Una semana después del ataque de Hamás en la mañana del 7 de octubre, se evidencia que este incidente representa el mayor revés de los servicios de inteligencia israelíes desde 1973. La magnitud del fracaso fue resaltada por Nitzan Horowitz, opositor de Benjamín Netanyahu y ex ministro de Sanidad, quien expresó en una entrevista que «un ataque como el perpetrado por Hamás el sábado llevaba muchos meses preparándose: había que procurarse armas, entrenar a los soldados, elaborar planes, ensayar la operación, etcétera. Que nuestra inteligencia fuera incapaz de ver esto me deja con muchas preguntas.»
Dos componentes clave de la inteligencia israelí están siendo cuestionados: el Shin Bet, el servicio de inteligencia nacional responsable del contraespionaje y el contraterrorismo, y Aman, la dirección de inteligencia militar. Al parecer, ambos servicios subestimaron la capacidad de Hamás para llevar a cabo un ataque de tal magnitud.
En las consultas previas al ataque, Ronen Bar, director del Shin Bet, y Aharon Haliva, comandante general de Aman, evaluaron la información sobre actividades inusuales en Gaza transmitida por los servicios de inteligencia. Estas reuniones buscaban determinar si la información era creíble. Aunque se discutió la posibilidad de desplegar más tropas alrededor de Gaza, los responsables militares e de inteligencia optaron por esperar más información y solo desplegaron un equipo de fuerzas especiales del Shin Bet y un equipo antiterrorista especializado de Aman.
La oficina del Primer Ministro afirma que este no fue informado sobre estas consultas y solo recibió información sobre la actividad en Gaza el 7 de octubre a las 6:30 de la mañana, justo cuando comenzaba el ataque. Este fallo en los servicios de inteligencia se prevé que tendrá consecuencias, según Azar Gat, profesor de la Universidad de Tel Aviv y especialista en historia y estrategia militar.