Con unas elecciones que se realizarán en medio de la pandemia de COVID-19, la campaña para la próxima contienda electoral se ha desarrollado especialmente en redes y la aparición de los candidatos en medios de comunicación.
Después de la continua crisis política que el país experimentó por los enfrentamientos entre el Legislativo y Ejecutivo, además del impacto del caso Lava Jato que arrasó con la clase política, la intención de voto de la población no está claramente definida.
Las últimas encuestas como las de Ipsos o IEP muestran que un 33% de los ciudadanos aún no saben por quién votar y unos cuantos candidatos superan el 5%. Forsyth encabeza la intención de voto con 13%, seguido de Mendoza (8%), Lescano (7%) y Fujimori (6%), lo que hace que 3 candidatos (y otros que les siguen de cerca) compitan por el segundo lugar.
En un contexto como en el que vivimos, las encuestas sobre la intención de voto pueden jugar un papel más relevante. Los candidatos no pueden desplazarse como antes para realizar sus actividades de propaganda, teniendo que confiar en la publicidad en medios de comunicación y redes para prevenir el contagio de coronavirus. El problema es que gran parte de la población no cuenta con internet (60.3% según INEI) dificultándose el informarse para el voto, teniendo que apoyarse en los medios de comunicación más tradicionales o las encuestas.
Nada está dicho aún. En las elecciones pasadas destacó el antivoto para llegar a la Presidencia y ahora la mayoría de población siente que no hay por quién votar, a pesar de que la mayoría piensa participar (86%), siempre con el riesgo latente de un aumento de casos de COVID-19 y una posible postergación de los comicios.
Así pues, la situación obliga a los candidatos a cambiar la dinámica en la campaña, haciendo que la influencia de los medios de comunicación sea aún más grande. De ahí la importancia de una adecuada estrategia para llegar a los electores de forma virtual que permita atraer la gran cantidad de votos indecisos para abril próximo