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¿Cómo funciona el Domo de Hierro de Israel?

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En medio del nuevo ciclo de tensiones militares entre Israel e Irán en 2025 tras el ataque israelí a centrales nucleares iranís, una imagen comenzó a circular el día de ayer en redes sociales y medios internacionales. En él, un misil lanzado por el Domo de Hierro se desvió de su objetivo y cayó sobre la misma ciudad de Tel Aviv. El video fue difundido por cuentas cercanas a las Fuerzas Armadas iraníes, generando miles de reacciones y especulaciones. El principal rumor entre los espectadores mencionaba que el sistema habría sido hackeado, lo que supondría una vulneración crítica al orgullo tecnológico de Israel.

Más allá de los rumores, el evento reabrió el debate sobre la eficacia real del sistema y sobre el nuevo rostro de la guerra moderna. En la era de los drones, los ciberataques y las operaciones psicológicas, la seguridad ya no se mide solo por el poder de fuego -ataque de las fuerzas armadas convencionales-, sino por la resiliencia tecnológica y la capacidad de adaptación frente a amenazas híbridas. En este contexto, el Domo de Hierro no es solo una herramienta militar, sino un símbolo: de protección para algunos, de vulnerabilidad estratégica para otros.

¿Qué es el Domo de Hierro?

El Domo de Hierro (Iron Dome) o también llamado como Cúpula de Hierro, es un sistema de defensa aérea de corto alcance desarrollado por Israel para interceptar y destruir cohetes, misiles y proyectiles de artillería que amenacen áreas pobladas. Fue diseñado por la empresa Rafael Advanced Defense Systems, en colaboración con Israel Aerospace Industries, y cuenta con financiamiento estratégico de los Estados Unidos, que ha invertido miles de millones de dólares en su desarrollo y mantenimiento.

Este sistema forma parte del escudo antimisiles multinivel de Israel, junto con otros sistemas como el David’s Sling y el Arrow, que están diseñados para hacer frente a amenazas de mediano y largo alcance. El Domo de Hierro, en particular, se encarga de las amenazas de corto alcance -como los cohetes lanzados desde Gaza o el sur de Líbano- y tiene la capacidad de operar en entornos urbanos densos, discriminando en tiempo real si un proyectil representa o no un peligro para la población civil.

Domo de Hierro
El sistema de defensa “Domo de Hierro” de Israel detecta, calcula y neutraliza misiles enemigos en cuatro etapas clave: radar, unidad de control, unidad de disparo y misil interceptor. Diseñado para proteger áreas urbanas, este escudo antimisiles ha sido protagonista en los recientes conflictos del Medio Oriente. (Fuente: AFP)

Historia del Domo de Hierro

La idea del Domo de Hierro surgió tras la Segunda Guerra del Líbano en 2006, cuando Israel fue bombardeado por más de 4,000 cohetes lanzados por Hezbollah -considerado el vencedor de aquella guerra tras resistir 34 días ante una de las fuerzas más eficaces del a región-. La falta de una defensa eficaz contra ese tipo de ataques impulsó al gobierno israelí a buscar una solución tecnológica. En 2007, Rafael Advanced Defense Systems comenzó el desarrollo del sistema con el objetivo de crear un escudo móvil capaz de proteger ciudades y zonas estratégicas. Su diseño apuntaba a ofrecer una cobertura flexible y rentable ante ataques constantes y dispersos, como los que suelen provenir de la Franja de Gaza.

El primer despliegue operacional del Domo de Hierro ocurrió en marzo de 2011, en las afueras de Beerseba. Apenas días después, logró interceptar con éxito varios cohetes lanzados desde Gaza. Desde entonces, se ha convertido en una pieza clave del sistema de defensa israelí, acumulando miles de intercepciones y operando en coordinación con otras capas del escudo aéreo nacional. Su eficiencia fue celebrada internacionalmente, con tasas de efectividad que superaban el 90% en varios conflictos, especialmente durante las operaciones «Pilar Defensivo» (2012) y «Margen Protector» (2014).

