En el canal TC televisión (incautado en 2008 por el gobierno ecuatoriano y, desde entonces, bajo su control), se estrenó el programa La Posta XXX, que en su primera emisión, los presentadores Luis Eduardo Vivanco y Anderson Boscán, realizaron un segmento en el que clavaron dardos en una fotografía de Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Mientras lo hacían a su vez leían un acróstico de seis palabras cuyas iniciales formaban la palabra CABRÓN. Después del programa Iza anunció que presentaría acciones legales contra los presentadores por “racismo y discriminación”.
Iza enfatizó que este caso es el claro ejemplo de que los parámetros para precautelar la libertad de expresión y la libertad de prensa deben ser analizados y se debe reconsiderar si pueden emplear la autorregulación. En su opinión, la mayoría de medios del país no están preparados. Con este argumento, el líder indígena dijo que la Ley Orgánica de Comunicación se debe mantener, aunque reconoce que debe ser reformada para que no sea una “Ley Mordaza”.
Cuando en el programa La Posta XXX los presentadores se refirieron al presidente de la Conaie de una forma que pretendía ser graciosa e irreverente, reabrieron un debate con múltiples y embrolladas dimensiones; libertad de expresión, autorregulación de medios, control estatal, uso del derecho penal, racismo y discurso de odio; todos puestos al mismo nivel.
Vale recordar también que las movilizaciones indígenas de octubre de 2019 fueron una demostración de vandalismo y atropello al ser humano así también como a la propiedad privada, pues no se respetó a nada ni a nadie, se tomaron rehenes, se destruyeron y quemaron bienes públicos, como el edificio de la Contraloría, actos todos que generaron el repudio ciudadano y que no deben repetirse jamás.
Definitivamente, no fue correcto, por violento o intolerante que se haya mostrado en sus actuaciones el presidente de la Conaie, calificarle e insultarle públicamente, situación que afecta también a su familia y entorno, porque de seguro quienes hacen La Posta valoran el esfuerzo del trabajo en el campo y, en un afán de romper esquemas tradicionales en TV, se les fue la mano.
Necesitamos acuerdos para una convivencia común democrática y sin exclusiones. Nadie es “pera en dulce”, dice el refrán criollo, pero todos merecemos respeto.