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El hallazgo de dispositivos de espionaje en hospitales de Gaza ha generado un debate sobre el origen y la narrativa del descubrimiento. Mientras las autoridades palestinas aseguran haber identificado estos dispositivos como parte de una red de vigilancia israelí, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y sus servicios de inteligencia argumentan que fueron sus operaciones las que revelaron el uso de instalaciones médicas como centros de comando y control por parte de grupos como Hamás y la Yihad Islámica Palestina (PIJ).
El Ministerio del Interior en Gaza, bajo el control de Hamás, declaró en un comunicado oficial: «Hemos identificado dispositivos de espionaje avanzados ocultos en infraestructuras críticas, incluidos hospitales, diseñados para recopilar información y monitorizar nuestras actividades». Según las autoridades palestinas, los equipos fueron hallados durante inspecciones de seguridad de rutina en el hospital Al-Shifa y otras instalaciones médicas.
Un portavoz del Ministerio agregó que los dispositivos estaban vinculados a redes de comunicación que enviaban datos a servidores externos, presuntamente controlados por Israel. «Estos dispositivos son un ejemplo más de la guerra cibernética y de inteligencia que Israel emplea contra nuestro pueblo», afirmó el vocero.
Por otro lado, las FDI y el Mossad sostienen que el descubrimiento de dispositivos de espionaje y túneles en hospitales de Gaza fue el resultado de operaciones de inteligencia meticulosamente planificadas. En una declaración pública, un alto oficial de inteligencia israelí aseguró: «Nuestra incursión en el hospital Al-Shifa permitió descubrir cómo Hamás utiliza instalaciones médicas para ocultar su infraestructura militar y coordinar ataques contra Israel».
Además, las FDI han señalado que los dispositivos encontrados no eran herramientas de vigilancia israelíes, sino equipos de comunicación utilizados por Hamás para coordinar sus operaciones. Según el mismo oficial, «La narrativa de que estos dispositivos fueron colocados por Israel es parte de una campaña de desinformación promovida por Hamás para desviar la atención de su uso de civiles como escudos humanos».
La dualidad de estas narrativas pone de relieve las tensiones inherentes en el conflicto entre Israel y Palestina, donde las operaciones de inteligencia desempeñan un papel crucial tanto en el terreno como en el ámbito de la percepción pública.
Desde la perspectiva israelí, el uso de hospitales como centros de comando por parte de Hamás viola las leyes internacionales y justifica las operaciones de inteligencia en estas áreas. Sin embargo, para las autoridades palestinas, la vigilancia en instalaciones médicas constituye un abuso de poder y un intento de comprometer su capacidad de resistencia.
El hallazgo de estos dispositivos ha captado la atención de la comunidad internacional, generando un intenso debate sobre las tácticas de ambos lados. Organizaciones como Human Rights Watch han señalado que el uso de infraestructuras civiles con fines militares, ya sea como base o como blanco, agrava la crisis humanitaria en Gaza.
Un representante de Naciones Unidas expresó preocupación por la falta de claridad en torno al descubrimiento: «Es fundamental establecer con precisión qué ocurrió y quién es responsable para evitar una escalada adicional del conflicto y proteger a la población civil».
La disputa sobre los dispositivos de espionaje en Gaza refleja no solo un enfrentamiento militar, sino también una guerra de narrativas entre Israel y Palestina. Mientras ambos lados intentan consolidar su versión de los hechos, la situación subraya la complejidad de operar en un entorno donde la percepción pública y las operaciones de inteligencia son armas tan poderosas como cualquier arsenal militar.
La verdad detrás de estos dispositivos podría tener implicaciones significativas para la seguridad regional, la legitimidad internacional de las partes involucradas y el desarrollo de futuras estrategias de inteligencia en uno de los conflictos más prolongados y controvertidos del mundo.
