La articulación del ambiente político en Colombia conlleva a la necesidad de analizar los fenómenos que se están desarrollando a un año y un poco más para las elecciones de 2022. Dentro de un panorama altamente volátil y cambiante, el Observatorio de Partidos Políticos (OBPAR) de la Universidad Nacional de Colombia, abordó varios aspectos que se deben tener en cuenta en torno a los próximos comicios, especialmente en la larga y sonada lista de los candidatos por la carrera presidencial.
En este momento, la contingencia de la lista de los posibles candidatos se ha ido modificando con el tiempo, por lo que no resulta útil o necesario estudiarlos uno a uno. De la misma forma, el OBPAR argumenta que tendencia de listas abiertas para generar una verdadera existencia de las garantía políticas y democráticas, agudiza las grandes falencias en los procesos democráticos, especialmente en los internos de los partidos.
En Política, es inevitable la alineación de las diferentes posiciones ideológica. La dicotomía entre derecha e izquierda, siempre estará presente para denominar los polos ideológicos de los diferentes grados y extremismos. Así, en el país todas esas posiciones ideológicas, incluso las de centro, se enfrentaran en la próxima contienda electoral, ya que dentro de este espectro, es correcto hablar de la división, casi en mitades, entre el apoyo a la oposición y al tradicionalismo.
Hasta ahora, en Colombia no ha existido un gobierno propiamente dicho de izquierda. De ahí que, el hecho que más revuelo está teniendo es el estudio electoral que muestra a Gustavo Petro liderando la intención de voto, quien mezcla una posición socialdemócrata con agendas de una nueva la izquierda. Y seguido por Sergio Fajardo, de la centro-izquierda, o lo que se conoce como la socialdemocracia. Con una postura ligada a un orden social pacífico, democrático y orientado al liberalismo social moderno.
Por este motivo, hay que ver, en todo caso, qué puede suceder en 2022. Las encuestas demuestran varios indicadores que pueden ser positivos para unos candidatos, pero esos números también indican un mayor desafío: conquistar a los más dispersos y blandos. Además, no se puede menospreciar la fuerza aberrante, como se ha visto, y que suma millones de votos definitivos en las urnas para la derecha y el uribismo, y que aún no se ha manifestado totalmente con un precandidato en concreto.
Como están las cosas actualmente, todos están moviendo las fichas para concretar una gran alianza que defina una candidatura para la consultad en marzo de 2022. Por lo que el acuerdo se deberá concretar antes de finalizar este año. Puesto que, los resultados dependen de la forma en que estas se construyan para llegar realmente fuerte a primera vuelta y sacar la mayor votación. El problema es que, nada se tiene asegurado y podría ocurrir lo mismo de 2018, con los resultados distantes entre las encuestas y la realidad.
Cabe destacar que todos los grupos de partidos y movimientos son totalmente inestables, partiendo de las grandes divisiones internas sobre a qué grupo pertenecen realmente. En ese sentido, es probable que salga más de un candidato por grupo, y se incrementen aquellos candidatos que tienen propuesta abiertamente personalista e independientes de sus grupos. En últimas, el OBPAR argumenta que, esto se debe a la poca o casi nula presencia mediática de los partidos, y dejando de lado a su vez, el trabajo real de escoger y promover una sola candidatura y toda su función en material electoral. Estas divisiones internas adoptan estas conductas que son aberrantes para una democracia y, aunque pueda sonar extraño, varios lideres no tendría problema de apoyar candidaturas aun cuando sean alejadas de sus partidos. Y es que así es de dinámica y poco estática la política colombiana.