Quizá este es uno de los temas que más ha rodado dentro de los medios de comunicación, no solo nacionales sino internacionales. La perspectiva de descontento social que aborda los acontecimientos que rodean la historia de Colombia, hacen mención al conflicto interno que se vivió por más de medio siglo, y que más que afectar a la población civil, degradó los derechos humanos de los mismos.
Indudablemente, del conflicto interno se derivaron muchos problemas o fenómenos coyunturales de todo tipo que hoy en día, hacen parte de los procesos sociales y políticos que se libran en el país. Más allá de versiones oficiales o de los múltiples puntos de vista que nos puede ofrecer la historia, existen hechos fuertes y desgarradores que colocan en riesgo de nuevas amenazas que marcan la vida de la población en general, y que son “herencia” del conflicto.
En la actualidad se siguen suscitando hechos de violación de los derechos humanos y delitos de lesa humanidad. En este sentido, actos como desapariciones forzadas, masacres o muertes selectivas son algunos de esos actos violatorios que se creían haber acabado con el establecimiento de una justicia paralela sobre la resolución de conflictos con el acuerdo de paz. Por tanto, varios de los expertos en el tema, vienen planteando que el país requiere con urgencia acciones que conlleven a una solución del conflicto interno, pero de manera estructural y no superficial.
Así, uno de los acontecimientos sucedidos en el pasado en relación con la perpetración de los crímenes que se ven hoy, son las circunstancias de masivas o sistemáticas masacres que se han venido presentando desde hace un par de años atrás. En este punto, es importante hacer mención que el término “masacre” se entiende como “el homicidio intencional y simultáneo de varias personas (3 o más) protegidas por el Derechos Internacional Humanitario (DIH), y en estado de indefensión, en iguales circunstancias de tiempo, modo y lugar” (Indepaz).
Registros informan que desde 2018, el incremento en el numero de masacres, ha sido de manera constante, dejando al 2020 como el año con la tasa más alta registrada desde el 2014, dejando un total de 76 masacres con 292 asesinatos. Casi que el doble con relación al 2019, según datos del informe anual expuesto por la Oficina de la Alta Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Adicionalmente, diversos informes concluyen que en la situación actual del país, se ve «una intensificación de la violencia y un aumento en el control territorial y social por parte de grupos armados no estatales y grupos criminales». Ya que en lo que va corrido de este año, 63 es el número de masacres que se registra en el país.
Son muchas las “razones” que explican este contexto, sin embargo, se podría decir que la causa principal es la mala implementación del acuerdo de paz, el cual en la práctica, no se ha cumplido ni ha tenido los resultados que se esperaban. De igual manera, la presencia del Estado no está siendo integral en cuanto a la protección poblacional y así mismo, la incapacidad del mismo por no ajustar políticas que prevengan estos casos de violencia.