La salida oficial de Malí, Níger y Burkina Faso de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) el 29 de enero de 2025, marcará un hito sin precedentes en la historia de la organización fundada en 1975. Este hecho representa la primera vez que no una, sino tres naciones abandonan simultáneamente esta alianza regional, poniendo en evidencia las profundas tensiones que han transformado África Occidental en los últimos años.
Los golpes de Estado en estos países, acompañados de una creciente oposición a las políticas de la CEDEAO y la influencia de potencias extranjeras como Francia, llevaron a la creación de la Confederación de Estados del Sahel (AES). Esta nueva alianza, promovida por los países que se retiran de la CEDEAO, busca redefinir el panorama geopolítico de la región con objetivos claros: fortalecer la autonomía militar y económica con la creación de un nuevo banco regional y la búsqueda de una moneda independiente del franco CFA. Además de consolidar una cooperación regional independiente y promover una narrativa panafricanista frente al modelo occidental de la CEDEAO.
¿Qué es la CEDEAO?
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) o también conocida como el ECOWAS, es una organización regional creada el 28 de mayo de 1975 mediante el Tratado de Lagos, con el objetivo de promover la integración económica y política entre los países de África Occidental. Agrupa a 15 estados miembros, pero pasará a tener solo 12, los cuales comparten desafíos comunes. La CEDEAO se posicionó como uno de los bloques más influyentes de África, debido a la cantidad de sus habitantes y de su diverso mercado regional que abarca recursos naturales, agricultura y comercio.
La formación de la CEDEAO surgió en un contexto postcolonial, cuando muchos países africanos buscaban mecanismos para superar las barreras económicas y políticas heredadas del colonialismo. Ha liderado iniciativas de integración económica, como el establecimiento de la Zona de Libre Comercio de África Occidental, y ha intervenido en conflictos internos, desplegando fuerzas de paz en países como Liberia y Sierra Leona.
Sin embargo, la organización también ha enfrentado críticas, especialmente por su incapacidad para adaptarse a los cambios sociales y políticos de la región, y por su percepción de estar alineada con intereses occidentales. Esto ha sido un factor clave en las tensiones con países como Malí, Níger y Burkina Faso, que cuestionan la efectividad del CEDEAO, por lo que han optado por crear su propia alternativa.
Golpes de Estado en el Sahel: Causas y objetivos
La región del Sahel ha sido el epicentro de una serie de golpes de Estado en Malí, Níger y Burkina Faso desde 2020. Estas naciones que compartieron un pasado por la colonización francesa y una independencia marcada por profundas tensiones políticas, han visto cómo juntas militares han tomado el poder con objetivos claros: combatir el terrorismo, rechazar la injerencia extranjera y promover una agenda panafricanista, es decir, un movimiento que abogue por la autodeterminación de los pueblos africanos, incluso uniéndolos bajo una sola bandera por sus características similares.
A continuación, analizamos el contexto histórico y reciente de cada uno de estos países.
Malí: Una independencia limitada por la dependencia francesa
Malí, un país con una rica historia como parte del antiguo Imperio de Malí, cayó bajo el dominio colonial francés en el siglo XIX. Durante este periodo, Francia utilizó la región como un nodo estratégico en su etapa colonial. En 1960, Malí obtuvo su independencia bajo el liderazgo de Modibo Keïta, quien intentó implementar políticas socialistas y panafricanistas. Sin embargo, el país siguió vinculado al franco CFA, una moneda controlada por Francia, lo que limitó su soberanía económica.
En 2020, el coronel Assimi Goïta lideró un golpe de Estado, derrocando al presidente Ibrahim Boubacar Keïta, acusado de corrupción y de ser incapaz de manejar la insurgencia yihadista. Un año después, Goïta consolidó su poder con un segundo golpe, argumentando que era necesario para estabilizar el país. Bajo su liderazgo, Malí ha priorizado su relación con nuevos aliados como Rusia, alejándose de Francia, expulsando sus tropas y reforzando la narrativa panafricanista.
Níger: Entre el uranio y la injerencia extranjera
Níger, una nación clave en la producción mundial de uranio, fue colonizada por Francia a finales del siglo XIX. Durante la época colonial, Francia explotó intensamente este recurso estratégico, mientras que las comunidades locales enfrentaban condiciones de pobreza extrema. Níger obtuvo su independencia en 1960, pero el control sobre sus recursos estratégicos siguió en manos de empresas francesas, perpetuando una dependencia económica.
En 2023, el general Abdourahamane Tchiani encabezó un golpe contra el presidente Mohamed Bazoum, alegando fallas en la gestión de la crisis de seguridad. Níger, que alberga importantes bases militares francesas y estadounidenses, se han ido retirado del país, lo que convirtieron la región en un terreno clave para el cambio geopolítico en el Sahel. Con el pasar del tiempo, el nuevo gobierno ha intensificado su retórica contra Francia y busca fortalecer sus relaciones con potencias alternativas como Rusia.
