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Las alianzas políticas: un ejercicio meramente coyuntural

El ejercicio electoral en diversos países, por no decir en todos, es visto como una actividad democrática en donde la libre decisión de elegir a nuestros mandatarios, además de estar amparado por las leyes de un territorio, es visto como una celebración de libertad en búsqueda de mejores vías de desarrollo de una nación, ahora bien, el espectro político es variado y cada bando ideológico tiene propuestas que según ellos o ellas, son las más adecuadas para desarrollarlas en el momento coyuntural que vive un país, cosa que también esta bien.

Pero ¿qué podemos decir o pensar cuando tenemos una innumerable variedad de candidatos que, si bien tienen todo su derecho de ejercer su participación, pero que de alguna manera fragmentan la votación del electorado y merman la dinámica de conocer todos los proyectos políticos disponibles sobre la mesa?. Por ejemplo, ¿acaso un mayor número de candidatos aspirantes a la presidencia de un país es más saludable para una democracia que solamente uno o dos por cada corriente ideológica?, ¿Es mejor tener cerca de una veintena de actores políticos que aspiran ocupar una silla presidencial que solamente dos o cuatro? Pues no, suena increíble y hasta absurdo ya que se pensaría que mientras más opciones hay, más variedad de ideas, de proyectos políticos o incluso más democracia existiría, sin embargo, es todo lo contrario.

Basándonos en la realidad latinoamericana y su idiosincrasia, las sociedades no se empapan de las propuestas de todos los candidatos que buscan una dignidad política y se limitan a votar por el de su preferencia basado en gustos, en discursos, en la venta de ideas cuyas varias de ellas no van a ser realizadas y basado en un afecto o vinculo emocional. Los temas coyunturales que benefician a un país pasan a un segundo plano, y en realidades donde los candidatos sobrepasan la docena es casi imposible analizar todos los proyectos políticos que se difunden a la ciudadanía, por ende, se merma la capacidad de interpretar cual es el mejor dignatario y el espectro electoral se fragmenta a tal punto que el que gane será en un espacio donde el voto a voto será indispensable antes que una victoria de grandes mayorías.

Actualmente, los estrategas políticos, asesores y demás colaboradores que trabajan codo a codo con los candidatos se han dado cuenta de aquello y han buscado ciertos mecanismos que les permita unir fuerzas y generar una mayor votación frente a otros adversarios que sí poseen mayorías ciudadanas. Uno de estos mecanismos son las famosas alianzas o frentes nacionales que si bien no dejan de ser partidos políticos distintos, buscan unificar sus acciones y lanzar un solo candidato para aminorar una posible fragmentación ante las próximas elecciones de un país, independientemente de si son seccionales o presidenciales.

Movimientos de izquierda se unirían (todos o casi todos) y lograrían un candidato de izquierda, la derecha haría lo propio y quizá muchos otros harían caso omiso de esta estrategia y seguirían en su camino por una dignidad. Estas alianzas es algo muchas veces acertado y digo muchas veces porque tal mecanismo no garantiza que el electorado a favor de un actor político crezca como se lo espera. Tras de ello debe haber un estudio de la población para determinar si la militancia de mi partido se identifica con las ideas del movimiento con el que me voy a aliar y ello quizá me de una respuesta de si lo que estoy haciendo como partido político sirva o me hunda aún mas.

Las alianzas son beneficiosas para una sociedad porque facilita a un mandante la posibilidad de conocer más sobre los candidatos que corren en un elección, ya que se entiende que la cantidad de actores políticos se aminora considerablemente y todo se reduce a propuestas de izquierda, centro o derecha. Las sociedades también deberían tener un poco más de análisis crítico de lo que pasa dentro de sus espectros políticos  y entender el porque de la candidatura de tal persona. Otro mecanismo que se usa en elecciones y que no está ligado a la victoria real de aquella elección son la simple presencia de un candidato dentro de la carrera por una dignidad, es decir, estar dentro de un espacio político coyuntural para lograr una popularidad y lograr metas secundarias, por ejemplo, la carrera por la presidencia de un país no necesariamente involucra a grandes actores políticos que son consientes que pueden ganar sino que también se conforma de otros aquellos que son consientes que no van a ganar pero que su participación puede lograr una dignidad parlamentaria, una dignidad regional, otra en la representación ciudadana, en el sistema jurídico-fiscal y en otros espacios donde tal movimiento pueda generar un impacto más fuerte como partido político de cara a futuras elecciones y por supuesto con mayores posibilidades de ganar ahora sí, una presidencial.

Todo es cuestión de estrategia y las alianzas son una de ellas; recordemos que estas acciones son coyunturales , es decir, no serán trascendentales una vez que termine el periodo electoral sino que se buscará un beneficio en el espacio tiempo del presente o del futuro de forma temporal.

Andrés Loja Correa

Licenciado en Comunicación Social con mención en Periodismo de Investigación, Experto en Comunicación Política por la Universidad Indoamérica y Consultor Político certificado por Goberna, Productor audiovisual, Editor General de Contenidos, CEO de Vizzore Comunicación.

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