Con el tiempo, el sistema ha sido actualizado y mejorado, y ha despertado interés global. Estados Unidos no solo financió su producción, sino que adquirió baterías para su propio uso, y países como India, Azerbaiyán y Rumanía han explorado acuerdos similares. Sin embargo, el Domo también ha sido blanco de críticas por su alto costo operativo y por su dependencia de una logística sofisticada. A pesar de ello, sigue siendo una de las herramientas defensivas más emblemáticas del siglo XXI y un símbolo del esfuerzo y de las operaciones de inteligencia y contrainteligencia israelí por blindar su territorio ante amenazas constantes.

¿Cómo funciona el Domo de Hierro?

El Domo de Hierro opera a través de una arquitectura en tres componentes principales: un radar de detección, un centro de control de batalla (BMC) y lanzadores móviles que disparan los misiles interceptores Tamir. Cuando el radar detecta un proyectil enemigo, el sistema calcula automáticamente su trayectoria y determina si impactará en una zona habitada o estratégica. Si representa una amenaza, el sistema ordena el lanzamiento de un misil interceptor que lo destruye en el aire. Si no, se permite que el proyectil caiga sin intervención para ahorrar recursos.

Una de las características más destacadas del sistema es su capacidad de discriminación, lo que lo convierte en un escudo inteligente y no simplemente reactivo. Esta selectividad ha permitido a Israel sostener largas campañas defensivas sin agotar su arsenal. Por ejemplo, durante la operación «Guardián de los Muros» en mayo de 2021, el Domo de Hierro interceptó más de 1,500 cohetes lanzados desde Gaza, alcanzando una tasa de éxito del 90%, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Otro caso notable fue en 2019, cuando interceptó múltiples cohetes lanzados desde Siria y Gaza casi simultáneamente, evitando impactos en centros urbanos como Ashkelon y Sderot.

Cada batería puede proteger un radio de entre 4 a 70 kilómetros, y suele operar de forma completamente automática, sin intervención humana directa. Esto permite que funcione incluso bajo ataques sorpresa o saturaciones de proyectiles. Sin embargo, el sistema tiene un costo elevado: mientras que un cohete enemigo puede costar 300 dólares, el misil Tamir que lo intercepta puede superar los 50,000 dólares, lo que ha motivado debates sobre su sostenibilidad en conflictos prolongados.

Limitaciones del Domo de Hierro

A pesar de su reputación como uno de los sistemas de defensa más eficaces del mundo, el Domo de Hierro tiene limitaciones técnicas y estratégicas que han sido puestas a prueba en cada escalada militar. Su principal debilidad es que no fue diseñado para enfrentar ataques masivos simultáneos, como los que pueden lanzar Irán o Hezbollah. Cuando la cantidad de proyectiles supera su capacidad de respuesta, algunos misiles logran escapar a la defensa, impactando en territorio israelí. Además, su cobertura es limitada y no cubre todo el país, lo que obliga a decidir qué zonas priorizar, dejando otras más expuestas.

Otra crítica recurrente es el elevado costo operacional. Cada misil interceptor Tamir puede costar entre 40,000 y 60,000 dólares, mientras que los cohetes enemigos suelen ser armas rudimentarias de menos de 1,000 dólares. Esta asimetría económica hace que cada ronda de combate suponga un desgaste financiero considerable para Israel. En conflictos prolongados, como las ofensivas desde Gaza, el gasto acumulado ha generado preocupación sobre la viabilidad de sostener el sistema en campañas extendidas, especialmente si se combina con amenazas desde múltiples frentes.

