El panorama geopolítico global ha sufrido un sismo de magnitud histórica este viernes 19 de diciembre de 2025. Mientras el mundo observa con asombro el paso del cometa interestelar 3I/ATLAS en su punto más cercano a la Tierra, en la superficie, el destino de la seguridad europea se está reescribiendo bajo una presión asfixiante.
Desde Moscú, en una conferencia de prensa de fin de año que ya se califica de «triunfalista», Vladimir Putin ha roto el silencio sobre el plan de paz de Donald Trump. Sus palabras no solo han validado la existencia de una diplomacia paralela que operó durante todo 2025, sino que han lanzado un insulto que ha fracturado definitivamente el eje Washington-Bruselas donde el Kremlin está listo para firmar, pero solo si los «cerditos» de Europa dejan de interferir.
El «Plan de los 28 Puntos» y el secreto de Anchorage
La gran revelación de hoy fue la mención de Putin a lo ocurrido en agosto de 2025 en Anchorage, Alaska. Según el líder ruso, las bases de lo que hoy conocemos como el «Plan de los 28 Puntos» fueron acordadas en secreto con enviados de Trump (liderados por Jared Kushner y Steve Witkoff) meses antes de que se hiciera público.
Este plan, que hoy es el documento más buscado en las cancillerías del mundo, propone un marco de «paz por territorios» que Kiev ha intentado rechazar desesperadamente. Entre los puntos más críticos que Putin confirmó estar dispuesto a aceptar se encuentran:
- Neutralidad Constitucional: Ucrania debe incluir en su Constitución que no se unirá a la OTAN en los próximos 20 años.
- Límites Militares: El ejército ucraniano se reduciría a un máximo de 600.000 efectivos (un recorte drástico frente a los más de 800.000 actuales).
- Congelamiento del Frente: Las líneas actuales de batalla se convertirían en la nueva frontera de facto, dejando a Rusia el control del Donbás y Crimea.
- La Zona Desmilitarizada (DMZ): Una franja de seguridad patrullada por tropas europeas (sin presencia de EE.UU.), lo que Putin llamó cínicamente «la responsabilidad de los vecinos».

El insulto que incendió Bruselas: «Los Cerditos» de Europa
La nota más explosiva del día fue el ataque personal de Putin contra los líderes de la Unión Europea. Al ser cuestionado sobre la resistencia de Francia y el Reino Unido a levantar las sanciones, Putin respondió con una metáfora degradante: llamó a los gobiernos europeos «cerditos» (piglets) que chillan ante las órdenes de su dueño en Washington, pero que no tienen el valor de sostener la guerra por sí mismos ahora que EE.UU. ha decidido retirarse.
Este insulto llega en un momento de debilidad extrema para la UE. Hoy fracasó en Bruselas la última cumbre para movilizar los activos rusos congelados. La falta de consenso europeo, sumada al ultimátum de Trump de cortar el financiamiento militar en enero de 2026, ha dejado a la diplomacia europea en un callejón sin salida.
Mar-a-Lago: El fin de semana de la «Última Oportunidad»
Mientras Putin hablaba en Moscú, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky aterrizaba en Florida. Hoy comienzan las reuniones críticas en Mar-a-Lago, donde el equipo de Trump le ha puesto una fecha límite: el 25 de diciembre. Si para Navidad no hay un compromiso de negociación sobre el Plan de los 28 Puntos, Washington declarará el fin de la asistencia militar.
Zelensky llega debilitado. A pesar de haber presentado hoy un «Plan de Paz Alternativo» con líneas rojas inamovibles, la realidad en el frente es implacable. Rusia ha intensificado sus ataques en el este esta semana, enviando el mensaje de que, si no hay trato en la mesa, habrá una conquista total en el terreno. La presión de Trump es clara: «Haz el trato ahora que aún tienes un país que salvar».

Conclusión: ¿Paz de Navidad o Colapso?
El 19 de diciembre de 2025 será recordado como el día en que las cartas se pusieron sobre la mesa. Putin ha aceptado el trato de Trump, aislando a Ucrania y humillando a Europa. Zelensky tiene 48 horas en Florida para decidir si acepta una paz dolorosa que dividirá su país, o si se arriesga a una lucha solitaria contra un Kremlin que ya cuenta con el beneplácito indirecto de la Casa Blanca.
El reloj hacia el 2026 ha comenzado a correr, y el sonido que se escucha no es el de las campanas de paz, sino el de un reordenamiento mundial donde la soberanía de las naciones pequeñas parece haber sido sacrificada en el altar de los «grandes acuerdos».
