¿Son las personas del Perú rural los menos desconectados en Internet?
Goberna analiza a partir de la investigación de Datum (2025), cómo se pueden ganar campañas con estrategias digitales en el mundo rural, andino y amazónico. En el imaginario urbano, aún persiste la idea de que el Perú rural vive desconectado, ajeno a las redes sociales y a la vida digital. Pero los datos recientes del estudio mencionado, rompen ese mito: el 74% de la población rural utiliza internet, y la mayoría lo hace para comunicarse y entretenerse.
En los pueblos andinos o amazónicos, los smartphones ya no son un lujo, sino una herramienta de convivencia. En las ferias, en los terminales, en las chacras o después del trabajo, los videos de TikTok y los mensajes de WhatsApp acompañan la jornada. Lo digital se ha integrado a la vida cotidiana —aunque no siempre con fines académicos.
Conectividad regional: un país que navega, pero no siempre participa
Como dato general, debemos mencionar que los estudios de Datum Internacional (2025) revelan que el Perú posee uno de los niveles de conectividad más altos de la región, casi al mismo nivel que Chile y muy por encima de Colombia. Esto demuestra que el país no enfrenta un problema de acceso, sino de aprovechamiento: millones de peruanos están en línea, pero no necesariamente participan, se informan o se educan a través de la red. Tener conexión ya no es el desafío; convertir esa conexión en ciudadanía digital activa es el verdadero reto que las campañas políticas deben comprender.

¿A qué se debe esto? Se debe a que la población digital rural está conectada —más incluso que la urbana—, pero con un uso mucho más limitado. Según la Ruta de Ciudadanía Digital elaborada por Datum Internacional (2025), la mayoría de peruanos se encuentra en el nivel básico, dedicado a la comunicación y el entretenimiento, mientras que solo una minoría alcanza los niveles intermedio o avanzado. Esta brecha no refleja falta de acceso, sino una diferencia en los propósitos y habilidades con que la población se apropia del entorno digital.

Por ello este gráfico revela una verdad incómoda: el Perú rural sí está en línea, pero su uso digital se concentra en el nivel más básico. Esto no significa desconexión, sino una forma distinta de apropiación tecnológica. La población rural no navega en internet con fines políticos o educativos, pero sí lo hace para mantener vínculos afectivos, informarse de manera casual y entretenerse. Esa realidad abre un nuevo frente para las estrategias electorales: no se trata de conectar al campo, sino de aprender a comunicar políticamente dentro de su ecosistema digital.
Campañas con mirada urbana, audiencias rurales
Pese a este avance, la mayoría de campañas políticas en el Perú siguen diseñadas para un público urbano. Se conciben desde Lima, se producen con un lenguaje técnico o institucional y se difunden en formatos poco afines a los hábitos rurales.
La realidad digital del campo, en cambio, está marcada por la inmediatez, el intercambio comunitario y el contenido ligero. Los usuarios rurales habitan el espacio digital desde la emoción, no desde la formalidad. En esa diferencia de tono y formato se explica por qué tantas estrategias digitales fracasan en las regiones.
Adopción digital: conectados, pero con uso limitado
El índice de adopción digital mide qué tan incorporada está la tecnología en la vida cotidiana de las personas. Aunque el Perú tiene una alta conectividad, su puntaje (0.21) muestra un uso todavía limitado frente a Chile (0.32) y Colombia (0.31). Es decir, los peruanos están conectados, pero aún no aprovechan plenamente lo digital.

En ese sentido, como se refleja en este gráfico, este mismo índice no implica desconexión: significa que nuestro uso digital está concentrado en actividades cotidianas y recreativas. Para las campañas electorales, esta información es oro puro. No se trata de forzar un cambio de hábitos, sino de adaptar la comunicación política a los modos de apropiación existentes.
Un mensaje audiovisual breve, narrado en tono cercano y difundido en WhatsApp o Facebook local, puede ser más persuasivo que una pauta televisiva o un video de estudio. Las campañas rurales no necesitan ser más costosas: necesitan ser más humanas, más contextuales y más comprensibles.
Del entretenimiento a la participación política
El entretenimiento digital se ha convertido en la puerta de entrada al mundo virtual del Perú rural. Desde los videos de TikTok hasta los audios de WhatsApp, las comunidades utilizan estos espacios no solo para distraerse, sino también para compartir vivencias y opiniones sobre su entorno. Esta dinámica emocional y cercana ofrece una oportunidad única para la política: hablar el mismo idioma que la población rural, sin imponer formatos ajenos a su experiencia digital.
Más que un obstáculo, el entretenimiento puede ser un puente hacia la participación cívica. Si los mensajes políticos se integran con sensibilidad en estos canales, a través de narrativas locales, música o humor, podrían despertar interés en temas públicos sin recurrir al discurso rígido. La conexión no nace de la propaganda, sino de la identificación: cuando las personas sienten que la política también forma parte de su vida cotidiana.
Hacia una estrategia digital con rostro territorial
El país necesita campañas que entiendan que no existe una sola ciudadanía digital, sino muchas. En las regiones, los usuarios confían en voces cercanas: líderes comunales, docentes, comerciantes o jóvenes locales, antes que en cuentas institucionales. Por ello, una estrategia electoral eficaz debe apoyarse en esas redes de confianza, adaptando el mensaje a los modos y valores del territorio.
Esto exige que la política aprenda a comunicarse con respeto cultural y sencillez. No se trata de imponer la lógica urbana, sino de tejer presencia digital desde lo comunitario, combinando el diálogo presencial con la difusión digital. Solo así la tecnología dejará de ser un canal unidireccional para convertirse en una herramienta real de representación.
Conclusión: un país conectado con lenguajes distintos
El informe de Datum demuestra que el Perú rural sí está conectado, aunque su forma de usar internet sea distinta. El reto de la política no es llevar más cables ni antenas, sino aprender a escuchar y dialogar en el lenguaje digital del campo. Allí donde predominan la cercanía, el humor y la emoción, hay también un espacio para construir ciudadanía.
El mito del votante desconectado ha quedado atrás. El nuevo desafío consiste en transformar el entretenimiento en participación, y la conexión en conciencia. En ese cambio de enfoque podría definirse el futuro de las campañas: no en los laboratorios de marketing, sino en los celulares que laten cada día en los pueblos del Perú profundo.
Un comentario
Entendemos Entonces que todas la Operaciónes Psicológicas, En base a todos los Temas y más aún al Electorado, no funciona ahí, pues ellos mismo se vacunan, xsl no utilizar los medios y el internet de manera» NORMAL O URBANA».
Que es ahi dónde las masas son flageladas o