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Haití 2025: violencia desbordada, misión internacional a prueba y elecciones en el horizonte

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En los últimos días, Haití volvió a encender las alarmas internacionales con nuevas masacres atribuidas a coaliciones de pandillas que extienden su control más allá de la capital. Más de 40 personas fueron asesinadas en el poblado pesquero de Labodrie, al norte de Puerto Príncipe, en uno de los ataques más cruentos del año, condenados por la ONU por su brutalidad y por marcar la expansión geográfica de la violencia.

Al mismo tiempo, las operaciones policiales continúan en otras regiones: esta mañana la policía reportó la muerte del exlíder rebelde Wilfort “Ti Wil” Ferdinand en Gonaïves durante un enfrentamiento, hecho que desató tiroteos y protestas locales. El patrón es claro: la respuesta estatal avanza a golpes de oportunidad, mientras las bandas mantienen la iniciativa en múltiples frentes

Quién gobierna hoy: el Consejo de Transición y el reloj electoral

Tras la renuncia de Ariel Henry en 2024, Haití está bajo un Consejo Presidencial de Transición, creado con apoyo de CARICOM, que asumió la tarea de estabilizar el país y encaminarlo a comicios generales. Este arreglo excepcional —con representantes designados y un primer ministro interino— sigue siendo un puente frágil entre el colapso institucional y el retorno a la normalidad democrática.

El propio liderazgo transitorio ha señalado noviembre de 2025 como la fecha objetivo para las elecciones, con la promesa de inaugurar un gobierno electo a inicios de 2026 si las condiciones de seguridad lo permiten. Que ese calendario se cumpla dependerá menos de la voluntad política y más de algo elemental: controlar territorios hoy dominados por pandillas y garantizar que la población pueda, literalmente, llegar a votar con vida.

Seguridad: la misión keniana entre avances puntuales y límites estructurales

La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), liderada por Kenia y respaldada por la ONU, ha reforzado a la Policía Nacional Haitiana con contingentes que siguieron llegando durante 2025. Su despliegue ha permitido recuperar puntos estratégicos y mejorar la percepción en algunos barrios, según mandos del propio contingente. Pero la fotografía completa sigue lejos de un “punto de inflexión”.

Investigaciones independientes y reportes periodísticos coinciden: la MSS opera con subequipamiento y enfrenta bandas mejor armadas, lo que limita su capacidad para asegurar de forma sostenida corredores humanitarios y gobernabilidad local. En paralelo, los jefes criminales —como el célebre “Barbecue”— continúan amenazando a la fuerza internacional, prueba de que el músculo coercitivo estatal todavía no es disuasivo.

Seguridad: la misión keniana entre avances puntuales y límites estructurales

La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), liderada por Kenia y respaldada por la ONU, ha reforzado a la Policía Nacional Haitiana con contingentes que siguieron llegando durante 2025. Su despliegue ha permitido recuperar puntos estratégicos y mejorar la percepción en algunos barrios, según mandos del propio contingente. Pero la fotografía completa sigue lejos de un “punto de inflexión”.

Investigaciones independientes y reportes periodísticos coinciden: la MSS opera con subequipamiento y enfrenta bandas mejor armadas, lo que limita su capacidad para asegurar de forma sostenida corredores humanitarios y gobernabilidad local. En paralelo, los jefes criminales —como el célebre “Barbecue”— continúan amenazando a la fuerza internacional, prueba de que el músculo coercitivo estatal todavía no es disuasivo.

Conclusión: Haití entre la esperanza y el abismo

Haití se encuentra en una encrucijada crítica. Las masacres recientes, la expansión territorial de las pandillas y el frágil desempeño de la misión internacional muestran que el país sigue atrapado en un círculo de violencia y debilidad institucional. Sin embargo, también hay un horizonte: las elecciones previstas para noviembre de 2025 representan la posibilidad de un punto de quiebre, aunque solo serán viables si la seguridad y la logística se consolidan en los próximos meses.

El desenlace no dependerá solo de Haití. La comunidad internacional, especialmente la región caribeña y Estados Unidos, tiene incentivos directos para sostener el esfuerzo: contener el éxodo migratorio y evitar que el “modelo pandillero” se propague como un cáncer en otras sociedades frágiles. El desafío es enorme y la ventana de tiempo es corta. Haití, otra vez, pone al mundo frente a una pregunta incómoda: ¿será capaz de rehacerse como nación soberana o seguirá siendo rehén de la violencia y la indiferencia?

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