Haciéndole seguimiento a toda la coyuntura de inestabilidad política, económica y social de Colombia, que se ha exacerbado por más de 40 días de paro, se sigue teniendo el sinsabor, al menos de momento, por no encontrar una salida. Lo que llama la atención particularmente, es que luego de la “gran toma de Bogotá”, que sería el punto máximo de las manifestaciones para demostrar el verdadero descontento de la ciudadanía, el futuro de las manifestaciones se volvió aún más incierto puesto que las cosas no resultaron como se esperaba y varios de los sectores ya no se sienten realmente representados.
Tras este hecho, no se descarta la posibilidad de que, en el país, se tome la decisión de poner fin a las marchas y a los bloqueos (los pocos que ya quedan), tal como ya lo está pidiendo un sector de los manifestantes. Aunque, se había anunciado un “cambio de táctica y estrategia” por parte del Comité de Paro, las largas reuniones entre los mismos han tenido diferencias para tomar decisiones que deben ser en consenso. Sin duda, esta fragmentación, tanto de intereses como de la organización, no les ha servido mucho para definir el paso a seguir con el paro nacional.
De momento, el comité no se ha pronunciado sobre nuevas jornadas de manifestaciones, sin embargo, independientemente de esto, en varias ciudades y municipios se han venido realizando continuas jornadas de protestas que, en la medida de lo posible, han sido más pacíficas. Además de que siempre se ha dejado ver que el gobierno tiene muy poca voluntad política para negociar existe una preocupación general y es el incremento en contagios y fallecimientos diarios a causa del Covid-19. El 9 de mayo el país tuvo el peor día por fallecimientos registrando 550 muertes y 24.233 nuevos contagios.
Aún quedan muchas cosas sin resolver, además, se espera la entrega de las observaciones generales que emitirá la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, luego de su visita. Algo que se espera que genere un posible cambio frente a la postura del gobierno.
Por otro lado, puede haber un cambio en la manera de accionar. Sindicalistas también dejan ver nuevas alternativas como llevar el pliego de emergencia, que contiene los puntos básicos a negociar, ante el congreso para que este sea proyecto de ley. Es importante recordar la ola de violencia que se ha vivido durante este periodo y que, tanto el uso excesivo de la fuerza como los bloqueos, han sido pieza clave en las negociaciones con el Gobierno, que una vez más están suspendidas.
Por ahora, lo que queda es hacer es la más grande y efectiva protesta contra el gobierno: salir a votar. Ojalá, que por primera vez, se logre capitalizar electoralmente, todo ese descontento palpable que por muchos años ha estado permeando buena parte de la población colombiana.