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Estimada comunidad, en el marco de mi análisis sobre los procedimientos de influencia, en esta ocasión me adentro en el fascinante campo de las Operaciones Psicológicas (PSYOPS) y la doctrina rusa de las Medidas Activas. Diversas fuentes coinciden en que la estructura de desinformación y manipulación desarrollada por Rusia, cuyo origen se remonta a la antigua KGB, es una de las más sofisticadas y efectivas del mundo. William Sargant, en su obra The Battle for the Mind, ya destacaba cómo los rusos habían logrado avances sorprendentes en técnicas de control mental y condicionamiento, superando ampliamente los esfuerzos realizados en Occidente.
Este artículo tiene como finalidad desarrollar la doctrina rusa, explorando sus raíces ideológicas, estrategias y evolución a lo largo del tiempo. Para ello, se presentarán casos históricos, referencias a manuales y documentos desclasificados, así como anécdotas que ilustran su aplicación práctica.
Acá puedes ver mi video, donde lo explico a detalle en YouTube
El origen formal de estas estrategias se remonta al período de Iósif Stalin, cuando la inteligencia soviética comenzó a sistematizar las acciones encubiertas destinadas a desestabilizar y manipular a países considerados hostiles o potencialmente hostiles a la Unión Soviética. Tras la Segunda Guerra Mundial y con el inicio de la Guerra Fría, las Medidas Activas fueron institucionalizadas dentro de la estructura de la KGB (Comité para la Seguridad del Estado), donde se perfeccionaron hasta convertirse en un conjunto de tácticas que trascendían la simple recolección de inteligencia.
En el seno de la KGB, existía una unidad especializada en la ejecución de estas estrategias, comúnmente conocida como el Servicio A o la Dirección de Medidas Activas. Su labor consistía en diseñar y llevar a cabo operaciones de desinformación, propaganda encubierta, influencia política y psicológica, sabotaje y, en algunos casos, apoyo clandestino a movimientos revolucionarios en distintas partes del mundo.
Para la doctrina soviética, la lucha ideológica era un frente tan crucial como el militar o el económico. Por ello, la KGB trabajaba en estrecha coordinación con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) para identificar objetivos estratégicos y desarrollar planes que socavaran la credibilidad de Occidente y promovieran los intereses de la URSS a nivel global.
Las Medidas Activas incluían la elaboración de noticias falsas (fake news) y la manipulación de hechos reales con el objetivo de distorsionar la percepción pública sobre eventos políticos, sociales o económicos. A través de la propaganda encubierta, se buscaba influir en los medios de comunicación, difundir rumores y generar tensiones internas en países adversarios, debilitando así su estabilidad. Además, se diseñaban campañas de largo plazo destinadas a erosionar la confianza en instituciones clave, como los gobiernos, los ejércitos y las agencias de inteligencia, logrando de este modo un impacto profundo y sostenido en la opinión pública.
La KGB fomentaba la infiltración en partidos políticos, sindicatos, organizaciones religiosas y grupos estudiantiles con el propósito de influir en sus dinámicas internas. Su objetivo principal era sembrar discordia o fortalecer posturas favorables a la Unión Soviética. Para ello, a menudo recurría a intermediarios u organizaciones pantalla, lo que permitía que, en muchos casos, los propios infiltrados no fueran conscientes de que estaban sirviendo a los intereses de la KGB.
Las Medidas Activas de la KGB abarcaban desde actos de sabotaje industrial hasta la alteración de infraestructuras críticas, como redes de transporte, comunicaciones y suministros energéticos. Aunque muchas de estas acciones no siempre llegaban a ejecutarse, los planes de sabotaje estaban diseñados para ser activados en caso de una escalada del conflicto o una ruptura diplomática grave, asegurando así una capacidad de desestabilización estratégica cuando fuera necesario.
Las Medidas Activas han sido objeto de estudio a lo largo de los años gracias a diversas fuentes que han revelado su funcionamiento interno y su impacto global. Documentos desclasificados, testimonios de ex-agentes y archivos filtrados han permitido reconstruir con precisión las tácticas utilizadas por la inteligencia soviética. A continuación, profundizaremos en ellos.
Este manual recopila la terminología y los procedimientos estándar utilizados por la KGB, proporcionando una visión detallada de su estructura operativa. En sus páginas, se incluyen definiciones de conceptos clave, organigramas y ejemplos de operaciones de inteligencia, tanto encubiertas como aquellas relacionadas con las Medidas Activas en su sentido más estricto. Su valor radica en la capacidad de ofrecer una comprensión profunda de la jerga utilizada por los oficiales soviéticos y la manera en que concebían y ejecutaban sus misiones dentro del aparato de inteligencia de la Unión Soviética.