Finalmente, el reciente episodio difundido por redes sociales —donde un misil del Domo de Hierro se desvió y cayó sobre Tel Aviv— abrió la puerta a una hipótesis aún más preocupante: la posibilidad de un hackeo cibernético. Aunque Israel no ha confirmado ninguna vulneración digital, fuentes cercanas al aparato militar iraní insinuaron haber desarrollado un “nuevo método” para afectar el sistema. Las imágenes del proyectil fallido fueron acompañadas de burlas y gestos de propaganda, parte de una evidente operación psicológica (PSYOPS) para sembrar dudas sobre la capacidad tecnológica israelí. Si bien no hay pruebas concluyentes, el incidente plantea interrogantes sobre la resiliencia cibernética del Domo, en una era donde la guerra también se libra en el ciberespacio.

Comparación con otros sistemas de defensa: ¿hay un domo mejor?

El Domo de Hierro no es el único sistema antiaéreo de alta tecnología en el mundo, pero sí uno de los más mediáticos. En comparación, Estados Unidos cuenta con el sistema THAAD (Terminal High Altitude Area Defense), especializado en interceptar misiles balísticos a gran altitud, mientras que Rusia opera el S-400 y el S-500, con una cobertura más amplia y capacidad para derribar aviones, misiles y drones. China, por su parte, ha desarrollado el HQ-9, que combina tecnologías rusas y propias, y busca posicionarse como alternativa regional. Sin embargo, lo que hace único al Domo de Hierro es su precisión urbana, su rapidez de reacción y su selectividad para no interceptar amenazas menores, optimizando recursos.

A pesar de sus fortalezas, el sistema israelí también ha sido blanco de críticas por parte de algunos actores políticos. En 2022, el entonces presidente estadounidense Donald Trump ironizó sobre la dependencia de Israel en este sistema, sugiriendo que Estados Unidos debía desarrollar su propio “domo de oro”, una versión superior que sirviera como escudo absoluto contra cualquier tipo de amenaza aérea. Aunque su declaración fue más retórica que técnica, el concepto sirvió para exponer el deseo estadounidense de no solo financiar tecnología extranjera, sino liderar la innovación en defensa antimisiles a escala global.

Hasta el momento, Estados Unidos ha adquirido un número limitado de baterías del Domo de Hierro para pruebas internas, pero ha continuado invirtiendo en sus propios sistemas de defensa. La comparación entre países demuestra que no existe un sistema perfecto, sino soluciones adaptadas al entorno geopolítico de cada Estado. Israel, por su ubicación y densidad poblacional, ha diseñado un escudo táctico, rápido y automatizado. Rusia y China, en cambio, apuestan por sistemas más estratégicos y de mayor alcance. En esa diversidad, el Domo de Hierro destaca como un símbolo de defensa nacional urbana, pero no como un modelo infalible o universal.

Conclusión

El Domo de Hierro representa una de las respuestas más avanzadas al desafío contemporáneo de la defensa urbana en zonas de conflicto. Su éxito radica no solo en su precisión técnica, sino en su capacidad para adaptarse a una guerra de baja intensidad, donde cohetes improvisados pueden tener el mismo impacto simbólico que un misil balístico. Sin embargo, como ha quedado demostrado en los enfrentamientos recientes con Irán, ningún sistema es completamente infalible. Las limitaciones ante ataques masivos, el alto costo por cada interceptación y la creciente amenaza cibernética son recordatorios de que incluso la tecnología más sofisticada tiene puntos vulnerables.

En un mundo donde los conflictos ya no se limitan al campo de batalla físico, sino que se extienden al ciberespacio y a la opinión pública global, el Domo de Hierro también libra una batalla simbólica. Cada interceptación refuerza la percepción de seguridad. Cada falla, como la registrada en Tel Aviv, siembra dudas en la población y oportunidades en el enemigo. El futuro de la defensa no estará determinado solo por quién tenga el mejor misil, sino por quién pueda anticipar, resistir y adaptarse en un entorno híbrido donde la guerra, la propaganda y la tecnología se entrelazan.

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