“Somos IRREPETIBLES, cada uno tenemos una “huella dactilar neuronal”; nuestras conexiones neuronales, aunque semejantes, son distintas para cada cerebro, la distinción neuronal.”
Dr. Eduardo Calixto (2022)
I. Neuropolítica y la efectividad de los mensajes políticos
El estudio del cerebro y de la multiplicidad de beneficios que aporta a la vida y la salud mental del ser humano con las aportaciones de neurocientíficos como el Dr. Facundo Manes, la Dra. Nazareth Castellanos, la Dra. Marian Rojas Estapé o el Dr. EduardoCalixto , nos permiten tener las bases científicas para poder hablar de nuevas neurodisciplinas que como bien cita Antoni Gutiérrez-Rubí , nos permiten tratar de descifrar el misterio del comportamiento humano en la política. Concretamente, en las decisiones que el ciudadano debe tomar al momento de hacer una elección políticamente hablando (y absolutamente todas las demás en todos los ámbitos de su vida).
¿CÓMO TOMAN LAS DECISIONES ELECTORALES las personas?…
En palabras de Daniel Eskibel , lo primordial sería entender cómo: “el cerebro del votante es un laberinto. Un laberinto oscuro donde se interna el propio votante con la tarea de encontrar la salida, la única salida: decidir a quién vota y a quién no vota”.
Y es precisamente aquí en donde hacen su aparición la aplicación de la Neurocomunicación y la Neuropolítica, para ayudarnos a definir la manera en que los mensajes hacia la ciudadanía llegan y, más importante aún, cómo se posicionan en la mente del potencial electoral para lograr un efecto deseado.
La mayoría de los autores coinciden en que Neurocomunicación es el resultado de los procesos cognitivos y sinápticos que ocurren en el cerebro al recibir un estímulo cuya finalidad es producir un acto comunicativo que, a su vez, induzca a una respuesta o retroalimentación inmediata. Mas, ¿cómo se da la Neurocomunicación dentro de la Comunicación Política y sus ámbitos electorales, de campaña y de posicionamiento gubernamental?
Es simple: se ofrece un estímulo político al través de un mensaje (visual, retórico, memorístico, corporal -por mencionar algunos de ellos-) que induzca a algún tipo de reacción emocional y por ende, se reciba una respuesta.
¿Cuál respuesta? En el mejor de los casos, la que esperamos obtener. Sin embargo, ¿qué sucede si el estímulo no logra el efecto planeado y la respuesta es totalmente opuesta o hasta inesperada?…
¿Qué es lo que sucede en ese viaje sináptico para que no se logre el objetivo en el elector o más aún, en el votante sencillamente porque ya tiene instalados una serie de conceptos, creencias, presupuestos o predisposiciones perceptivas, no del todo positivas?
Y es aquí, cuando nos atrevemos a hablar de un MINDSET POLÍTICO LATINOAMERICANO que tendríamos que analizar más a profundidad para poder buscar que la percepción del ciudadano latinoamericano se acerque cada vez más en sentido totalmente positivo, a la credibilidad y confianza hacia las instituciones políticas, los representantes ciudadanos y principalmente, los gobernantes.
Sin embargo, hablemos de la parte de la percepción y emociones de los ciudadanos.
II. PERCEPCIÓN Y EMOCIONES EN LA CIUDADANÍA
Hablar de percepción y de emociones, nos remite invariablemente a hablar de inteligencia emocional, la que se refiere a la capacidad de reconocer las emociones -sensaciones o reacciones psicofisiológicas tanto propias como ajenas- y de gestionar nuestra respuesta, acciones o actitud ante ellas.
¿Y la percepción? En cualquier persona, la percepción es la primera impresión que se impregna en el cerebro de lo que nuestros órganos sensoriales y sistema nervioso reciben. No obstante, la percepción integra una complejidad mayor en la que directamente intervienen elementos como el entorno, el contexto; la cultura, los valores y las experiencias subjetivas y como tal, dentro de esa subjetividad, la percepción genera una emoción (positiva o negativa) que por ende, provoca una acción, una actitud y una respuesta en el ciudadano o el ser humano en general.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de un MINDSET CIUDADANO desde la Neuropolítica para Latinoamérica?
Hemos llegado al punto en que debemos plantear los recurrentes cuestionamientos (y más en tiempos electorales):
¿Cómo tomamos decisiones las personas en cualquier ámbito de nuestra vida y más aún, cómo tomamos decisiones al momento de votar o decidirnos por algún candidato o alguna propuesta política?
¿De qué manera se vincula la imagen, el mensaje, la comunicación y la percepción del político o del candidato en la mente de los ciudadanos y su gestión de las emociones?
Porque una realidad ineludible, es el hecho de que prácticamente la mayor parte de los ciudadanos de Latinoamérica, tienen una percepción negativa hacia todo lo relativo a los temas políticos, manifestando un descrédito generalizado hacia la corrupción de los gobernantes, los partidos políticos y las administraciones públicas.
En el Informe del Latin American Public Opinion Project del Barómetro de las Américas entre julio y julio de de 2021 se menciona que: “El 61% de latinoamericanos considera que la democracia es la mejor forma de gobierno, sin embargo, el apoyo a la democracia no ha recuperado los niveles registrados hace una década. Además, los latinoamericanos creen que la mayoría de políticos son corruptos, El estudio realizó una medición para analizar el apoyo a la democracia en la región, la confianza en las elecciones, los sistemas políticos de preferencia, la percepción frente a la corrupción, entre otros… ( ) Casi dos tercios de las personas de Latinoamérica y el Caribe creen que la mayoría de los políticos son corruptos.”
Con todo lo anteriormente expuesto, ¿será posible pensar que con la ayuda de la Neuropolítica, Neurocomunicación y las Neurociencias, se pueda incidir en un cambio del ánimo social de los ciudadanos para comenzar a cambiar la percepción de la ciudadanía hacia los políticos, los partidos y principalmente, las autoridades de gobierno de cualquier latitud geopolítica?
¿Será verdad que existe un MINDSET CIUDADANO a nivel Latinoamérica que no permite que cambie la percepción prevaleciente de que los políticos (todos o la gran mayoría) son corruptos?
Quizá sea el momento de replantearnos el cómo haremos que, efectivamente, la NEUROPOLÍTICA sea el puente emocional que conecte la vocación política verdadera con los anhelos de un mundo mejor para cualquier ciudadano.