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LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES | BOMBAS, BIBLIAS Y BURKAS: La trilogía infernal de una danza macabra del Oriente moderno | Opinión

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En este milenario teatro del absurdo llamado geopolítica, un nuevo acto de fuego y ceniza protagonizan Irán e Israel, con Estados Unidos echando más leña al infierno desde sus pájaros bombarderos de diseño democrático. Mientras los misiles iluminan el cielo con el fervor de las profecías bíblicas y coránicas, los muertos, esos que no votan, no rezan y no facturan, se acumulan como escombros morales en la antesala de la paz.

“La guerra es la continuación de la política por otros medios” escribió Carl Von Clausewitz, ese prusiano elegante quien jamás imaginó que su lúcida sentencia terminaría en la boca babeante de un Ayatolá o en la cuenta de X de Donald Trump. El primero justifica la Yihad con una teología medieval y misógina, mientras el segundo tuitea la diplomacia como quien escupe gasolina en una esquina tercermundista. Curiosamente, en Quito, la esquina del lanzallamas está en la avenida Naciones Unidas y América.

La paz, esa rara avis de las relaciones internacionales, parece un anacronismo romántico frente al espectáculo del fanatismo blindado, Irán en su cruzada teocrática, bombardea con fe y castiga a las mujeres con moralinas y argumentos del siglo VII. Las niñas sin velo no son ciudadanas, sino herejes, es la piedad de los Ayatolas la que les hace lapidar en nombre de la misericordia y censurar en nombre del amor divino.

Bombas

Mientras tanto en Tel Aviv, Netanyahu posa como un David con tanques y aviones en vez de hondas, su gobierno, experto en convertir la legítima defensa en doctrina de fuego eterno, se complace en responder cada amenaza con diez bombas y cien muertos.

Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error” decía Napoleón Bonaparte, pero Netanyahu, mas ansioso que sabio, prefiere interrumpir a todos con fuego a mansalva.

Desde Washington, el eco de los tambores de guerra resuena entre discursos de libertad y derechos humanos, convenientemente olvidados cuando los contratos de armas alcanzan cifras obscenas. Estados Unidos que, alguna vez soñó con ser el faro del mundo libre, se limita hoy a bombardear en nombre del orden mundial…siempre que ese orden sea rentable.

Trump ha transformado la diplomacia en un “reality show”, su intolerancia y desprecio por la ciencia, los inmigrantes y las mujeres, a los que suma su amor por los muros físicos y mentales, lo convierten en el ídolo perfecto de los nuevos cruzados. ¿Derechos humanos? Un estorbo. ¿Multilateralismo? Una debilidad. ¿La Paz? Una herejía liberal.

La guerra Irán-Israel, con los aplausos o silencios estratégicos de las potencias, es más que un conflicto una misa negra del ego personal, el fanatismo religioso y el lucro militar. Como advertía el filósofo Baruch Spinoza, “la paz no es la ausencia de guerra, sino una virtud, un estado de ánimo, una disposición para la benevolencia, la confianza y la justicia Difícil invocar estas virtudes entre guías espirituales que apedrean, generales que arrasan y presidentes que destilan odio en prime time.

El gran conservador francés Joseph de Maistre, fiel defensor del orden y la autoridad, escribió alguna vez “toda nación tiene el gobierno que se merece” Quizá eso explique por qué Israel tiene a Netanyahu, Irán a sus clérigos fanáticos y Estados Unidos a Trump. El pueblo, esa entelequia cuyo concepto esquivo y manipulable, termina, en este caso y en muchos casos, atrapado entre drones, dogmas y demagogias.

Kant, con su lúcido racionalismo siempre pensó en La Paz Perpetua en medio de un mundo regido por repúblicas, contratos internacionales y razón. Hoy, su tratado duerme en los anaqueles de alguna biblioteca, mientras los generales despiertan a los pueblos con explosiones y las religiones los adormecen con el miedo.

El mundo arde mientras rezamos a dioses sordos y seguimos a gobernantes ciegos, si la paz tiene algún futuro, será cuando el sentido común, la empatía y el pensamiento crítico logren vencer al dogma, al misil y al machismo con sotana y turbante. Pero eso, por ahora, parece un poema sin lectores…

Mauricio Riofrio Cuadrado

Abogado-Periodista & Consultor Político

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