Existen elementos fundamentales para el desarrollo y empleo de una estrategia electoral eficaz, hay ciertas variaciones en estos pilares de acuerdo a cada estratega o consultor; El año próximo tenemos elecciones a cargos de diferentes niveles en México, Chile, Perú entre otros países de Latino América, los cuales ya deben estar encaminados en su proyecto de campaña.
Partiendo de la premisa de Joseph Napolitan “una estrategia correcta puede sobrevivir a una campaña mediocre, pero incluso una campaña brillante puede fallar si la estrategia es errónea”. Quiero hablarles de los 3 errores que NO se deben cometer pero que son comunes a la hora de organizar una campaña de elección popular, son elementos clave que hay que cuidar para que se pueda trazar la estrategia correcta, en el tiempo preciso y con las personas indicadas.
Primero: Falta de Orden y actualización de la información.
El punto de partida y la guía para definir la estrategia y las herramientas mediante las cuales se evaluará la evolución en el camino hacia el objetivo determinado, es la información, existen muchos datos es esencial saberlos elegir, plantearte: ¿qué necesitas saber?, ¿dónde buscar lo que hace falta?, ¿cómo obtenerla? y la clave ¿cómo hay que organizarla?; tener un histórico de datos es fundamental, así como recopilar datos actuales acerca de diferentes temas que sirven para enfocar los diálogos, recursos, actividades y sobre todo poder medir lo que tienes, lo que te falta, enfocar las metas por segmentos, conocer el tipo de comportamiento y necesidades en cada sector, para así proceder a asignar tareas y dirigir los recursos de la mejor manera, entre otros.
La realidad es que muchas veces los equipos de campaña no cuentan con bases de datos y si los tienen, no la organizan de una manera práctica para poder encaminar las estrategias, además de la falta de conocimiento sobre qué información fuera de lo obvio puede ser muy útil, pues la sobre información también genera problemas y la más constante de todas no cuentan con herramientas tecnológicas que faciliten el manejo, empleo y/o procesamiento de toda esa información y que se puedan ir alimentando las bases de datos periódicamente, así como los avances en la forma ideal que es en tiempo real.
Segundo: La falta de previsión para el manejo del tiempo de cada etapa en campaña.
Una campaña política para nosotros como consultores empieza de manera no oficial desde antes del comienzo de los periodos electorales, es llamado campaña silenciosa y tiene un tiempo determinado al igual que las etapas siguientes, en cada una de estas hay actividades específicas para desempeñar, conforme a las metas a corto y mediano plazo, para definir tu estrategia sea tierra, mar o aire.
Es típico que arrancan y quieren hacer reuniones de diversos tipos y tamaños, pretenden desplazar propaganda en el momento inadecuado y quieren que pase al mismo tiempo y en los mismos lugares, desconociendo que cada etapa tiene un momento y formas de operar directo o indirecto.
Además es fundamental hacer una adecuada distribución del presupuesto para cada una de las etapas de la campaña, sin dejar de lado un porcentaje del gasto total como fondo para riesgos y emergencias, cuando algo del presupuesto falla se pone en riesgo la operación y se ven obligados a modificar la estrategia.
Suele suceder además de los “gastos hormiga” que ya está bastante identificado que a la larga se convierten en cifras con varios ceros, que cuando las actividades no se apegan al calendario estipulado no solo se salen del contexto, también las finanzas se ven afectadas severamente pues es un efecto domino, las reacciones son en cadena perjudica desde lo más grande o relévate, hasta lo más inesperado.
No puedo terminar este punto sin antes mencionar otro fenómeno no menos importante, el descuido de los tiempos legales y obligaciones del candidato, y de los contrarios por supuesto, del inicio hasta el final, de ahí obtenemos herramientas necesarias, dependiendo la situación que se presente, las podemos usar a nuestro favor para la defensa de la elección o para la impugnación del oponente si así fuera el caso. Es indispensable no permitir el descuido o desorganización en este rubro para que no sea usado en nuestra contra o nos quedemos fuera por ser omisos en algo tan delicado.
Tercero: Una inadecuada distribución de roles.
En muchos lugares es todavía un reto lograr que se entienda que en una estructura de trabajo electoral el esquema es vertical, que se debe tener clara la distribución de tareas, conforme a metas que nos llevaran a alcanzar el objetivo en común, comandados por una persona para dirigir la operación y los resultados deben ser medidos cuantitativa y cualitativamente; que los cargos de mayor responsabilidad sean asignados a las personas con más experiencia, con esto no quiero decir que este en desacuerdo con la participación de la familia o de los amigos, simplemente ubicar a las personas de acuerdo a sus capacidades, posibilidades y de forma que la operación política no se vea comprometida para alcanzar el objetivo de ganar la elección.
Pasa que muchas veces desde antes de que se distribuyan los roles y tareas de una campaña activa dentro del periodo electoral, el candidato ya ha comprometido con patrocinadores, asociaciones o simpatizantes con una fuerte presencia, ciertas tareas que quizá son medulares para el adecuado desarrollo de la campaña, al encontrarse estas situaciones ponen en riesgo el adecuado desarrollo del plan estratégico o la vulnerabilidad del ego de las personas que al final en ambos supuestos se perjudica directamente al candidato y al objetivo.
Son muchos los aspectos que hay que cuidar en la preparación y desarrollo de una contienda, señalo estos tres como los más comunes en mi experiencia y que son los que podrían en un momento dado poner en jaque el desarrollo objetivo de una campaña electoral de éxito.
Yomali Carolina Hernández Lemus.
Lic. En Criminología y Criminalística
Consultora política certificada por Goberna, analista y asesora en tecnopolítica.
México