Como bien se sabe, desde el 28 de abril, miles de personas se han tomado las calles de las principales ciudades de Colombia, en donde se han dado diferentes tipos de escenarios que van desde el pacifismo hasta la violencia. En este sentido, aún reina la tensión por parte de todos los sindicatos y de las organizaciones sociales propiciando la continuidad del paro ante todo este descontento bastante generalizado.
Piden principalmente, que se den cambios en la Policía de manera estructural, se oponen a la reforma de la salud (que según, fue la razón del por qué no cesa el paro), quieren que se cumpla el acuerdo de paz firmado en el 2016, haciendo énfasis en la protección de lideres sociales y de excombatientes, y por ultimo, rechazan la clara desigualdad y el aumento de la pobreza. Cabe recordar, que todas estas inconformidades del pueblo colombiano son desde hace muchos años y que, si bien, estallaron en el gobierno de Iván Duque, fue porque muchas se exacerbaron en el ultimo año.
Ya van 12 días del paro nacional, y estas nuevas jornadas de manifestaciones hacen más difícil el panorama. La presión social, a través de todos los medios, hizo que el gobierno tuviera la intención de abrir las puertas al dialogo “sin diferencias ideológicas” y convocando a diferentes movimientos políticos, empresariales y también sociales. El miércoles 5 de mayo, iniciaron lo que sería el primer encuentro para avanzar en la agenda que tratará de ponerle fin a esta controversial situación.
Aunque en la conversación participaron representantes de universidades, organizaciones estudiantiles, líderes comunitarios, gobernadores y alcaldes, según el gobierno, muchos fueron los sectores que criticaron que, en esta convocatoria inicial, que debía ser la mas importante, no se tuvo en cuenta a los lideres del Comité Nacional de Paro, ni a los opositores que han impulsado las manifestaciones. Por ahora, nada que se incluyen a las regiones y el Gobierno controla estas conversaciones de principio a fin. Se dice que es más lo que se habla que lo que se escucha.
Por otro lado, se han registrado varias movilizaciones en las carreteras del centro del país por parte de camioneros y taxistas, que se han sumado a la causa, impidiendo el trafico entre las capitales y las localidades cercanas, obstruyendo así, la circulación para abastecer de comida, combustible y otros productos a todo el país. Asimismo, las violentas protestas de los último días, van más allá de la presión y el descontento de los grupos sociales más vulnerables. Adicionalmente, hay decenas de peajes destrozados y cientos de edificios públicos y privados quemados.
Cali, capital del Valle del Cauca y la tercera ciudad de Colombia, se ha convertido en el epicentro de las protestas con los mayores incidentes de violencia entre manifestantes y la fuerza publica. La violencia que parece haberse asentado en esa parte del país, presentó una escalada violenta que fue brutal. En Cali no se ha logrado controlar ni las represiones policiales ni los disturbios y bloqueos. Muchas personas ya han empezado a armarse para defenderse a mano propia, tanto así que el pasado 9 de mayo, se abrió una crisis de enfrentamientos armados entre civiles e indígenas de la zona. Ante todo esto, el gobierno sigue sin hacer presencia contundente en Cali y centralizó el dialogo en Bogotá.
Las respuestas han sido con pañitos de agua tibia si tratar los temas de una ciudadanía y un país totalmente dividido. Se trata de resolver cuestiones sociales fundamentales que ni el gobierno actual ni diferentes grupos políticos del país quieren abordar realmente. Y es que, cómo se puede lograr el equilibrio social en una sociedad extremadamente desigual que aun no logra cerrar las heridas del conflicto interno que duró más de 50 años.
Entre tanto, es totalmente previsible que esto perdure una vez más, además que con vistas a las elecciones presidenciales de mayo 2022, los delineamientos de las posiciones empiezan surgir. Los esfuerzos por un futuro común y una coexistencia pacífica serán una de las cuestiones que volverán a sonar pero que también una vez más, quedaran en un segundo plano en el país en un futuro próximo.