Aunque su nombre no estuvo en las boletas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se perfila como el gran ganador de las elecciones legislativas y municipales de este domingo.
Con más del 90% de las actas procesadas, su partido, Nuevas Ideas, y sus socios obtendrían más dos tercios de la Asamblea Legislativa (Congreso), la mayoría absoluta, con una cantidad de escaños que no se veía en el país centroamericano desde el retorno de la democracia.
La ya casi segura victoria no solo le permitirá a Bukele pasar leyes y aprobar presupuestos sin el contrapeso de la oposición, sino que también lo llevará a controlar prácticamente todas las ramas del gobierno.
Es la oportunidad para que el presidente pueda poner en práctica la agenda de su gobierno y fomentar medidas en beneficio popular sin los lastres y los enfrentamientos que había tenido ahora con el Legislativo.
Sin embargo, los más críticos con el gobierno temen que un «poder absoluto» pueda ser el «fin de la institucionalidad» en el país latinoamericano.