El debate presidencial de Red Uno no solo evidenció la falta de propuestas sólidas, sino que marcó un punto de inflexión en el discurso político de 2025: el libre mercado y la empresa privada emergen como bandera frente a un modelo estatal agotado. En un escenario donde la economía aprieta y la agroindustria exige respuestas, los candidatos demostraron más carencias que certezas, dejando al electorado sin un liderazgo claro ni una visión realista de país.
El reciente “primer debate presidencial” organizado por Red Uno —en el marco del operativo “Uno Decide”— trajo al frente a cinco candidaturas con propuestas centradas en la estabilidad económica, el impulso al agro cruceño y el apoyo a emprendedores. Sin embargo, el consenso fue claro: ninguna logró ofrecer mensajes resonantes o soluciones creíbles. Se confirmó la tendencia emergente en 2025 de favorecer un discurso privado y liberal frente al capitalismo estatal.

Contexto político y económico: Mercado libre versus estatismo
El debate se inscribió en medio de un escenario económico complejo. Desde analistas como Rudy Sanguino hasta instituciones como Cadex y el INE, se ha cuestionado la interpretación oficial del crecimiento, denunciando inflación creciente, cierre de empresas y escasez de dólares y gasoil
Frente a ello, surgió un giro discursivo: la premisa de que “la empresa privada y el libre mercado debe predominar sobre el capitalismo estatal”. Un mensaje alineado con los sectores productivos de Santa Cruz, que han sido el motor del PIB regional, con el agro representando un 20 % de la economía local. Y en este foro mediático, los postulantes tenían la misión de convencer a ese electorado clave.
Ejes temáticos: economía, agroindustria y emprendedores.
El debate se centró en tres grandes prioridades:
Estabilidad económica: la necesidad de políticas claras contra la inflación, con control del gasto público y estímulo al sector privado.
Agroindustria cruceña: garantizar seguridad jurídica a los productores, acceso a biotecnología, diésel y protección frente a avasallamientos
Emprendedores: promoción del ecosistema emprendedor como polo de reactivación y diversificación.
Este guion trazado por empresarios y productores del oriente demandaba respuestas técnicas y medibles.
Evaluación candidato por candidato
A continuación, el análisis pormenorizado de cada aspirante, según sus intervenciones:
1. Jhonny Fernández
Fue catalogado como un perfil más municipal que presidencial. Su discurso careció de coherencia y trascendencia; parecía desconectado de las exigencias actuales. Sus imágenes pasadas no conectan con el electorado joven y empresarial cruceño. Conclusión: fuera de foco.
2. Tuto Quiroga
Repitió su discurso mecanizado («un libreto en su cerebro»), sin claridad ni profundidad. Su mensaje no convenció de su capacidad para gestionar temas complejos en comercio, agro o finanzas. Su “luz” fue breve, sin dejar marca.
3. Samuel Doria Medina
Su discurso fue parco y sin sabor. Mostró un cuaderno con soluciones, pero dedicó la mayor parte del tiempo a recapitular problemas ya conocidos. No pasó al terreno de ideas profundas ni generó impacto. Además, su inseguridad fue evidente.
4. Manfred Reyes Villa
Fue tildado de demagogo, al prometer e incentivar la venta del litio como demanda principal no genera la suficiente confianza. Su intento por situarse en el centro político se percibió como vacilante y poco creíble.
5. Eduardo del Castillo
Se presentó atacando a la «vieja derecha» y apelando a su juventud, pero sin presentar contenido sólido en materia económica. Además, su pasado reciente ligado al MAS pasó factura, restándole credibilidad.

Diagnóstico general: debilidad discurso, desconexión y falta de marca
El desenlace fue contundente: ningún candidato se mostró contundente ni creíble. El público objetivo (agroindustria, mercados, emprendedores) exige soluciones técnicas, realismo económico y mensaje emocional inteligente; pero los aspirantes no estuvieron a la altura.
Las carencias más destacadas fueron:
- Incoherencia y superficialidad discursiva. Predominaron repeticiones y afirmaciones vacías: “tenemos soluciones”, pero no se escucharon respuestas claras sobre los problemas.
- Falta de contacto emocional. No se transmitió inteligencia emocional; los candidatos lucieron inseguros, autocomplacientes o desconfiables.
- Ausencia de marca política definida. Sin una identidad ideológica clara, ni proyecto de país concreto, sus intervenciones quedaron reducidas a retóricas vacías.
- Elementos exigibles: ajustes urgentes para mejorar la recepción
Basados en lo conversado, los candidatos requieren trabajar urgentemente en cinco áreas clave:
- Enlace con su público objetivo: deben demostrar que comprenden las realidades del agro cruceño, el libre mercado y la urgencia del emprendimiento como motor económico. No basta con nombrarlos; se necesitan planes con cifras, plazos y actores.
- Soluciones con credibilidad técnica: por ejemplo, garantizar diésel, biotecnología, tratados de exportación y regulación de seguridad jurídica. La gente quiere saber quién va a ejecutar y cómo lo hará.
- Marca política clara: deben definir si son liberal conservadores, progresistas moderados, o liberales sociales. La indefinición diluye su atractivo.
- Confianza en la exposición: ensayar discursos, trabajar la oratoria, gestionar emociones. Un candidato inseguro pierde impacto.
- Contar una historia (marca ilusión): el electorado necesita un relato esperanzador que inspire cambio y muestre un camino viable. No es suficiente el diagnóstico: se requiere una visión país.
El giro ‘privatista’: una oportunidad y un riesgo
El debate mostró que el discurso privado y de libre mercado ha ganado terreno en 2025, especialmente en Santa Cruz, donde el sector agroindustrial representa parte fundamental del PIB regional
Ese giro ofrece una oportunidad para aquellos candidatos que quieran posicionarse como promotores de un modelo económico menos intervencionista. Pero no todos lo aprovecharon: faltaron argumentos concretos para plantear cómo ese giro se traducirá en bienestar.
Además, el malestar económico general —inflación, desempleo, falta de combustible— puede hacer que el electorado exija soluciones inmediatas y eficientes. Puede que el mensaje liberal no sea suficiente; necesita aterrizar en propuestas creíbles.

Conclusión:
Los cinco candidatos dejaron pasar una oportunidad crítica. Frente a un electorado preocupado por la economía real, el agro cruceño y el emprendimiento, sus discursos resultaron débiles, poco estructurados y desprovistos de marca. El giro discursivo hacia el libre mercado requiere madurez política, estudios técnicos, empatía emocional y una narrativa convincente: nada de esto apareció en el debate.
Quedan cinco semanas hasta el 17 de agosto para corregir el rumbo. La mesa está servida para quienes, además de hablar, actúen con solidez. La ciudadanía exige liderazgo, coherencia, soluciones específicas, y un relato que no se rompa con su pasado ni con sus gestos. En esa medida se jugará el destino electoral.
Para la próxima entrega: sería clave que los debates previos aborden con rigor temas como litio y agro, con paneles técnicos que confronten ideas. El desafío no solo está en ganar votos, sino en convencer que sus proyectos tienen sustento, técnica y el poder de transformar la realidad económica y social boliviana.
