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La Cumbre BRICS 2025: hacia una arquitectura financiera alternativa y un nuevo eje del Sur Global

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Goberna Reports se complace en presentar un informe especial sobre la XVII Cumbre de los BRICS, programada para el 6 y 7 de julio de 2025 en Río de Janeiro, representa un punto de inflexión político en la reconfiguración del orden económico internacional.

En un contexto de creciente multipolaridad, el bloque buscará consolidar un eje Sur Global más cohesionado, promoviendo mecanismos financieros autónomos, como el comercio en monedas nacionales, mientras se mantiene prudente frente a la posibilidad de una moneda común.

Uno de los retos persistentes de los BRICS es su débil institucionalización. A diferencia de bloques como la Unión Europea o incluso el G7, los BRICS operan sin una secretaría permanente ni un tratado constitutivo sólido. Este diseño flexible ha permitido hasta ahora un margen diplomático amplio, pero limita la ejecución de políticas comunes a largo plazo. La propuesta de establecer una estructura permanente de coordinación, que podría tomar forma durante la cumbre de Río, apunta a consolidar la gobernanza interna del grupo y facilitar su proyección externa.

Asimismo, la ampliación reciente del bloque —que ha incorporado a países como Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos— requiere un rediseño organizacional que evite una expansión puramente simbólica. El desafío es articular intereses diversos en un marco operativo coherente, evitando que el bloque se fragmente en subgrupos con agendas incompatibles.

Desdolarización parcial: impulso político sin ruptura inmediata

Uno de los principales objetivos del bloque será fortalecer el comercio bilateral en monedas locales entre los Estados miembros. Este proceso de desdolarización funcional, sin ruptura declarada con el sistema financiero global, representa una estrategia de soberanía monetaria gradual, particularmente útil en contextos de sanciones, volatilidad del dólar o dependencia financiera externa.

Brasil, como país anfitrión, ha liderado el impulso hacia una infraestructura de pagos alternativos como BRICS Pay, mientras que se prevé reforzar el papel del Acuerdo de Reserva Contingente (CRA). No obstante, la discusión sobre una moneda común —propuesta en ciclos anteriores— permanece en estado embrionario. India ha declarado abiertamente que aún es prematuro avanzar en esa dirección, lo que revela las asimetrías económicas y estratégicas internas del bloque.

El avance de los BRICS no debe entenderse únicamente como una reacción frente a las estructuras dominadas por Occidente. También implica un esfuerzo constructivo para crear nuevas formas de cooperación Sur-Sur, centradas en la autodeterminación económica, la complementariedad tecnológica y la reducción de las dependencias estructurales. Esto se evidencia en la promoción de proyectos conjuntos en agricultura, salud, educación y conectividad digital, especialmente en regiones africanas y latinoamericanas.

Además, los BRICS representan un espacio en el que potencias emergentes como China, India y Brasil pueden proyectar influencia sin la tutela de Washington o Bruselas. Esta autonomía relativa es clave para países que, aunque divergentes en sus modelos internos, comparten una visión crítica del statu quo global.

El Sur Global como proyecto geopolítico

Bajo el lema “Sur Global inclusivo y sostenible”, la cumbre buscará posicionar a los BRICS como interlocutores estructurales de los países en desarrollo. La agenda incluye temas como:

  • Inclusión financiera y digital,
  • Transición energética limpia,
  • Reforma de la gobernanza global (ONU, FMI, BM),
  • Nuevas adhesiones bajo un marco institucional más robusto.

Este enfoque otorga a los BRICS una legitimidad geopolítica ampliada, especialmente frente a un sistema multilateral percibido como disfuncional o sesgado hacia los intereses del Norte.

La narrativa que emerge del BRICS no propone una sustitución del sistema global actual, sino una coexistencia de polos que refleja la realidad multipolar del siglo XXI. Este enfoque postoccidental se centra en principios como la no injerencia, la soberanía económica, y la cooperación en pie de igualdad. Si bien estos valores han sido proclamados por décadas en foros multilaterales, los BRICS parecen estar en condiciones de instrumentalizarlos políticamente, gracias al peso combinado de sus economías y a su creciente influencia en regiones clave del planeta.

Convergencia táctica frente a Occidente

El bloque también ha comenzado a coordinar respuestas ante políticas comerciales agresivas, como los aranceles unilaterales aplicados o propuestos por Estados Unidos. Aunque se evita una confrontación directa, se evidencia una convergencia táctica defensiva que fortalece la cohesión del bloque. En particular, las declaraciones recientes de Donald Trump sobre imponer aranceles del 100 % si se avanza hacia una moneda BRICS han sido interpretadas como señales de presión geoeconómica.

BRICS

Conclusión

La Cumbre BRICS 2025 representa un movimiento estratégico hacia una arquitectura financiera paralela y una articulación política del Sur Global. Aunque aún fragmentado en sus capacidades, el bloque ofrece una plataforma potencialmente transformadora, capaz de disputar espacios simbólicos, económicos y normativos dentro del sistema internacional.

Su impacto dependerá de la capacidad de traducir voluntad política en institucionalidad concreta.

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