Ecuador ha programado celebrar la segunda vuelta electoral el 15 de octubre del presente año, con los candidatos Luisa González, representante del correísmo, y el empresario Daniel Noboa, que aseguraron sus lugares con 33% y 24% de votos, respectivamente. Este escenario presenta un enfrentamiento que ya se ha vuelto tradición en el país, reminiscente de las elecciones de 2021 cuando ganó Lasso, el correísmo, y la élite económica y empresarial.
En contraste con las elecciones pasadas, en las que el banquero Guillermo Lasso emergió victorioso, la Revolución Ciudadana liderada por el expresidente Rafael Correa experimenta un renacimiento, como se evidenció en su éxito en las elecciones regionales y municipales de febrero del 2023. Esto ocurre en un contexto donde el país enfrenta su más grave crisis de seguridad hasta la fecha.
Luisa González, una abogada con 45 años de edad y magister en Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid, representa al correísmo. Ha indicado que su principal asesor será Rafael Correa, marcando una clara oposición a Lasso, quien cuenta con un bajo índice de aceptación. González cuenta con el respaldo del movimiento correísta y su núcleo de votantes fieles, lo que le permitió ganar en la primera vuelta. Sin embargo, su asociación con Correa podría generar resistencia en ciertos sectores de la población.
Por otro lado, Daniel Noboa, un empresario de 35 años e hijo de Álvaro Noboa, uno de los hombres más ricos de Ecuador y candidato presidencial en múltiples ocasiones, representa una alternativa diferente. Su enfoque se centra en cuentas públicas ordenadas y responsabilidad fiscal, además de promover la libre empresa con responsabilidad social. A pesar de haber declarado que no se considera anticorreísta, es posible que en la segunda vuelta atraiga el voto anticorreísta, especialmente después de que la tercera fuerza, representada por Zurita-Villavicencio, planteó una clara oposición al correísmo en la primera vuelta.
Ambos candidatos proponen soluciones para la inseguridad, corrupción y economía; pero, su enfoque y su visión para el futuro de Ecuador difieren significativamente. La segunda vuelta será crucial para determinar el rumbo que tomará el país en los próximos años, aún con el poco tiempo que tendrían para gobernar los ganadores.