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Forjando la identidad chaqueña en Villa Montes

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La provincia del Gran Chaco -integrada por los municipios de Villa Montes, Yacuiba y Caraparí- obtuvo su estatus de Región Autónoma tras el referéndum del 20 de noviembre de 2016, lo que le permitió gestionar directamente el 45 % de las regalías petroleras departamentales ayudando también a desarrollar una identidad chaqueña. Este ingreso, distribuido en partes iguales del 15 % para cada municipio, ha sido el motor de un crecimiento sostenido en los sectores de hidrocarburos, ganadería, pesca y turismo. No obstante, no está exento de distintas problemáticas que se mantienen vigentes hasta hoy.

Villa Montes: eje estratégico

Villa Montes, asentada a 388 m s. n. m. en la ladera oriental del Aguaragüe y con cerca de 46 000 habitantes (censo 2024), se ha convertido en el núcleo productivo de la región. Allí conviven los proyectos impulsados por la alcaldía de Rubén Vaca y la gobernación de José Luis Ábrego, quienes han puesto el foco en reforzar la infraestructura vial, hidráulica e industrial para consolidar su papel en la provisión de gas, la cría de ganado, la pesca comercial y el turismo de naturaleza.

Agenda de desarrollo

La agenda de desarrollo de Villa Montes se articula en tres grandes ejes:

  • Carretera La Vertiente–Palo Marcado, con una inversión superior a 106 millones de bolivianos, que mejora la conectividad local y regional.
  • Plantas industriales, dedicadas a la producción de biodiésel y procesamiento piscícola, financiadas con 81 millones de bolivianos para diversificar la economía.
  • Turismo e identidad, a través del Corredor Bioceánico y las rutas del Pilcomayo y de la
  • Guerra del Chaco, que buscan reforzar la narrativa chaqueña como atractivo cultural y natural.

La figura de Horacio Bass como embajador chaqueño

En un acto celebrado en la Plaza 24 de Julio, Horacio Bass se presentó junto al gobernador José Luis Ábrego y al alcalde interino Bass Werner para poner en escena una estrategia simbólica de gran impacto: proyectar la riqueza cultural del Gran Chaco más allá de sus límites geográficos. Al destacar la presencia histórica de las comunidades guaraní, weenhayek y tapiete, Bass no solo reivindicó el legado de la Guerra del Chaco y el cauce del Pilcomayo, sino que sembró la semilla de un relato territorial que articula la identidad chaqueña con proyectos concretos de desarrollo.

Su rol, más allá del espectáculo cultural, apela a una “autoridad blanda” capaz de tejer redes de colaboración entre los tres niveles de gobierno. Al alinear su figura con el MAS-IPSP, aprovecha el respaldo de ejecutivos regionales para impulsar el Corredor Bioceánico, mientras establece vínculos con plataformas turísticas internacionales. De este modo, Horacio Bass se perfila como un embajador regional que no solo habla del Chaco, sino que lo lleva a foros nacionales y ferias especializadas, convirtiendo la evocación de la Pachamama chaqueña en una oportunidad de atraer inversiones y fortalecer la cohesión interna.

Al mismo tiempo, Bass equilibra su visibilidad pública con el compromiso de traducir símbolos en obras: desde la promoción de la carretera La Vertiente–Palo Marcado hasta la defensa de la ribera del Pilcomayo, su propuesta busca demostrar que la narrativa identitaria puede convertirse en motor de infraestructuras sostenibles. Así, su figura emerge como un puente entre la memoria colectiva y la modernización regional, aportando legitimidad territorial y creando un capital simbólico que, de manera orgánica, alimenta la esperanza de un Chaco vivo y próspero.

Desafíos y tensiones

A pesar de la fuerza simbólica que representa Horacio Bass, su proyecto enfrenta el riesgo de quedar reducido a una escenografía política si no logra traducir gestos en resultados tangibles. La primera tensión surge con la instrumentalización de su imagen: existe la duda de si sus apariciones conjuntas con autoridades servirán para respaldar un liderazgo efectivo o se limitarán a actos rituales de campaña.

Al mismo tiempo, la coordinación institucional resulta un reto mayúsculo: Bass debe articular con claridad las competencias y recursos entre la municipalidad de Villa Montes, la gobernación de Tarija y el Ejecutivo central, evitando solapamientos y garantizando la continuidad de obras como la expansión de la carretera La Vertiente–Palo Marcado o la protección de la ribera del Pilcomayo.

La representación étnica constituye otra tensión clave. Aunque su discurso reivindica a los pueblos guaraní, weenhayek y tapiete, la efectividad de esta inclusión depende de diseñar estrategias interculturales que trasciendan la retórica territorial: sin un verdadero diálogo con las comunidades y sin mecanismos de participación ciudadana (por ejemplo, un observatorio local que evalúe el cumplimiento de las promesas), la figura de Bass podría percibirse como una etiqueta vacía, desconectada de las realidades y expectativas de los distintos actores indígenas.

Proyecciones y recomendaciones

Mirando hacia adelante, el futuro de Villa Montes y del proyecto identitario de Horacio Bass se define por dos líneas de acción complementarias. Primero, la consolidación de infraestructuras que respalden la narrativa chaqueña: avanzar en la carretera La Vertiente–Palo Marcado fortalecerá la conexión bioceánica, mientras que la restauración de las riberas del Pilcomayo y el desarrollo de plantas de biodiésel y piscícolas garantizarán una economía diversificada y sostenible. En paralelo, será clave impulsar la educación intercultural y el turismo responsable, diseñando rutas temáticas que pongan en valor la herencia guaraní, weenhayek y tapiete, y conecten experiencias locales con los grandes corredores internacionales.

Segundo, para evitar la cooptación partidaria y el distanciamiento de las comunidades, conviene establecer un observatorio ciudadano que monitoree los avances de cada iniciativa y permita la retroalimentación constante de líderes indígenas y vecinos. Este órgano, de carácter autónomo, validaría los indicadores de éxito —ya sean económicos, ambientales o culturales— y facilitaría la coordinación entre municipio, región y Gobierno central.

Conclusión

En definitiva, la propuesta de Horacio Bass articula historia, cultura y modernidad para posicionar a Villa Montes como epicentro de una identidad chaqueña renovada. Al recuperar la memoria de la Guerra del Chaco y elevar las voces guaraní, weenhayek y tapiete, Bass teje un relato que trasciende las fronteras locales, mientras las obras de infraestructura —carretera bioceánica, plantas industriales y protección del Pilcomayo— demuestran el potencial transformador de unir territorio y desarrollo.

Para mantener viva esta tensión entre símbolo y acción, será crucial asegurar mecanismos de participación ciudadana, como un observatorio autónomo, y coordinar eficazmente los recursos entre municipios, gobernación y Gobierno central. Así, el proyecto no caerá en la trampa de la propaganda, sino que materializará un modelo de crecimiento inclusivo y sostenible que puede servir de ejemplo para otras regiones autónomas.

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