el BND sigue siendo un jugador relevante en la comunidad internacional de inteligencia, aunque no exento de controversia. Su participación en conflictos recientes ha generado tanto elogios como críticas. Un ejemplo fue su implicación en la recolección de información sobre las armas de destrucción masiva en Irak, basado en los testimonios de un desertor iraquí apodado “Curveball”. Los Angeles Times cuentan toda la historia en su artículo How U.S. Fell Under the Spell of ‘Curveball’. Aunque nunca se encontraron estas armas, las sospechas y la información dada por el BND fueron utilizadas por Estados Unidos y sus aliados para justificar la invasión, lo que dejó al BND en una posición delicada ante la comunidad global.
Más recientemente, el BND ha sido vinculado a eventos como el ataque al gasoducto Nord Stream en 2022, una infraestructura clave que transportaba gas natural desde Rusia hacia Alemania a través del Mar Báltico. Este incidente, aún envuelto en misterio, ha dado lugar a teorías que sugieren una posible intervención destinada a beneficiar a Occidente y frenar la venta de gas ruso debido a la guerra Rusia-Ucrania de ese año. Aunque no hay pruebas concluyentes, el episodio refleja el papel clave del BND en las tensiones geopolíticas del siglo XXI.
En el siguiente capítulo, nos trasladamos a Estados Unidos, donde analizaremos el servicio de inteligente más temido y respetado alrededor del mundo: la CIA. Desde infiltraciones, pasando por operaciones psicológicas, hasta la consumación de golpes de Estado, son solo algunas de la inmensidad de operaciones que tiene la CIA en su historial.