El Archivo Mitrojin es una recopilación de notas elaboradas por el archivista de la KGB, Vasili Mitrojin, quien, desde finales de la década de 1950, comenzó a transcribir a mano documentación relacionada con centenares de operaciones de inteligencia soviéticas. Durante décadas, Mitrojin acumuló información detallada sobre las actividades encubiertas de la KGB, registrando meticulosamente datos sobre operaciones de desinformación, intentos de reclutamiento de agentes en gobiernos occidentales y estrategias de influencia psicológica a nivel global.
Tras su deserción al Reino Unido en 1992, Mitrojin colaboró con el historiador Christopher Andrew para publicar dos volúmenes fundamentales sobre las actividades de la inteligencia soviética: The Mitrokhin Archive: The KGB in Europe and the West (1999) y The Mitrokhin Archive II: The KGB and the World (2005). Estas obras revelaron con gran detalle la magnitud de las operaciones de la KGB, proporcionando una perspectiva única sobre la guerra encubierta librada por la Unión Soviética a lo largo de la Guerra Fría.
La KGB llevó a cabo diversas operaciones de desinformación destinadas a desacreditar a Estados Unidos y generar desconfianza interna. Un ejemplo fue su colaboración indirecta con Philip Agee, un ex-agente de la CIA convertido en crítico de la agencia, quien publicó información comprometedora que debilitó la reputación de la inteligencia estadounidense.
Asimismo, la KGB promovió teorías conspirativas sobre el asesinato de John F. Kennedy, difundiendo la idea de que la CIA o la derecha estadounidense estaban detrás del magnicidio, con el fin de profundizar la división y la desconfianza en la sociedad norteamericana.
Otro caso destacado fue la Operación INFEKTION, una campaña de desinformación que propagó la falsa teoría de que el virus del VIH/SIDA había sido creado en laboratorios militares de EE.UU. (Fort Detrick), con el propósito de desacreditar a Washington y sembrar el pánico a nivel global. Más adelante, profundizo sobre esta operación a detalle.
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el aparato de inteligencia ruso heredó gran parte del conocimiento y los métodos de la extinta KGB. Si bien el contexto geopolítico cambió drásticamente, muchas de las tácticas utilizadas en las medidas activas —desinformación, propaganda encubierta, infiltración, etc.— se han mantenido vigentes en la práctica, aunque adaptadas a nuevas realidades tecnológicas y estratégicas.
Si bien el término «medidas activas» (aktivnye meropriyatiya) ya no es tan empleado de forma oficial, la práctica de influir en la opinión pública y en procesos políticos de otros países sigue viva, ahora con un enfoque adaptado a entornos digitales y a la “guerra informativa”.
En resumen, los conocimientos de la KGB sobre “medidas activas” han sido actualizados y reforzados en la actualidad, aprovechando las herramientas tecnológicas y adaptándose a un entorno globalizado. Si bien la Unión Soviética ya no existe, las estrategias de injerencia política, la desinformación y la manipulación de la opinión pública siguen formando parte central de la rivalidad entre potencias, con nuevos canales, enfoques y alcances.
La subversión ideológica, tal como la describió Yuri Bezmenov, es una estrategia a largo plazo cuyo objetivo es transformar los valores y la percepción de una sociedad para hacerla vulnerable al control de un adversario sin necesidad de una guerra convencional. La KGB aplicó este principio a gran escala durante la Guerra Fría, promoviendo ideologías comunistas, debilitando los valores tradicionales en Occidente y sembrando desconfianza en sus instituciones. Este proceso sigue las cuatro etapas definidas por Bezmenov:
La Operación INFEKTION, como ya adelantamos, es un caso claro de desinformación estratégica, una de las herramientas más utilizadas en las medidas activas. Siguiendo la lógica de la subversión ideológica, la KGB diseñó esta campaña para debilitar la confianza del público en el gobierno de EE.UU. y fomentar el antiamericanismo a nivel global. Esta operación aplicó tres principios clave de las medidas activas:
Este tipo de operación ilustra cómo las medidas activas pueden alterar la percepción pública a gran escala sin necesidad de intervención militar, sembrando la desconfianza en un enemigo y debilitando su influencia global.
