La Casa Blanca con Trump a la cabeza evalúa ataques selectivos dentro de Venezuela contra objetivos de carteles, según reveló CNN y replicó Reuters, abriendo un nuevo capítulo de tensión entre Washington y Caracas. La posibilidad de golpes internos llega días después de que Estados Unidos difundiera el video de un ataque en el sur del Caribe contra una embarcación que, según Trump, había zarpado de Venezuela y estaba ligada al Tren de Aragua, con 11 muertos. No existe un anuncio formal de una campaña intraterritorial, pero sí un escalón militar que cambia la conversación regional.
El gobierno de Nicolás Maduro respondió con una narrativa de soberanía y movilización interna, denunciando que Washington busca una “agresión” y prometiendo resistencia en caso de una incursión. En actos públicos, el presidente venezolano ha llamado a milicias y tropas a estar preparadas y ha insistido en que el país defenderá su integridad territorial, mientras cuestiona la versión estadounidense sobre la embarcación.
🇺🇸🇻🇪 | Trump está considerando bombardear dentro del propio territorio de Venezuela a los cárteles del narcotráfico.
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) September 6, 2025
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¿Trump “bombardeará” dentro de Venezuela? Lo que está realmente confirmado
Hasta ahora, lo confirmado es un ataque a una embarcación fuera de aguas territoriales venezolanas y el estudio interno de “golpes selectivos” dentro del país contra supuestos objetivos de carteles. Reuters, citando a CNN, precisa que se trata de planes en evaluación, sin orden pública ni calendario. La distinción busca evaluar escenarios no equivale a decretar una campaña aérea o de misiles sobre suelo venezolano.
La narrativa oficial de Washington sostiene que la acción forma parte de una ofensiva contra “narcoterroristas” y que se operó en aguas internacionales. Voceros y aliados de la administración han defendido la continuidad de operaciones en el Caribe y han avisado que habrá más respuestas si detectan blancos vinculados a carteles.

Legalidad del ataque: autodefensa, derechos humanos y precedentes
Múltiples ONGs advirtieron que el ataque reportado podría violar el derecho internacional de los derechos humanos por el uso letal de la fuerza sin mostrar pruebas públicas de amenaza inminente ni agotar opciones de interdicción y captura. Académicos de Just Security subrayan que el caso tensiona los marcos de autodefensa y debida diligencia aplicables en alta mar, con implicancias serias si el modelo se traslada a territorio venezolano.
El debate jurídico habla de avanzar hacia blancos intraterritoriales, Estados Unidos chocaría con la soberanía de Venezuela y abriría un frente de reclamos en foros multilaterales, además de posibles litigios. La solidez de la evidencia y la transparencia sobre reglas de enfrentamiento serán determinantes para el respaldo internacional o, por el contrario, para multiplicar críticas.

Despliegue militar en el Caribe: destructores Aegis y disuasión
Previo y posterior al ataque, Estados Unidos movilizó destructores Aegis hacia el Caribe como parte de su ofensiva contra carteles. Reportes periodísticos y de defensa detallan el corrimiento de flotilla y la posibilidad de refuerzos aéreos, lectura que apunta a construir capacidad de reacción sostenida y disuasión ante rutas marítimas que conectan Venezuela con el Caribe occidental.
Este set-up operativo sugiere que Washington quiere mantener opciones abiertas: desde interdicciones reforzadas hasta golpes puntuales contra infraestructura logística si se cruzan umbrales definidos por su inteligencia. Para los vecinos, la militarización del Caribe implica riesgos de incidentes y desplazamiento de corredores ilícitos hacia otras cuencas.

Conclusiones
Para medir el rumbo inmediato, será clave si Washington publica coordenadas, audio e inteligencia que respalden la imputación al Tren de Aragua y si detalla reglas de enfrentamiento. Una divulgación robusta reduce costos legales y sube el respaldo de aliados; el secreto, en cambio, multiplica impugnaciones. También habrá que seguir posibles NOTAM/NAVAREA, movimientos de flota y el tono de OEA/CARICOM, que funcionan como barómetros de desescalada o endurecimiento.
El tablero ya cambió: la lucha contra el narco dejó de ser solo policial y entró de lleno en la lógica militar en el Caribe. Si la fase de evaluación se traduce en ataques dentro de Venezuela, el choque con la soberanía será frontal y el costo regional crecerá en velocidad y escala. En ese cruce, legalidad, evidencia y control de escalada son las tres palabras que definirán la narrativa y los apoyos.
