Columna de opinión sobre la estartegia de apelar a la compasión
Desde que empecé a trabajar en el mundo de la consultoría se me ha hecho prácticamente imposible no ver la estrategia detrás de las declaraciones públicas de las figuras de poder, en caso haya una estrategia, claro, aunque sabemos que cuando no la hay las cosas no suelen salir bien. Con motivo de una conversación con mis alumnos del “curso internacional de consultor político”, pensé que sería interesante recordar algunos casos donde se utilizó la compasión como estrategia política.
La estrategia de la compasión es una técnica de comunicación política que busca generar empatía y solidaridad hacia una figura pública en momentos de crisis o dificultades. Esta técnica se enfoca en utilizar las emociones del público para lograr una respuesta favorable hacia una causa o una persona, y se basa en la premisa de que el apoyo popular puede ser un factor importante en la resolución de situaciones complejas.
En muchos casos, esta estrategia se utiliza en momentos de encarcelamiento de líderes políticos o en procesos judiciales. Al generar empatía hacia una figura pública, se busca movilizar a la opinión pública y presionar a las autoridades para que tomen medidas favorables. Esta técnica también puede ser utilizada para generar simpatía hacia una causa o un partido político en momentos de crisis.
En los últimos años, hemos sido testigos de numerosos casos en los que líderes políticos han sido encarcelados y han recurrido a este recurso para generar compasión entre los pobladores. En estos casos, los líderes políticos han utilizado sus habilidades para manipular las emociones del público con el objetivo de generar simpatía y solidaridad hacia su causa, en muchos casos para evitar o reducir las consecuencias de su encarcelamiento.
Los líderes políticos pueden emplear diversas tácticas emocionales con este fin, estas incluyen llorar en público, declarar enfermedades o peligros de muerte si son encarcelados o hacer declaraciones públicas de arrepentimiento o asumir responsabilidad por sus acciones. Estas tácticas pueden ser muy efectivas para generar una conexión emocional con la población y ganar su simpatía. Mostrar el sufrimiento de familiares por la situación (los hijos por ejemplo) o compartir partes emotivas de sus historias personales también son tácticas comunes, aunque estas ya no pueden ser utilizadas en todos los casos.
Un ejemplo reciente de la estrategia emocional aplicada en un caso de encarcelamiento político se puede ver en la situación de Alexei Navalny en Rusia. Navalny, un líder de la oposición rusa y crítico del presidente Putin, fue encarcelado en febrero de 2021 por violar los términos de su libertad condicional. En un intento por generar apoyo popular y presión internacional para su liberación, Navalny inició una huelga de hambre y su equipo de campaña difundió imágenes y testimonios de su deterioro físico. Esta estrategia logró que miles de personas salieran a las calles en todo el país para protestar contra su encarcelamiento, y también llamó la atención de la comunidad internacional.
Otro ejemplo destacado es el de Lula da Silva en Brasil. Lula, un ex presidente brasileño y líder del Partido de los Trabajadores, fue condenado por corrupción y encarcelado en 2018. Durante su encarcelamiento, Lula mantuvo una presencia pública constante, hablando regularmente con sus seguidores y líderes políticos. También utilizó la estrategia emocional para generar simpatía hacia su causa. En varias ocasiones, Lula apareció llorando en público y hablando de su difícil situación personal. Estas acciones lograron que muchos brasileños se solidarizaran con su causa y generaron una gran presión internacional para su liberación.
Para no irnos tan lejos, en Perú tenemos estos casos hasta en la sopa. Las imágenes de Keiko llorando antes de ser encarcelada por prisión preventiva se pasaron en todos los noticieros del país, incluso los que no la apoyaban, simplemente porque políticamente es una imagen poderosa. Tenemos a su ex esposo de Keiko y su huelga de hambre, también las imágenes del ex-presidente Alberto Fujimori siendo traslado al hospital mientras se pedía el indulto. En casos más recientes está el ex-presidente Toledo declarando “le pido a la justicia del Perú que no me mate”.
Tal vez en los últimos ejemplos dados no se evidencie tanto la efectividad de esta estrategia porque el juego político en Perú es bastante complejo, pero es importante señalar que existe una estrategia detrás de este tipo de accionar específico. Y no, emocionarse ante una cámara no va a evitar que nadie vaya a la cárcel, pero si la situación es propicia y ya existía cierta movilización, cosas pequeñas como la actitud que se toma ante una orden o sentencia puede marcar la diferencia en la formación de la opinión pública.
Espero que la nota de hoy les gustara, si quieren saber más no olviden visitar nuestro fondo editorial.