Mientras que la Operación INFEKTION utilizó la desinformación, la Operación Trust (1921-1926) aplicó otra táctica clave de las medidas activas: la infiltración y manipulación de redes opositoras. En este caso, la Cheka/OGPU utilizó una organización ficticia para atraer a sus enemigos y neutralizarlos sin necesidad de represión masiva. Esta operación se alineó con las medidas activas en varios aspectos:
Esta operación demuestra cómo las medidas activas pueden manipular no solo la percepción de las masas, sino también la conducta de grupos específicos, desorientando y paralizando a los enemigos del Estado soviético.
Por Roberth Estratega
Analista de Inteligencia
3 respuestas
Estimado Roberth,
Tu artículo es un excelente análisis sobre la evolución de las Medidas Activas de la KGB y su continuidad en la estrategia rusa contemporánea. Destacas con precisión cómo la desinformación y la manipulación psicológica han sido herramientas clave para influir en la geopolítica global, desde la Guerra Fría hasta la era digital.
Me pareció especialmente interesante la forma en que abordas la transición de las tácticas soviéticas a la guerra híbrida moderna, con ejemplos como la Operación INFEKTION y la Operación Trust, que ilustran cómo estas estrategias siguen vigentes con nuevas herramientas tecnológicas.
Desde mi experiencia en gestión integral de riesgos y protección civil, considero que la desinformación no solo es un desafío en el ámbito geopolítico, sino también en la gestión de crisis y emergencias. Las campañas de influencia pueden agravar situaciones de desastre al distorsionar la percepción pública y dificultar la toma de decisiones informadas.
Tu trabajo aporta un gran valor para entender cómo estas estrategias afectan la seguridad y la estabilidad global. Te felicito por la profundidad del análisis y la documentación utilizada.
Un fuerte abrazo,
Rafael Moya
El detalle cronológico de las medidas que describe, aclara la influencia que va ejerciendo la narrativa socialista a los largo de los años en nuestro continente, al igual que las psyops como parte de la influencia norteamericana.
Vino a mi memoria a agrandes rasgos, como el movimiento social en mi país, Bolivia, en los años 70 se acrecentaba al amparo de la igualdad social contra la explotación y como consecuencia la instauración de regímenes militares que, sustentaban sus acciones en la necesidad de la protección del país ante el socialismo que nos llevaría a vivir sin libertad.
Aunque han pasado décadas y nuevas generaciones, las narrativas de uno y otro llegan con mas efectividad y la lucha continua, con una herramienta intermedia de la democracia y ahora los derechos humanos, como mecanismos para lograr un balanceo de la balanza, que en la pugna por el poder.
La labor del consultor y asesor político, con la visión que nos dan las operaciones psicológicas y las medidas activas, realmente requiere de un valor ético, que oriente con eficacia una campaña o una gestión gubernamental.
Dr. Roberto, gracias por el tema propuesto.
Debe felicitarlo por su capacidad y su alto nivel de profesionalidad, un analisis que no hay que agregar nada
La medidas activas de la KGB.
Un plan muy sarcatico y subresalido a los tiempo, este plan buscaba extorsionar y desinformar al mundo.
¿Y porque todo este plan en contra de Los Estados Unidos de America?,
Sencillo porque Estados Unidos tienes i fluencias en todas la parte del mundo
Porque los USA. Representa el poder economico de todo el continente Americano
Para mantener la Narrativa del Socialimo.
Para que USA perdiera pretigios y categoria Internacional.
Tambien ahi que mencionar la forma como rusia llevó a cabo este plan sarcastico de una forma muy estrategicas en busca de su objetivo. La desinformacion tuvieron un efecto favorables, aunque no permanente pero pudieron realizar un impacto en la sociedad, el cual hizo que una gran parte de la poblacion mudial pusiera en cuestionamiento la veracidad de USA,
Esta guerra no solo buscaba que el Socialimo fuera mas fuerte, sino tambien que le mostraba al mundo una rusia mas fuerte, mas solida y con mayor desarrollo, tambien busca generar un miedo en la mayor cantidad de la poblacion mundial.
La desicion que tomó la KGB de infiltrarse en partido politicos, sindicatos, Organizaciines religiosas y grupos Estudiantiles con el proposito de influir en su dinámicas internas, ademas de sembrar discordia tambien podian incidir en cualquier desicion.
Es una forma de controlar al adversario, en fin ninguna guarra hay juego limpio
Tampoco en ninguna campaña Electoral, se trata de derribar a tu adversario.