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Los Lobbies en el Sistema Educativo | LOS GRUPOS DE PRESIÓN POLÍTICA | Influencia en los Cambios del Sistema Educativo para Cumplir Objetivos

Ilustración de los Grupos de Presión en el Sistema Educativo

Tabla de contenidos

En el capítulo anterior, exploramos cómo los grupos de presión moldean el sector de la salud pública y la industria farmacéutica, destacando ejemplos de su influencia en la burocracia y las campañas publicitarias, como las del lobby tabaquero en el pasado. Vimos cómo estas prácticas transformaron áreas clave de la sociedad, muchas veces anteponiendo intereses privados a las necesidades públicas. Ahora, volvemos nuestra atención a otro ámbito fundamental: la educación, un espacio donde los lobbies también han dejado huellas profundas y duraderas.

El sistema educativo no solo es un motor de desarrollo personal y social, sino también un terreno fértil para quienes buscan moldear el pensamiento de las nuevas generaciones. Tanto entidades privadas como públicas han intervenido en las políticas educativas, la financiación de programas escolares y la estandarización de pruebas, muchas veces transformando las estructuras educativas para alinearlas con sus propios intereses. Esto no solo impacta en los valores tradicionales de un país, sino que también tiene el potencial de orientar a los estudiantes hacia un consumismo globalizado y a visiones moldeadas por grandes corporaciones.

La influencia de la industria del sistema educativo privado

Uno de los caminos preferidos por los lobbies para incidir en el sistema educativo es a través de la financiación de programas escolares y universitarios. Aunque este apoyo puede parecer altruista, en otras ocasiones está diseñado para orientar la enseñanza hacia áreas que beneficien a las grandes empresas. Por ejemplo, se ha incrementado significativamente la inversión en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), garantizando un flujo constante de profesionales en sectores estratégicos y rentables para las corporaciones.

Por otro lado, áreas como las humanidades y las ciencias sociales, fundamentales para fomentar el pensamiento crítico, suelen quedar relegadas, lo que limita la capacidad de los estudiantes para cuestionar el statu quo. Un fenómeno donde se manifiesta con claridad es en «la mercantilización de la educación», es decir, la privatización de niveles educativos. Según El País, durante los cursos académicos se ha observado una creciente privatización y mercantilización de la Formación Profesional, el programa de capacitación de estudiantes, favoreciendo los intereses empresariales y reduciendo la inversión pública en educación, lo que ha promovido desigualdades sociales.

Estandarización de pruebas y manipulación del currículo

Otro mecanismo clave de influencia es la estandarización educativa. En Estados Unidos, el College Board, responsable de exámenes como el Scholastic Aptitude Test (SAT) y los Advanced Placement (AP), que son cursos universitarios que se llevan en la secundaria, es un claro ejemplo. Esta organización tiene un poder significativo para definir qué materias y conocimientos son esenciales para los estudiantes.

Esta homogeneización educativa ha sido criticada por convertir la enseñanza en una preparación para exámenes en lugar de promover un aprendizaje integral y crítico. De acuerdo con un artículo titulado «Standardized Testing is Still Failing Students» en NeaToday, este enfoque refuerza una educación utilitaria que prioriza habilidades demandadas por el mercado, moldeando a los estudiantes según las necesidades económicas más que según su potencial individual o social.

Oficinas de la sede del College Board en Nueva York y su influencia en el sistema educativo
Oficinas de la sede del College Board en Nueva York (Fuente: Coolcaesar at the English Wikipedia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11525930)

El lobby ideológico

Los lobbies no solo influyen en el contenido académico, sino también en la formación ideológica de los jóvenes. Patrick J. Deneen, en su libro ¿Por qué ha fracasado el liberalismo?, argumenta que los sistemas educativos modernos se alejan cada vez más de los valores tradicionales de los países, como los relacionados con la familia o la historia nacional. En su lugar, dice Deneen, se promueve una generación de consumidores más susceptibles a las tendencias globalizadoras.

El filósofo Michel Foucault también destacó cómo las instituciones, incluida la escuela, pueden llegar a ser herramientas de control que moldean tanto el pensamiento como el comportamiento de los estudiantes en beneficio de los grupos de poder. Según esta visión, la educación no es neutral, sino que está diseñada para mantener estructuras de poder existentes y a los individuos conformes.

Ejemplos concretos no faltan. En Cataluña, según Miquel Porta Perales en su artículo «El lobby pedagógico que hunde la educación en Cataluña» para Economiadigital, el sistema educativo habría priorizado proyectos colectivos con tintes ideológicos específicos para reemplazar materias como matemáticas y lenguaje. Esto, según Porta Perales, beneficia a determinados grupos de poder y de presión al imponerse como nueva fuerza dominante para reducir las capacidades críticas de las nuevas generaciones.

En el siguiente capítulo, veremos cómo los grupos de presión han influido en los organismos internacionales y en el uso de los Derechos Humanos con fines geopolíticos.

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