No obstante, La ECOWAS condenó enérgicamente el golpe, exigiendo la restauración de Bazoum y amenazando con una intervención militar si el orden constitucional no era restablecido. La posibilidad de una intervención generó tensiones significativas, especialmente porque contaba con el respaldo político de Francia y Estados Unidos. Pero la intervención fue evitada tras intensas negociaciones diplomáticas y la oposición de países clave de la región, por lo que le permitió alinearse con el proyecto panafricanista de la AES.
Burkina Faso: De Thomas Sankara al renacimiento panafricanista
Burkina Faso, conocido como Alto Volta durante la colonización francesa, fue explotado como un territorio agrícola para el beneficio de Francia. Sin embargo, su independencia llegaría en 1960 bajo el liderazgo de Maurice Yaméogo. No obstante, sería en 1983 cuando Thomas Sankara, conocido como el «Che Guevara africano», asumió el poder tras un golpe militar, convirtiéndose en un ícono del panafricanismo. Sankara impulsó políticas de autosuficiencia económica, rechazó la dependencia del franco CFA y denunció la deuda externa como una forma de neocolonialismo. Sin embargo, su mandato terminó abruptamente en 1987 cuando fue asesinado en un golpe liderado por Blaise Compaoré, quien gobernó bajo un modelo más favorable a Occidente.
En 2022, el capitán Ibrahim Traoré llegó al poder tras un golpe de Estado, prometiendo reivindicar el legado de Sankara. Bajo su liderazgo, Burkina Faso ha expulsado a las tropas francesas, cerrado acuerdos con Rusia para el suministro de armas y asesoría militar, y se ha unido a la AES como un símbolo de autonomía regional. Traoré ha reforzado el discurso panafricanista, promoviendo políticas que buscan la independencia económica y militar del país.
La influencia de Francia y el sentimiento antifrancés
La presencia militar y política de Francia en el Sahel, conocida como “Françafrique”, ha sido objeto de críticas durante décadas. Muchos ciudadanos y líderes africanos consideran que las intervenciones francesas no solo han fracasado en garantizar la seguridad, sino que han perpetuado la dependencia económica a través del uso del franco CFA como ya hemos mencionado. Incluso, los representantes de los países la AES han acusado a Francia de colaborar con grupos terroristas para justificar su presencia militar.
La amenaza yihadista en el Sahel sigue siendo un desafío crítico, con grupos extremistas desestabilizando países y afectando la seguridad global. Frente a este panorama, el Diploma Internacional de Estrategias contra el Crimen Organizado y Contraterrorismo ofrece una formación esencial para comprender y enfrentar estos riesgos. Con un enfoque práctico y casos reales, este programa capacita a profesionales para diseñar estrategias efectivas contra el terrorismo y el crimen transnacional. ¡Sé parte del cambio y lidera en la lucha por la seguridad global!
Es debido a estas cuestiones que la AES se posiciona como un modelo alternativo para África Occidental, basado en el rechazo a la injerencia extranjera y en la promoción de la soberanía regional. Este movimiento ha ganado popularidad, especialmente entre los jóvenes, quienes ven en la AES una oportunidad para romper con las estructuras heredadas del colonialismo. Resumimos sus objetivos al corto y largo plazo en:
- Defensa mutua: Crear una fuerza militar conjunta para combatir amenazas yihadistas y proteger su soberanía.
- Autonomía económica: Proyectos como un nuevo banco regional y la salida del franco CFA buscan reforzar su independencia económica.
- Integración regional: La introducción de un pasaporte común facilita la movilidad entre los países miembros.
No obstante, no olvidemos que la AES también enfrenta desafíos significativos a día de hoy. Entre ellas están las limitaciones económicas que se traducen en la falta de infraestructura y recursos que podría dificultar sus ambiciosos proyectos. Además, las críticas internacionales son otra limitación, pues la concentración de poder en las juntas militares genera escepticismo sobre su compromiso con los derechos humanos y la democracia a los ojos del mundo occidental.
Conclusión: Un nuevo capítulo para el Sahel y África Occidental
Los golpes de Estado en Malí, Níger y Burkina Faso, junto con la creación de la AES, marcan un cambio histórico en África Occidental. La ruptura con la CEDEAO y la búsqueda de autonomía económica, política y militar reflejan el deseo de estas naciones de redefinir su lugar en el escenario global. Sin embargo, el éxito de la AES dependerá de su capacidad para enfrentar los desafíos internos y consolidar su visión panafricanista.
El Sahel está en el centro de una transformación que podría reconfigurar la geopolítica africana, y el mundo está observando de cerca cómo se desarrolla esta nueva etapa.