En Colombia, así como en todo el mundo, se ha ido creando esa nueva realidad en la que los jóvenes, a través de los nuevos canales virtuales, están participando activamente en temas de las diferentes problemáticas que está enfrentando la sociedad y que han venido ganando mayor relevancia e impacto global. Sin embargo, su participación política de los y su respectivo involucramiento en el sistema democrático y dentro de las instituciones, no es la más relevante.

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), hasta julio de 2020, la cifra de los jóvenes entre los 18 y los 26 años, oscilaba al rededor de los 8 millones, es decir, el 16% de la población en Colombia. Similarmente, la Registraduría Nacional estima que durante las ultimas elecciones solo ejercieron su derecho al voto 3 millones de jóvenes, lo que da paso a debatir cómo estos están participando realmente en la política colombiana y a qué se debe la gran abstención que se refleja partiendo de estos datos.

Es importante señalar que, existen mecanismos no formales de participación, en los que se puede considerar una mayor concentración de fomento hacia su protagonismo. Para ilustrar mejor en este punto, pongamos por caso las diferentes marchas pacíficas (algunas), en las que están posicionando agendas contundentes frente a los diferentes temas que no se reflejan con gran fuerza dentro de la institucionalidad y por consecuencia en las políticas publicas del país. Y es que, son las nuevas generaciones quienes se enfrentan principalmente, a las profundas transformaciones en la arena pública.

Esta nueva configuración de la participación juvenil, alejan aun más a la política tradicional, la cual involucra las acciones participativas de democracia en movimientos u organizaciones, como por ejemplo la afiliación a un partido político, el voto, entre otros. Por tanto, la implementación de herramientas tecnológicas como mecanismo de participación ciudadana, se está constituyendo como un puente directo entre la sociedad, ya que facilita el acceso a la agenda pública, los programas de Gobierno o los planes de desarrollo.
En este sentido, los jóvenes están generando una profunda transformación en la manera en la que se ve y se participa en la política. La forma como se aproximan y vinculan a los debates políticos, con la articulación de sus opiniones, comportamientos y acciones en la arena pública, podrían estar demarcando el futuro próximo de un nuevo estilo de democracia.

Así, la fusión de todos estos conjuntos sería crucial para incrementar y fomentar una mayor participación juvenil dentro de la sociedad. La juventud debería ser tomada en cuenta más a menudo dentro de todo el espectro político, considerando que son la base del futuro. Así como también, se constituyen como un recurso vital para la sociedad, el desarrollo económico y la formulación de nuevas normas y políticas dentro de un gobierno.
En particular, llama la atención la realidad de la enorme inconformidad hacia las instituciones políticas y hacia el sistema electoral tradicional, sobre la percepción de los jóvenes que se traduce en apatía. Esta realidad, evidencia principalmente que, los jóvenes se alejan es de aquellas prácticas políticas cercanas a la democracia representativa, que solo se basa en partidos políticos y en elecciones. Hay que tener en cuenta que en la actualidad los jóvenes se esfuerzan por tener un mayor reconocimiento en el interactuar con la sociedad desde la participación ciudadana.
En definitiva, los jóvenes con su expresión social, política y cultural, instan a el fortalecimiento del Estado Social de Derecho colombiano, y de la misma forma, a las dinámicas de modernización. En este sentido, es válido preguntarse si sería conveniente la formulación de nuevos espacios de participación donde los jóvenes puedan ser escuchados como actores con voz y voto en la toma de decisiones y, que con sus diversos intereses tengan la capacidad de incidir en la construcción de país.